Bilbao
CHina atenaza al Estado español en el tercer puesto mundial de potencias turísticas, y The Karate Kid ayudará a que muchos espectadores se conviertan en no tan espontáneos turistas en las calles del gigante asiático. Jackie Chan no lo podría resumir mejor: "Puede que tengamos una historia de cinco mil años pero nuestro gobierno sólo tiene sesenta; es un gobierno joven y nuevo. Esta película dará a los espectadores la oportunidad de aprender acerca de la cultura china y de sus artes marciales. ¡Qué buena publicidad!".
El entusiasmo de los agentes chinos se disparó en el rodaje y abrieron sus templos sagrados. Se trata de la primera película en conseguir el costoso permiso de rodar dentro de la Puerta de Tiananmen y la Ciudad Prohibida desde El último emperador, de Bertolucci. Un logro para el equipo de The Karate Kid, un remake rejuvenecido en la persona de Jaden Smith, crecido en la factoría Disney y apadrinado por su padre y productor Will Smith. De hecho su padre es su mejor valedor, y probablemente quien propuso un tipo de humor de corte disneyniano para que todo el mundo disfrute de los registros cómicos y dramáticos de su hijo. Esa loable iniciativa obliga a que la película se alargue y se acerque a las dos horas y media de metraje.
Ayer, TVE tuvo la oportuna idea de emitir la original: Karate Kid (1984), un filme que marcó a una generación pero que en la actualidad aguantaría una semana en cartel. Las escenas de karate lucían por su proverbial simpleza. Nada que ver con las actuales, muchos más visuales y plásticas. Ambas historias pertenecen al guionista de las sagas de Karate Kid. Esta importante colaboración con Robert Mark Kamen permite que la adaptación sea respetuosa y genuina, suficiente para erigirse en la película más vista en los cines de Bizkaia durante el fin de semana.
El señor Miyagi (Pat Morita) parecía sacado de una película de Kurosawa. Un samurái que daba los consejos justos a su pupilo. El tándem Jackie Chan-Jaden Smith funciona, como casi toda la película, obsesionada a ratos en el objetivo de encaminar al joven protagonista hacia el nuevo superestrellato preadolescente. Daniel-san (Ralph Macchio) aportaba más frescura al original. No intuía que la película se iba a convertir en un hito. Pero los padres de Jaden Smith y él mismo han ido a por todas. Y ya han reventado las taquillas.