ESTE estreno de Volvo constituye el epílogo de la era Ford, a punto de ceder definitivamente el control de la firma escandinava a la china Geely (la transacción definitiva se efectuará el mes que viene). La interrogante que se plantean los distribuidores de la marca, y sólo unos pocos clientes, es qué va a pasar en adelante con Volvo. La marca sueca se halla en una encrucijada, a la que llega tras seguir durante años un rumbo fijo. Ahora hay que descubrir cuál establece el nuevo propietario. Entre la red de concesionarios comienza a germinar la esperanza de que Geely tome ejemplo de Tata en Jaguar y Land Rover, adoptando una estrategia poco intervencionista y limitándose a proporcionar un colchón financiero que garantice el porvenir de la compañía. El tiempo lo dirá.

Entre tanto, irrumpe en los escaparates esta vistosa reedición del modelo medio de la firma. El S60 es el producto postrero de la etapa anterior que, por una paradoja de los vaivenes empresariales, corresponde estrenar a unos recién llegados gestores chinos. Por aquello de las sinergias y las economías de escala, la estampa no puede disimular el origen del automóvil. El porte refinado y el énfasis en la deportividad, no disipan el parecido con la berlina equivalente de Ford. Es posible que el gran público no repare en ese hecho y que sean más quienes comparen a este Volvo con el exitoso XC60. No será un espejismo: el renovado S60 comparte con el crossover hermano la plataforma y buena parte del maquillaje.

El debutante luce un semblante distinguido y elocuente. Lo domina una parrilla prominente escoltada por luces diurnas y faros de líneas rasgadas. Visto de perfil, el vehículo evidencia la parábola que conecta frontal y retaguardia, forma que depara un parabrisas delantero y una luneta posterior bastante acostados. Otro detalle peculiar del modelo son los abultados pasos de rueda. La perspectiva trasera descubre unos grupos ópticos que se extienden desde la tapa del maletero hacia las aletas.

La nueva entrega prolonga algo sus hechuras -alcanza 4,63 metros de largo y separa 2,78 sus ejes-, lo que procura un leve incremento de la habitabilidad. Los inquilinos del asiento posterior disfrutan de más espacio para las piernas y apenas acusan la inclinación del parabrisas posterior. La cabina sigue presentando una ambientación y una distribución típicamente nórdicas. Orienta los principales controles hacia el conductor e instala una contundente consola central que enlaza el salpicadero con el apoyabrazos. Entre las novedades de esta generación del S60 figuran unos asientos con estructura anatómica que proporcionan confort y buena sujeción.

Diésel y gasolina El inventario inicial del modelo contiene cuatro posibilidades de elección motriz, dos de cada combustible. La vertiente gasóleo queda cubierta con las eficientes mecánicas D3 y D5, conocidos turbodiésel de cinco cilindros con inyección directa common rail.

La versión menos poderosa cubica dos litros y rinde 163 CV, potencia que propicia unas reacciones bastante ágiles (hace 220 km/h de máxima y pasa de 0 a 100 km/h en 9,2 segundos), además de un consumo y unas emisiones moderados (5,2 litros a los cien y 138 g/km). Aquellos que valoren más el brío que la austeridad y dispongan de mayores recursos económicos pueden optar por el propulsor superior D5. Tiene 2,4 litros, ofrece 204 caballos y entrega más par motor (420 frente a 400 Nm). Homologa 235 km/h de punta, tarda 7,5 segundos en llegar a 100 km/h y reclama un promedio mínimo de 5,9 litros. A fin de año habrá una tercera variante diésel 1.6 DRIVe, que aporta 115 CV y entrega 270 Nm de par; equipa caja manual de seis velocidades y oficializa un consumo de 4,3 litros y un CO2 de 115 g/km.

Para los irreductibles partidarios de la gasolina, cada vez menos numerosos, Volvo introduce nuevos alicientes. Uno de ellos es el GTDi, primer ejemplar de una nueva serie de unidades con estructura de cuatro cilindros y rendimiento propio de los de cinco. Es un dos litros sobrealimentado, dotado de distribución variable y sistema de inyección directa de gasolina, que entrega 203 CV y 300 Nm de par. Demuestra brío y certifica niveles de CO2 y gasto comedidos (7,9 litros de promedio). Más adelante llegarán otras interpretaciones: una variante con 240 CV y 320 Nm conocida como T5, así como ejecuciones 1.6 de 180 y 150 CV (T4 y T3), ambas con 240 Nm de par.

La oferta gasolina culmina con la versión T6. Aloja un motor de seis cilindros y tres litros que espolea 304 caballos; va asociado a tracción integral AWD y a caja automática secuencial de seis relaciones, opcional en las demás mecánicas. Este propulsor superlativo, disponible en otros modelos de la marca, ha reducido su nivel de consumo un 10% para acreditar un promedio oficial de 10,2 litros.

Salvando las nada sutiles diferencias de rendimiento entre una y otra variante motriz, el S60 se caracteriza por mostrar, con más o menos ruido y aspavientos, unos modales impecables. Pisa plano, acata diligente las órdenes del timonel e incluso le perdona posibles errores de cálculo. Así pues, transmite a sus ocupantes una grata sensación de bienestar y confianza.

AFÁN PROTECTOR Pero, además de genio y figura, por encima de la solvencia mecánica y del atractivo del envoltorio y la ornamentación, el S60 destaca por su aportación a la seguridad. La casa nórdica persevera en su obsesión por aumentar los niveles de protección de cuantos viajan o se cruzan con sus coches. Y como era de esperar, el nuevo S60 se convierte en el mejor exponente de este afán.

Instala de serie el sistema City Safety estrenado por el XC60. Este dispositivo es capaz de detectar vehículos que obstaculicen la trayectoria y, si el conductor no reacciona a tiempo, llega a frenar por sí mismo. Dependiendo de la velocidad a la que se circula, logra evitar la colisión o, en su defecto, minimiza las consecuencias de la misma. También puede montar la suspensión adaptativa Four-C, e incluso una cámara de visión lateral para mejorar la seguridad en los cruces o salidas de garajes.

Pero la principal innovación del S60 es el dispositivo complementario de detección de peatones que embarca. Combina un radar, una cámara en el retrovisor y un calculador electrónico que reconoce la figura humana. Su principio de funcionamiento es similar al del City Safety: si un viandante irrumpe en la trayectoria del coche, el sistema emite una alarma sonora y luminosa, e inmediatamente activa a fondo los frenos. La eficacia es total con buena visibilidad y rodando por debajo de 35 km/h sobre una superficie en condiciones; por encima de esa velocidad contribuye a atenuar las posibles lesiones.

La aportación potencial de este sistema a la seguridad es, por tanto, evidente. El análisis de las estadísticas de accidentes la confirma. Constata que uno de cada dos atropellos se produce a menos de 25 km/h. Otro dato revelador es que a la mitad de los conductores involucrados en un atropello no les dio tiempo a reaccionar; en aquellos casos en los que el vehículo circulaba a más de 50 km/h los accidentes resultaron casi siempre fatales para el peatón arrollado.

El S60, que es ligeramente menos costoso que rivales directos de la clase Premium como el Audi A4 y la Serie 3 de BMW, ofrece este sistema en todas las motorizaciones. Va en el Pack Safety opcional (desde 1.977 euros), que incluye también dispositivos de alerta de coches en el ángulo ciego, de cambio de carril y de control de velocidad adaptativo.