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Enrique Urbizu convence y Kim Ki-duk divide

'No habrá paz para los malvados' deja buen sabor de boca y 'Amen' crea cierto desconcierto

Enrique Urbizu convence y Kim Ki-duk divideEfe

donostia

LA carrera por la Concha de Oro arrancó ayer con un contundente aplauso para el thriller No habrá paz para los malvados, dirigido por el cineasta vasco Enrique Urbizu y protagonizado por un brillante José Coronado. Junto a ellos, el surcoreano Kim Ki-duk dividió a la crítica con su perturbadora Amen.

En su tercera colaboración juntos tras La caja 507 y La vida mancha, el tándem Coronado-Urbizu se sumerge en el turbio mundo de la sordidez y las miserias humanas para contar la historia de un personaje deleznable: el inspector de policía Santos Trinidad. Sucio, arisco y con la boca siempre sedienta de ron, el protagonista de No habrá paz para los malvados se ve involucrado casi por casualidad en un triple asesinato de traficantes colombianos. Para salvar el pellejo tendrá que dar con el único testigo vivo antes que la juez Chacón (Helena Miquel) lo descubra. Pero, sin pretenderlo, pronto se dará cuenta de que nada es lo que parece.

"La película hay que ir a verla como un thriller absolutamente moderno, es todo puro músculo, sin un solo gramo de grasa", señaló Urbizu, que regresa a la gran pantalla tras ocho años de ausencia. "Yo respeto mucho al espectador, frente a un Hollywood que lo da todo mascado". Coronado (Goya en Burdeos, Animales heridos) logra moverse en el difícil equilibrio de construir un personaje detestable, pero con tal magnetismo que hace que el público acabe de alguna manera empatizando con él. "En 25 años de profesión he dado vida a muchos polis", manifestaba ayer el actor de la serie R.I.S. Científica, "pero este es un monstruo de verdad".

Así, desprendiéndose de ese papel de galán en el que parecía estar un poco encasillado, se mete en la piel de un hombre que aunque quiera "no puede rendirse". "No hay redención posible para Santos Trinidad". Y además de sacar a relucir al mejor Coronado, el cineasta bilbaino descubre en este thriller con algún coletazo de western a un rostro hasta ahora poco conocido: el de Helena Miquel (El idioma imposible), que da réplica a Santos Trinidad como la meticulosa y exhaustiva juez Chacón.

premio a villaronga Entre tanto, en el Museo San Telmo de la capital guipuzcoana tuvo lugar la entrega del Premio Nacional de Cinematografía al cineasta Agustí Villaronga, que lo recibió de manos de la ministra de Cultura Ángeles González Sinde. "Si me hubieran dicho hace unos años que iba a recibir un premio de este calibre, hubiera pensado que era ciencia ficción", dijo emocionado Villaronga, que regresó a la ciudad donde hace un año estrenó su aclamada Pa Negre, antes de triunfar en los Goya.

amor y sufrimiento Y si la mañana arrancaba buceando entre los oscuros mundos de la droga y el terrorismo, la tarde cambió completamente de registro con el nuevo trabajo del surcoreano Kim Ki-duk (Hierro 3, Primavera, verano, otoño, invierno... y primavera), toda una exploración de lo que significan el amor y el sufrimiento.

Sin apenas diálogo ni música, tan sólo el ruido -a veces ensordecedor- de un entorno ajeno, Amen narra el recorrido de una joven en busca de su novio, con el que ha perdido el contacto. En su periplo de París a Venecia y Aviñón es violada por un hombre cuyo rostro está cubierto por una máscara de gas. Pero el enigmático desconocido es también quien la ayuda a sobrevivir en su viaje.

Kim Ki-duk continúa en Amen la línea de cambio que mostró en la pasada edición de Cannes con Arirang (premio Un Certain Regard), una suerte de confesión en la que el cineasta parecía intentar expulsar todos los fantasmas que lo habían acompañado en su exitosa carrera. Tras 15 años de trabajo y otras tantas películas, "sentí que mi cine no era del todo sincero, tenía que librarme del sistema, de los espectadores y del capital", explicaba el realizador, de 40 años, en la rueda de prensa. "Ese es el cambio que creo que queda bastante reflejado en Amen y Arirang".

Consciente de que suele poner a las mujeres en situaciones de dolor extremo, Kim Ki-duk explicaba que él es un hombre, y como tal para él "el mundo en sí es la mujer". "Yo lo que hago es cuestionarme la vida, intentar descubrir cómo es, poco más". Respuestas hay muchas, y "esta película no puede definirse en una sentencia", añadió la protagonista del filme, la actriz Kim Ye-na, que acompañó al director.