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"Hace 100 años, mi bisabuelo estrenó una obra en el Arriaga, por eso es especial para mí"

Dicen que nadie es profeta en su tierra. Pero este no es el caso de Pablo Viar, que ha debutado con éxito como director de escena de la zarzuela 'El caserío' en el Arriaga de su ciudad natal. Las críticas han sido unánimes. A Pablo Viar le espera un futuro prometedor

"Hace 100 años, mi bisabuelo estrenó una obra en el Arriaga, por eso es especial para mí"Foto: jose mari martínez

El telón del teatro bilbaino ya se ha bajado para El caserío, de Guridi, la coproducción del Arriaga con el Teatro Campoamor de Oviedo. La zarzuela, que ha contado con Pablo Viar, como director de escena, una escenografía creada por Daniel Bianco, la dirección musical de Miquel Ortega al frente de la Bilbao Philarmonia y el Coro Rossini, inicia ahora una nueva andadura. Ahora serán los espectadores de Oviedo los que tendrán la oportunidad de ver esta nueva producción.

Formado en Londres y ayudante ocasional del gran Robert Wilson, Emilio Sagi y de Tomaz Pandur, Pablo Viar ha visto cumplido uno de sus sueños: "Debutar como director escénico en el teatro de su ciudad y con un título tan entrañable para nosotros".

He oído que su bisabuelo estrenó hace cien años su obra el "Alma vasca" en el Teatro Arriaga. ¡Qué coincidencia!

Nosotros hemos sido una familia muy teatrera, muy aficionada al teatro. Nicolás de Viar, que era un intelectual de la época, era además un dramaturgo que escribía pequeñas piezas teatrales. Entre ellas, Alma vasca, que se estrenó en el Arriaga en enero de 1911. Así que además de las efemérides del 50 aniversario de la muerte del maestro Guridi, del 75 del estreno de El caserío en Madrid, se celebra este aniversario en mi familia.

¿Casualidad? ¿Destino?

Se me pone la carne de gallina cuando lo pienso. De alguna manera, está conectado también con El Caserío, en que hay también mucho diálogo con los ancestros, la presencia de las almas de los antepasados está siempre flotando en el ambiente.

Le pudimos ver actuando en "Hamlet y La tempestad" de Lluís Pasqual. ¿Disfruta más como actor o como director escénico?

Me pongo nervioso cuando salgo a escena. Creo que hay algo heroico en actuar, yo soy muy perfeccionista y muy exigente conmigo mismo. Disfruto más a este lado de la barrera, lo llevo mejor, lo analizo de una manera más fría. Disfruto mucho trabajando con los artistas que están en el escenario y, sobre todo, con la respuesta del público, que ha sido muy cariñoso en el Arriaga. Al final, el público es destinatario de nuestro trabajo. En realidad, he trabajado en todos los oficios del teatro. Incluso recuerdo haber barrido el Euskalduna.

Ha sido cocinero antes que fraile...

Mi padre quería que me licenciara y me gradué en Historia en Deusto. Tuve la inmensa fortuna de ser aceptado en una escuela en Gran Bretaña, a la London Academy of Music, y fue lo mejor que me pudo pasar en la vida. Aprendí muchísimo. A mi regreso hice un pequeño papel de figurante en la ópera la ABAO y me ofrecieron trabajo como técnico. Estoy muy contento de haber aceptado esa oferta, trabajé durante dos años, con lo cual completé mi formación. Esa fue una de las decisiones de las que estoy más orgulloso en mi vida.

Y después se subió a un escenario.

Así es. Trabajé en Hamlet y La tempestad con Lluís Pasqual y luego, a través de Emilio Sagi, pasé a mi etapa de asistente de dirección. He trabajado con Robert Wilson, Tomaz Pandur, entre otros.

No es fácil debutar con una zarzuela como "El Caserío". ¿Cómo la ha abordado?

Como he dicho, soy licenciado en Historia en la Universidad de Deusto y soy muy respetuoso con la tradición. Realmente siento que no somos más que un eslabón en la cadena de la tradición. Siento un respeto inmenso por todos lo que han hecho El caserío antes que nosotros, Maribel Belastegi, Luis Iturri... Han llevado la antorcha del Caserío hasta traspasárnosla a nosotros. Y en el futuro vendrán otros que harán su trabajo. Yo agradezco de todo corazón a Emilio Sagi el que me diera la oportunidad y la libertad creativa absoluta de esta versión.

¿Qué cambios ha introducido?

Hemos hecho algunos cambios dramatúrgicos, sobre todo, la introducción del frontón en el segundo acto. Soy un apasionado del mundo de la pelota y creo que ofrece unas posibilidades estéticas muy aprovechables. Hemos aprovechado al máximo la belleza y la pureza de algunos aspectos de nuestro folclore, ese romanticismo, idealismo de líneas puras, del blanco inmaculado, que también están en los figurines de Jesús Ruiz, en los trajes de los dantzaris de Aukeran. Hemos hecho nuestra versión, pero siempre con mucho respeto a la tradición. Aita, lo que nos ha transmitido desde niños, es un gran amor por Bilbao. Y con ese alma y ese corazón he abordado este trabajo.

Y su futuro, ¿hacia dónde cree que va encaminarse?

Hacia la dirección de escena, es donde más disfruto y creo que es para lo que estoy más preparado. Creo que estoy más preparado para ver la escena a este lado de la barrera.