BILBAO. Antes de la llegada de las guitarras eléctricas, el latido de la calle en los gélidos días franquistas era cosa de los cantautores, la mayoría fieles a unos versos trufados de poesía y metáforas, y anclados a una guitarra de palo. Los tiempos han cambiado y los que sobreviven han adaptado su estilo abrazando vientos diversos. Uno de ellos, el extremeño Luis Pastor, curtido en Vallecas, acaba de cumplir 40 años de vida musical con el disco ¿Qué fue de los cantautores? (Sony), en el que sigue fiel al maridaje de compromiso y poesía. "Aquí me tienen señores, seguimos, cada uno en su trinchera, haciendo de la poesía nuestro pan de cada día", explica el músico, que dedica el álbum a sus compañeros fallecidos, entre ellos a Imanol y Mikel Laboa.
La etiqueta tiene bemoles porque en Estados Unidos son tan cantautor Dylan como Springsteen, Prince o Bon Iver. En el Estado español, no. Aquí está ligada al movimiento que luchó, guitarra acústica en ristre y aliado a la poesía y la ironía, contra esa España franquista con bigote, chusquera y cateta. Y, en el caso de Euskal Herria, con el añadido de la negación del idioma propio. ¿Qué fue de los cantautores? se pregunta Pastor en su disco actual, cuando se cumplen 40 años del primer single, La huelga del ocio, de este extremeño que dejó la escuela a los 14 años para trabajar de botones y se hizo hombre, poeta y cantante en el Vallecas obrero de los 70.
La pregunta que plantea Pastor tiene su aquel porque ¿qué son hoy los raperos de extrarradio, Iván Ferreiro, Pedro Guerra, Ismael Serrano, Javier Alvarez, o nuestros Etxe, Txuma Murugarren o Rafa Rueda? Cantautores, claro. Y es que Pastor, que optó por autoeditarse sus discos hace tanto tiempo o más que muchos músicos indies, tiene claro que los jóvenes universitarios, los chicos de barrio y los raperos poetas que recorren la ciudad con una guitarra en bandolera, diez euros en la cartera, un CD debajo del brazo y cantan allí donde les dejan, son los cantautores actuales. Canten en el estilo que canten.
El músico extremeño se rebela, a través de la pregunta que titula el CD, contra quienes les obligaron a regresar "a tus trincheras con corona de laurel y distintivo de honor" con la llegada de la democracia. El objetivo es que "no diéramos más la lata", canta tras hacer un recorrido por el movimiento y sus protagonistas -"éramos tan libertarios, casi revolucionarios, ingenuos como valientes"-, dar lija al franquismo, criticar también a la izquierda entregada -"cantautor a tus canciones, Zapatero a tus zapatos"- y anunciar que no dará su brazo a torcer. "Aquí me tienen, señores, aún vivito y coleando… de los pocos que quedamos, de los que no claudicamos", escribe el músico, que ofrece un sentido homenaje a los compañeros que ya no están, a los que "nos dejaron su ejemplo, su compromiso y sus canciones". Y cita a "Ovidi Montllor, Carlos Cano, Chicho Sánchez Ferlosio, Hilario Camacho, Imanol, Labordeta, Quintín Cabrera, Mikel Laboa…".
Musicalmente, el álbum muestra el origen de Pastor en los pasajes más calmos y acústicos, pero también donde vive actualmente, ya que algunos de sus recitados emulan los versos del rap. Salta con un pie en la tradición más popular, como constata la desnuda Flor de cerezo, o el chotis Dama cañí, que dedica a los emigrantes, "la savia nueva" de nuestras ciudades, y con el otro ofrece un viaje por estilos diversos, del reggae con timple y trombón de Gaviota a volar, al fado repleto de saudade -"tristeza que se hizo canto"- de Fado destino de mar, pasando por los boleros Corazón dolido y Cartas de arena, las guitarras slide de Los celos y el swing en En balsa de piedra, que evoca al escritor Saramago, al que dedicó un disco reciente.
Los textos del CD también demuestran que Pastor -que cuenta para los coros con su pareja Lourdes, hermana de Pedro Guerra- no se rinde. El cantautor, cuyo primer álbum se tituló Fidelidad, sigue aliándose con la temática amorosa, la poesía y el compromiso humano, social y político. "Aquel que sigue cantando a día de hoy tiene todavía mucho de ingenuo. Sigo siendo un niño para muchas cosas", explicó a Efe el extremeño, que concluye el CD recitando un texto, que denomina Poema, en el que ofrece versos como "ya no hay revolución ni utopías/la esperanza se perdió en las alcantarillas del siglo XX", y critica el poder de los mercaderes que trafican con los desplazados, el hambre, las enfermedades, la miseria, los emigrantes, las armas, el sexo, el turismo, el ocio, la droga... Parafraseándole, hay cantautor para rato.