Bilbao. Bruce Springsteen editó Human touch de forma simultánea con Lucky town en marzo de 1992. Es su primer disco tras la disolución de su eterna compañera de carretera y conciertos, la banda The E Street Band, y el más negro y soul de toda su larga carrera discográfica.
Millonario, felizmente casado con Patti Scialfa, su antigua corista, y padre de dos hijos, grabó una colección de 14 canciones excesivamente producidas y centradas en las relaciones personales. El diario DEIA ofrece mañana este disco, en formato coleccionista, con un completo libro adicional, por 9,95 euros.
Bruce llevaba tocando con algunos de los miembros de su banda dos décadas cuando decidió disolverla, en 1989. "Era como una burbuja protectora, a todos nos irá mejor como músicos si nos salimos del grupo, por doloroso que resulte", justificó Bruce en su día. Se equivocó, como confirma el reagrupamiento posterior de The E Street Band. El saxofonista Clarence Clemons asegura que "Bruce quería probar algo nuevo" en aquella época. "Al principio, la disolución fue demoledora. Al final nos permitió tener nuestro espacio propio y crecer", según Big Man.
Human touch, grabado junto a prestigiosos músicos de sesión, es el primer disco sin la banda de siempre. Y se nota en su sonido. Unicamente el pianista Roy Bittan, también residente en California, como Bruce en aquellos días, participa tímidamente en el álbum. De hecho, Bittan está en la génesis de este disco, ya que suyas son las melodías de canciones como Real world y Roll of the dice. Musicalmente, siguen copando espacio los sintetizadores en el disco más negro de Springsteen, un trabajo que combina las guitarras rock con las voces y los ambientes soul.
Trabajo sobre "las relaciones personales, el amor, el sexo, la familia, la mortalidad y el camino hacia la felicidad", según recoge el libro que se entrega con el disco, repleto de declaraciones, fotos y las letras de canciones. Human touch fue recibido con escepticismo por los fans más duros del Boss, que no le perdonaron que olvidase a sus viejos compañeros. Los más positivos pensaron que un poco de Bruce es mucho, echando mano de canciones como la rockera The long goodbye o baladas como I wish I was blind o Soul driver. Poco bagaje para un "grande", que rellenó el álbum con cortes menores y prescindibles como Pony boy, 57 channels... o All or nothin at all.