Bilbao

Una de las próximas sensaciones en el mundo del cine proviene de dos cineastas que conocen mejor que nadie la industria del entretenimiento: Steven Spielberg y Peter Jackson. No creyeron conveniente que su próximo proyecto sobre Tintín coincidiera con el ochenta aniversario del nacimiento del personaje. Con la certeza de que el carisma del periodista más famoso de la historia del cómic sigue vigente, han sembrado batalla en youtube para alimentar la campaña de promoción que tan bien dominan. En el festival de Angoulême, tres días antes del rodaje, sombrero en la cabeza y paraguas en la mano, quisieron dar rienda suelta a su imaginación.

The Adventures of Tintin: Secret of the Unicorn (Las aventuras de Tintín: El secreto del unicornio), que se estrenará a finales del año en 3D, podría ser la primera entrega de una trilogía sobre el conocido reportero. Jackson, autor de King Kong y las saga de El señor de los anillos tomaría el relevo de Spielberg en la segunda parte. En todo caso, la simbiosis entre los dos productores y directores podría prevalecer sobre la propia historia. La comunión entre el genio y el olfato de Spielberg y el dinamismo de Jackson, centrado ahora en The Hobbit. El director de Tiburón o E.T. compró los derechos en los 80, y ha esperado hasta ahora para dar vida a una de sus grandes obsesiones. En esa década hiperactiva y productiva, podía haber rodado varias películas a la vez si la normativa del Director´s Guild of America no prohibiera que se dirijan dos producciones a la vez, por lo que tuvo que abandonar la dirección, entre otros títulos, de Poltergeist.

Spielberg combina su alma de productor y director a la perfección. Fundador de Dreamworks junto a Jeffrey Katzenberg y David Geffen, es uno de los pilares de la Meca del Cine. No contento con el apodo de El rey Midas de Hollywood, su pasión por la dirección ha ido derivando en la dinamización de proyectos. Ahora, con Tintín, vuelve a sus orígenes con historias sencillas y emotivas que recuperan el género de aventuras. Al más puro estilo de los tebeos. Es lo que irradia el trailer que circula por internet. Un Tintín que descubre el mundo junto a la mirada cómplice del espectador. Spielberg, uno de los autores que mejor conoce la dialéctica de la industria y el lenguaje visual, hace tiempo que tomó la decisión de no buscar la excelencia en el cine. Prima la rentabilidad que le da la confianza para afrontar películas más personales. En su lista interminable de las películas que ha producido figuran desde Poltergeist, Transformers, Los Picapiedra, Men in Black, Jurassic Parc a La máscara del Zorro.

En el cine No es la primera vez que se proyectan en la gran pantalla las aventuras de Tintín. La primera película que reencarnaba al mito data de 1947. El francés Claude Misonne manejó unas marionetas para celebrar el nacimiento de la leyenda.

En plena revolución del Mayo del 68, se estrenó Tintín en el templo de sol, una película animada de producción francesa que elevaba la expectación del personaje inmortal creado por Hervé. El documental Tintín et moi (Tintín y yo) ahondaba en la relación paternofilial entre el dueño y el destino del sensible periodista. Entre las variables interpretaciones sobre su esencia, Hervé tenía que defenderse ante las curiosas preguntas de los entrevistadores: ¿Es Tintín un boy scout? "¿Y por qué no? ¿Cree usted que es tan ridículo hacer una buena acción, amar y respetar la naturaleza y los animales, esforzarse en ser fiel a la palabra dada?", respondía. Precisamente el sentimiento de lealtad y sensibilidad forman parte de la leyenda que se ha creado en torno a su figura, y algunos psicoanalistas o expertos en la materia han entendido que su estrecha amistad con Milú no era tan sana como parecía. O los que han visto ideologías colonialistas del siglo XX. "Hice esta historia, ya se lo he dicho, según la óptica de la época, es decir, con un espíritu típicamente paternalista... que era, y lo afirmo, el espíritu de toda Bélgica", proseguía el autor. Nadie estaba a salvo de las malinterpretaciones. Sin embargo, tanto los lectores como Hervé han tomado con filosofía el universo tintinesco. Es famosa la frase de Charles de Gaulle. En un arrebato de diplomacia, dijo que el único que le podría hacer sombra en el plano internacional era Tintín. Es lo que pretenden Spielberg y Jackson. Que el personaje no pueda con ellos.