donostia
eN la Sala de exposiciones de la casa Okendo de Donostia se presenta una muestra antológica Inédita de la fotógrafa madrileña Ouka Leele (1950), comisariada por Rafael Gordón, con 45 fotografías en blanco y negro, y color, de formato medio y grande, y un vídeo sobre su proceso creativo, que se mueven entre el realismo y el surrealismo, siendo a nuestro parecer más interesantes su galería de retratos en blanco y negro, que el resto de su obra surrealista y conceptual. La muestra está patrocinada por el Ministerio de Cultura.
En la muestra se presentan algunos sobrios autorretratos de la autora en blanco y negro, como Autorretrato de fotógrafa (1978), y una magnífica colección de retratos de personajes madrileños como Guillermo -Pérez Villalta- (1986), Jacobo -Martínez Irujo- (1987), Urculo (1987), Miquel -Barceló- (1984), Te veo Gerardo (1986), magnífico y diestro retrato en juego de espejos.
También están en la muestra Manolita (82), El no mira (86), Toda belleza se posa en su brazo (98), que con muy pocos aditamentos, con la sobriedad del blanco y negro, y con muy pocos planos, generalmente primeros planos de medio cuerpo, lo dice todo o casi todo. El resto lo deja a la imaginación del espectador, que, generalmente, no es tonto, como pudimos comprobar en la misma sala y sus sabrosos comentarios.
Y es que por mucha sofisticación que le impregne la autora a su obra más surrealista, o, realista mágica, realizada en colores vibrantes, por mucha impostura que la autora comunique a sus modelos, que por otra parte ella misma no posee, pues parece una mujer sencilla y transparente, sus composiciones resultan excesivamente alambicadas y sofisticadas.
Sus trabajos poseen un punto de efectismo e impostura, que terminan por ser más un puzle o collage, que una fotografía que posee un ojo unificador y central: El principito (2007), Cuando era pequeña (2006), Menina liberada (2006). Hay, sin embargo, algunas fotografías más conceptuales, como Espiral de solidaridad (2007) y Destella su piel (2006), en que concepto y sensualidad, elaboración y belleza plástica, no están reñidas, sino sabiamente combinadas y articuladas.
Digamos como último apunte, que la calidad técnica de la fotografía de Ouka Leele, el nivel alcanzado en casi todas las obras, la capacidad de elegir modelos, y la cuidada y medida planimetría y objetualismo, están fuera de toda duda.