DONOSTIA. Chillida Leku no volverá a abrir sus puertas al público. En periodismo y en política, emplear el adverbio nunca es poco recomendable, pero sí se puede afirmar que mientras las circunstancias económicas no varíen, el acuerdo entre las instituciones públicas vascas y los herederos del escultor resulta "imposible", como sintetizaban ayer fuentes implicadas en la última negociación.

La cultura vasca vivió ayer una nueva jornada desconcertante. Por la mañana, la consejera del departamento, Blanca Urgell, y la diputada guipuzcoana de Cultura y Euskera, Ikerne Badiola, se reunieron con los abogados de la familia Chillida para proponerles una subvención que sufragara el déficit que genera el museo y que favoreciera una pronta reapertura. Urgell y Badiola aclararon a los letrados algunos detalles de ese posible acuerdo, un inicio para despejar tres interrogantes. El cómo: que las instituciones se hicieran cargo de la gestión o que se recurriera a una fórmula mixta. El quién: "Ayudarles" a elegir un director.

Y el cuánto: el dinero "suficiente" para preservar abierto el museo. El cuándo ya tenía respuesta para las instituciones: junio, un mes propicio para las visitas.

La consejera, que aseguró que no se habló de "números", explicó que se trataba de poner "las cosas fáciles" para que la familia, hasta ahora reacia a nada que no fuera la venta del museo, aceptara reabrirlo. Las dos instituciones se mostraron "optimistas" y no consideraban que el hecho de que no hubieran acudido representantes de la familia, sino los abogados -sin capacidad de decisión- implicara falta de fe en el acuerdo.

Desde el propio Ejecutivo se habían realizado declaraciones oficiosas en las que admitían que si la familia permanecía firme en contemplar únicamente la opción de la compra del bosque de esculturas, ni siquiera "merecía la pena el viaje" a Donostia. Precisamente por ello, y al hacerse pública la reunión, durante unas horas se especuló con la posibilidad de que los hijos del escultor hubieran cedido y aceptaran una solución parcial, al menos temporalmente.

la respuesta La intención de las instituciones con el encuentro de ayer era triple: "Por un lado establecer la voluntad" de la familia de reabrir el museo hernaniarra, conocer su respuesta "lo antes posible" y reabrir el espacio en el mes de junio.

A primera hora de la tarde se cumplían los dos primeros deseos y se enterraba el tercero. A través de un comunicado, la familia insistía en el argumento que han defendido siempre: "Únicamente es posible considerar la reapertura libre al público de Chillida Leku en el contexto de una negociación de compraventa".

Los herederos del escultor mostraban su disposición a acordar solo la "transferencia" del museo "de manos privadas a manos públicas", con el propósito de asegurar "el futuro del legado de Eduardo Chillida" y que "a la vez suponga una compensación económica justa para sus propietarios".

Con la situación de nuevo en la casilla de salida, la diputada de Cultura, Ikerne Badiola, declaró a media tarde al Grupo Noticias que respetan que la familia Chillida haya optado "finalmente" por gestionar "de otra forma el legado de Eduardo Chillida". "El patrimonio es de ellos y la decisión es suya, pero es una pena que su obra no esté expuesta al público en el lugar en el que creó para ello, es decir, en Zabalaga", concluyó la propia Badiola.

Fuentes próximas a la negociación confesaban que solo a largo plazo, cuando la situación económica se enderece, y si "para entonces hay posibilidades y parte de la obra sigue ahí, se podrían retomar (las conversaciones). Pero en estos momentos es evidente que es imposible".

Por si no había quedado claro: "Ya es conocida la imposibilidad de las instituciones de hacer frente a la compra. El comunicado de la familia pone el punto final".