Lazkano "sueña" con un nuevo concepto de museo dispersado e integrado en Urdaibai
El pintor apoyó el Guggenheim en la reserva de la biosfera, más allá de los debates entre instituciones
Bilbao. "No podemos esperar a que las cosas vengan de forma natural, hay que adelantarse", dijo ayer Jesús Mari Lazkano, al final de su intervención en el VI Encuentro Internacional de Actualidad en Museografía. "Si los antiguos no hubiesen arriesgado sólo tendríamos ermitas, no iglesias". El pintor euskaldun ofreció una conferencia en la que plasmó sus sentimientos, sueños e ilusiones sobre el proyecto del nuevo Guggenheim Urdaibai, ideado para revitalizar la zona.
Consciente de la complejidad del proyecto, Lazkano no sólo habló desde un punto de vista idealista, también trató temas como las reticencias que provoca en muchos intervenir en una zona catalogada como reserva de la biosfera: "Ningún paisaje es neutro. Urdaibai, su biotopo y su ecosistema son lo que sus habitantes han hecho de él. Tenemos que olvidarnos de esa idea de parque natural idílico, porque no lo es". Asimismo, el artista se mostró férreo en su defensa de la "conservación a ultranza de los recursos naturales". Para ello indicó que "los nuevos posibles espacios de trabajo tienen que nacer del lugar, de su propia historia y su memoria, por lo que sería necesario reutilizar espacios preexistentes".
Innovación y confluencia Los planteamientos de Lazkano planearon sobre dos conceptos fundamentales: la innovación y la confluencia. Innovación a la hora de entender los museos no tanto como meros expositores de obras concluidas y la confluencia como lugar de encuentro entre profesionales de distintos ámbitos, por un lado, y del artista con el espectador por el otro.
Para el artista bergarés pintar es plantearse "la manera en que nos acercamos a la realidad". "Tomamos conciencia y podemos cambiar nuestra actitud hacia ella". Por ello, "lo importante es el camino, las transformaciones en el proceso. La energía que hay debajo del cuadro es casi más importante que el acabado final". Al hilo de esta idea que hacía tiempo rondaba por su cabeza, en 2007, el Guggenheim Bilbao expuso, a petición expresa de Lazkano, Laboratorios: el proceso creativo de la obra La curva del tiempo. Rememorando esa experiencia que dejó ver la capacidad de los museos de acercar al espectador el proceso creativo y artístico, el pintor recalcó el concepto de innovación: "Seamos capaces de innovar en las humanidades".
El esquema lineal que presentan la mayoría de los museos -artista-museo-espectador- es inapropiado desde el punto de vista de Lazkano: "En la actualidad el museo se interpone entre el artista y el espectador, es muy difícil que se produzcan puntos de confluencia. El museo debería ir en busca del artista, indagar en sus procesos y permitir que los espectadores accedan al mundo de la factoría del arte". Así, el museo, dejará de ser un espacio neutro y ajeno, como un depósito, y se convertirá en "taller, laboratorio, think tank...". "El nuevo paragadigma debe ser un espacio de confluencia".
Esta visión innovadora que ofreció Lazkano ayer, no sólo busca la confluencia de artistas y visitantes, sino que refuerza la unión entre el creador y el entorno. "El arte es una forma de conocimiento que sirve para entender el mundo y para desvelar aspectos de la realidad escondidos o no atendidos, aplicando nuevas formas de atención". Una mirada al entorno y a un paisaje unido a las actuaciones que el Ser Humano ha ejercido "desde la prehistoria". Las condiciones físicas del lugar, las acciones humanas y la gestión de los poderes públicos empujan a buscar un módelo de actuación que, "en vista de los resultados cosechados hasta la fecha, hay que cambiar". Eso sí, siempre "a partir de una conservación a ultranza de los elementos naturales bajo un estricto control de las acciones sobre el territorio".
Qué, cómo y dónde Al final de su intervención, uno de los asistentes a la conferencia recordó a Lazkano que la situación de Urdaibai, lejos de ser idílica, es preocupante: "La polución provocada por la papelera, el que la juventud tenga que desplazarse a otros lugares para buscar trabajo...". El artista se mostró "completamente de acuerdo" con la aportación del oyente e incidió en la necesidad de hacer algo mirando al futuro porque "el tejido socio-económico de la zona es nefasto".
El artista y profesor de la EHU reconoció "soñar" con talleres dirigidos por grandes artistas, en torno a temas concretos, siempre en relación con el sitio en el que están. "No harían lo mismo que en sus respectivos lugares de origen, sino que responderían de manera particular a la experiencia de Urdaibai". Investigación en torno a la tecnología, las energías renovables, la sostenibilidad... temas capaces de atraer talento de cualquier parte del mundo y que posibilitarían trabajar junto con el International Physics Center de Donostia o con Azti-Tecnalia.
La deslocalización del museo fue otra de las ideas de Lazkano: "No es lo mismo tener un taller de escultura en las canteras de Ereño o reflexionar sobre la biodiversidad en la plataforma La Gaviota". El arte, en opinión del pintor, no necesita el sustento de un edificio y puso como ejemplo El peine de los vientos. "El museo en Urdaibai no tiene porque ser como un elefante en una cacharrería; deberá ir calando poco a poco, como el sirimiri". Algo para lo que el reciclaje de edificios ya existentes es primordial para el artista. "No voy a pelear por lo posible, voy a luchar por lo imposible -dijo para finalizar-. Mi trabajo consiste en lanzar la piedra lo más lejos posible, luego ya me pondrán en mi sitio".
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