Bilbao
LOS cartagineses acudían a Ibiza con la idea de mejorar su capacidad fecundadora y servir a Tanit, su diosa por excelencia. Un culto que les permitía llevar una vida más alocada y apasionada. Esa estampa, que todavía muchos asocian a la isla pitiusa, meca del turismo veraniego y el destino soñado de jóvenes de todo el mundo, permanece en una isla tan visitada como inexplorada. Casi siempre, los reportajes sobre Ibiza han tenido un componente superficial y como añade el cineasta alemán Günter Schwaiger, un punto "espantabuelas". "Supongo que meter miedo a la gente a través del morbo vende bien, pero está muy lejos de la complejidad que hace posible que Ibiza se haya convertido en un centro mundial de música y creatividad", añade el director del documental Ibiza Occidente, una vistosa y personal obra que deconstruye los falsos mitos y se introduce en el binomio que representa la isla: el silencio o el ruido. El materialismo o el romanticismo. La creatividad versus la pasividad.
De hecho, el gran valor de Ibiza Occidente, que presenta a varios personajes que viven y trabajan en la isla, es su capacidad estimuladora para captar su esencia: la fuerza transformadora, el erotismo innato, la tolerancia de sus payeses... Schwaiger proyecta un punto de vista alternativo y crítico con los estereotipos. "Estos ataques tan feroces a la isla y su gente me motivaron aún más para dar otra visión. Y no se trata de hacer un panfleto publicitario, pero sí de hacerle justicia", matiza a este diario.
El documental, que se estrenó el pasado viernes en Madrid e Ibiza, se distribuirá en breve a través del DVD. Los amantes vascos de la isla, que no son pocos, podrán acercarse a un territorio que ha cautivado a tantos empresarios o creadores, como Julio Medem, que se enamoró de su vecina Formentera. Digámoslo claro, Ibiza es la idílica proyección de una Euskadi que no se atreve a enterrar sus tabúes. Un vasco, José María Etxaniz, propietario del club Privilège durante años, la discoteca más grande del mundo, podría ser ese paradigma. "Ibiza está llena de personajes interesantes y de todos los lados. Fue una experiencia muy intensa pero muy grata, sobre todo porque conocí gente muy interesante y un lugar muy bello", relata. Cuando empezó a rodar y conoció a un auténtico "descubrimiento" como Alfredo, un veterano Dj que huía de la atrocidad de Argentina, el documental dio un vuelco. Para el creador alemán "es importante que la vida misma coescriba el guión".
Ibiza Occidente emana vitalidad, discurso, pasión e historias. Como la de Ricardo Urgell, fundador de Pacha, quien cree que los jóvenes de hoy "necesitan más para divertirse", así como "una música más agresiva". "Hoy día no bailan, levantan los brazos", resume. El Dj Alfredo echa de menos la época de la espontaneidad y el exotismo. Como cuando Grace Jones podía aparecer entre una multitud sin la tontería de hoy en día. "Quería que no fuera una película exclusiva de estrellas sino que fuera representativa para toda la isla. Seleccionar y descartar personajes fue de lo más doloroso, pero forma parte del oficio", incide. Entre los nombres barajados había algunos vascos.
sostenibilidad Günter Schwaiger, que ya está trabajando en su siguiente proyecto (la violencia de género a nivel internacional), descubrió un lugar que no es perfecto, pero en comparación con la mayoría de los sitios es "un himno a la libertad, a la tolerancia y a la celebración". "El dinero siempre influye de forma negativa en las cosas, pero en Ibiza la gente es muy especial. Eso fue quizás la sorpresa más agradable de todas", señala. En ese aprendizaje continuo de la isla, cree que "muestra que el amor por tu tierra, la tolerancia, la productividad y la creatividad pueden ir de la mano". En ese sentido, tiene claro que el lema "vive y deja vivir" funciona si la gente abre su mente.
En cuanto a la sostenibilidad ambiental, no es tan optimista. "Es una isla que está en peligro de ser superexplotada. Quizás está ya demasiado masificada, pero eso es un reflejo de nuestro mundo actual". Termina lanzando una pregunta rotunda: "¿Serán los millonarios los que se queden con los paraísos y la gente normal con las playas masificadas?".