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Defensas contra la gripe y el resfriado para los niños

Investigaciones recientes indican que tomados en invierno son efectivos para reducir la duración de síntomas como la fiebre y la tos

El refuerzo del sistema de defensas es el método adecuado para hacer frente a la gripe. Además de la selección de alimentos idónea para tal fin se ha comprobado que el consumo diario en invierno de un complemento específico de probióticos supone en los niños una manera segura y efectiva para reducir la duración de los síntomas de la gripe y del resfriado, como fiebre y tos.

El buen estado del sistema inmune es fundamental en los menores para afrontar cualquier proceso infeccioso. Esta situación dependerá, en parte, del tipo de alimentación y nutrición que sigan los pequeños. Nutrientes concretos de los alimentos como las vitaminas C, A y E, y minerales como el hierro y el selenio hacen su labor respecto al aumento de los anticuerpos y, por tanto, en la actividad inmunológica antiviral y antibactericida.

En los últimos años ha aumentado el interés por el uso de complementos para reforzar la salud inmunitaria. Numerosas investigaciones muestran la capacidad de probióticos específicos (determinadas cepas de bacterias) para modular factores del sistema inmunológico innatos y adquiridos.

El complemento probiótico se comercializa en farmacias, laboratorios de nutrición o tiendas especializadas de dietética. Engloba a una selección específica de microorganismos vivos con efectos orgánicos saludables. Si bien se ha de entender que es un complemento a la dieta y no un sustituto de algunos alimentos que la componen.

A los niños, según su edad, les benefician uno u otro tipo de alimentos para fortalecer su sistema inmune a través del equilibrio de la flora intestinal. Al mismo tiempo, una alimentación infantil rica en verduras, hortalizas, frutas, cereales, legumbres y con la cantidad justa de proteína animal, favorece el desarrollo de los lactobacilus. Los carbohidratos no digeribles de los vegetales, como la fibra y los fructooligosacáridos, son sustrato fermentable por la flora intestinal que le permite producir más bacterias lácticas.

Por tanto, para prevenir resfriados, catarros y gripes en los niños, el primer paso es adecuar la alimentación. Si se estima conveniente, el profesional de la nutrición valorará la necesidad de reforzar la dieta con un complemento específico de probióticos, en la cantidad y duración justa.