Dieciocho años después de su último viaje a Donostia, Bon Jovi ofrecerá hoy su tercera actuación en la capital guipuzcoana. En lugar del velódromo de Anoeta, el espacio que le ha recibido en las dos ocasiones anteriores, la banda estadounidense se estrenará en el estadio, un indicio de las distintas etapas que ha atravesado el grupo, cambios de época que pueden dividirse en función de sus visitas vascas. El 3 de diciembre de 1989, el año en el que cayó el Muro de Berlín y en el que asesinaron a Ignacio Ellacuría y a sus compañeros en El Salvador, recalaba en Donostia el New Jersey Tour. Para entonces, Bon Jovi ya había grabado cuatro álbumes. Nunca superaría el éxito de dos de ellos.

El primero, homónimo, incluía el tema Runaway, la llave con la que Jon Bon Jovi se introdujo en la industria musical. Esa maqueta significó un contrato que incluía la posibilidad de reclutar a su banda: escogió a su amigo de la infancia, el teclista David Bryan, a un amigo de éste, el bajista John Alec Such (que abandonaría el grupo en 1994), el batería Tico Torres y, tras un breve periodo con el guitarrista Dave Sabo, Richie Sambora.

En su segundo álbum, 7800º Farenheit -lo más reseñable es el tema In and Out of Love que aún rescatan de vez en cuando en algún concierto- continuaron por la misma senda, que los inscribió en el género del hair rock (un cruce del heavy metal y el glam rock de David Bowie y compañía). El fenómeno llegó a ebullición, no obstante, con el siguiente disco, un título de connotaciones húmedas: Slippery when wet (literalmente, resbaladizo cuando se moja).

Algunos críticos musicales consideran que con este disco no solo Bon Jovi sino también el movimiento del hair rock dio un paso adelante -o un paso atrás, según se mire-: no escondía sus aspiraciones comerciales, como evidenció que Desmond Child, un letrista que ha trabajado para Aerosmith o Michael Bolton, participara en la escritura de varias canciones. Con You give love a bad name, Raise your hands, Never say goodbye, Wanted dead or alive, Wild in the streets y, sobre todo, Livin' on a prayer se erigieron en un fenómeno mundial: vendió (unas hoy impensables) 28 millones de copias. El siguiente álbum, con cuya presentación se estrenaron en Donostia, lo hicieron ya bajo los focos de la atención universal. No parecieron acusar la presión, aunque algunos han visto en New Jersey un intento fallido de imitar a Bruce Springsteen. En todo caso, habían encontrado una fórmula eficaz que mezclaba hard rock con dosis de pop, canciones de temática sentimental e inspiradas en la rutina de la clase obrera: para el recuerdo Bad medicine, I`ll be there for you, Lay your hands on me o Living in sin.

cambio de época

El 'corte'

La segunda visita al velódromo, el 1 de mayo de 1993, en plena guerra de los Balcanes, coincide con la publicación de Keep the faith y es, tal vez, el momento decisivo del grupo. Han transcurrido cuatro años de silencio después de New Jersey, Jon Bon Jovi ha firmado su primer proyecto en solitario (la banda sonora de Blaze of Glory) y se rumorea la disolución del grupo: otras víctimas del éxito. La edición de Keep the faith no disipa las dudas. Al contrario. En ese paréntesis, Bon Jovi ha dejado atrás a la década en la que nació e intenta adaptarse a los 90, no emulando el grunge, pero sí olvidando su toque glam y centrándose en el rock&roll clásico. Quizá la metamorfosis no habría sido tan escandalosa si no hubiera ido acompañada por una rotunda mutación estética: cambio de vestuario y, especialmente, mutilación de cabelleras. La revista especializada Billboard incluyó el corte de pelo de Jon Bon Jovi entre "los peores momentos de la historia del rock".

Es obvio que en esa transición la banda perdió a parte de su público pero también ganó a nuevo: con temas como In these arms o Bed of roses o el que presta su nombre al álbum, Keep the faith es el quinto disco más vendido de la historia del grupo (12 millones de copias).

En 1996, hay parada en Euskal Herria pero por primera vez no es en Donostia. Bon Jovi abandona el triángulo habitual Madrid-Barcelona-San Sebastián por un atípico Madrid-Gijón-Iruñea. Tras la grabación de un recopilatorio (Crossroads, 1994) -con el inédito Always, que se convierte en uno de sus grandes éxitos de la década- actúa en la capital navarra dentro de la gira de presentación de These days, que definitivamente les enmarca en el denominado pop-metal. Su sonido es más blandito, pero más maduro musicalmente: de su proceso nacen This ain't a love song y Lie to me. ¿Qué ha ocurrido desde entonces hasta su gira Open air, macroespectáculo con parada en 23 ciudades europeas, entre ellas Donostia?

Tras otro lustro mudo, en el que cada miembro de la banda profundizó en sus carreras en solitario (discos, películas, fundaciones, bodas y divorcios), la última década concentra cinco discos de estudio, impulsados por un single potente: Crush (It's my life); tras el 11-S, el metalero Bounce (EveryDay); Have a Nice Day, con letras amargas de protesta; el descaradamente country Lost highway; y, de nuevo asomando la conciencia social, con el acecho de la crisis, The Circle (We're not born to follow).

Una meritoria supervivencia que no les ha granjeado el reconocimiento de la crítica, como evidencia el título del recopilatorio 100,000,000 Bon Jovi fans can´t be wrong (100 millones de fans de Bon Jovi no pueden estar equivocados), en el que se leen las propias dudas de la banda sobre su carrera. Una de las incógnitas que se despejará hoy es el mapa sociológico que se dibujará entre los más de 35.000 asistentes. La otra, si habrá una cuarta fase (y si Donostia será, de nuevo, su testigo).