De Picadilly al Arenal
El popular taxi inglés quiere conquistar las calles vascas. Una empresa local de distribución de automóviles ha decidido poner a la venta este paradigma del transporte público. Además de imagen carismática y diseño práctico, el London Taxi promete a los profesionales rentabilidad.
UNO de los iconos por excelencia del paisaje urbano de Londres es su peculiar taxi negro (no siempre), casi tan fotografiado como el Big Ben, los autobuses rojos de dos pisos o los propios bobbies. Si tiene éxito la iniciativa de una empresa vasca, decidida a difundirlo entre nosotros, el inconfundible vehículo de servicio público puede perder algo de su exotismo para convertirse en un elemento cotidiano de nuestras calles. El último modelo de London Taxi, denominado TX4, se postula como una solución de transporte diferente, expresamente indicada para profesionales. Además de la esencial rentabilidad y de una interesante notoriedad social, el taxi inglés brinda un alto grado de comodidad a los usuarios, en especial a aquéllos cuyas limitaciones físicas les dificultan la utilización de vehículos convencionales.
La iniciativa del grupo Meuri, empresa que aglutina a un buen número de concesionarios de marcas tradicionales, es el primer intento serio de comercializar aquí el inconfundible taxi londinense. Es decir, destinándolo al servicio público y no como mero soporte publicitario o como capricho puntual. El automóvil, importado por una empresa valenciana, es el modelo genuino fabricado por LTI (London Taxis International) en Reino Unido; también se produce desde hace poco en China en virtud de un acuerdo con Geely, reciente comprador de Volvo.
El constructor británico, anteriormente conocido como Carbodies, desarrolla su actividad en Coventry desde principios del siglo pasado. Desde su fundación se ha especializado en el diseño y la elaboración de unos taxis cuya estampa apenas ha cambiado. Desde luego, la fisonomía ha evolucionado con una intensidad muy inferior a la de la tecnología. Ahí radica, precisamente, buena parte de la singularidad de este producto atemporal y simpático. De hecho, existe un creciente mercado de segunda mano y proliferan los clubs de usuarios de estos vehículos.
El modelo actual, concebido expresamente para desempeñar cometidos de transporte de personas, es el más conseguido de una larga saga de series. En la retina de muchos viajeros aún perdura la figura del FX de los años sesenta, la del Fairway de los ochenta o la del TX del cambio de siglo. Lanzado al mercado en 2007, el TX4 retoca ligeramente la fisonomía de su precursor el TXII, modelo que aún abarrota las calles inglesas debido a su gran longevidad. El vástago no rompe vínculos con su ascendencia pero se distingue de toda ella adquiriendo un cierto compromiso estético con los tiempos que corren. Luce una parrilla de estilo contemporáneo, paragolpes de diferente estructura y, sobre todo, una nueva concepción de la cabina, que incorpora mayores requisitos de confort y seguridad.
singular y cómodo Uno de los iconos por excelencia del paisaje urbano de Londres es su peculiar taxi negro (no siempre), casi tan fotografiado como el Big Ben, los autobuses rojos de dos pisos o los propios "bobbies". Si tiene éxito la iniciativa de una empresa vasca, decidida a difundirlo entre nosotros, el inconfundible vehículo de servicio público puede perder algo de su exotismo para convertirse en un elemento más cotidiano de nuestras calles.
El último modelo de London Taxi, denominado TX4, se postula como una solución de transporte diferente, expresamente indicada para profesionales. Además de la esencial rentabilidad y de una interesante notoriedad social, el taxi inglés brinda un alto grado de comodidad a los usuarios, en especial a aquéllos cuyas limitaciones físicas les dificultan la utilización de vehículos convencionales.
La iniciativa del grupo Meuri, empresa que aglutina a un buen número de concesionarios de marcas tradicionales, es el primer intento serio de comercializar aquí el inconfundible taxi londinense. Es decir, destinándolo al servicio público y no como mero soporte publicitario o como capricho puntual. El automóvil, importado por una empresa valenciana, es el modelo genuino fabricado por LTI (London Taxis International) en Reino Unido; también se produce desde hace poco en China en virtud de un acuerdo con Geely, reciente comprador de Volvo.
El constructor británico, anteriormente conocido como Carbodies, desarrolla su actividad en Coventry desde principios del siglo pasado. Desde su fundación se ha especializado en el diseño y la elaboración de unos taxis cuya estampa apenas ha cambiado. Desde luego, la fisonomía ha evolucionado con una intensidad muy inferior a la de la tecnología. Ahí radica, precisamente, buena parte de la singularidad de este producto atemporal y simpático. De hecho, existe un creciente mercado de segunda mano y proliferan los clubs de usuarios de estos vehículos.
El modelo actual, concebido expresamente para desempeñar cometidos de transporte de personas, es el más conseguido de una larga saga de series. En la retina de muchos viajeros aún perdura la figura del FX de los años sesenta, la del Fairway de los ochenta o la del TX del cambio de siglo. Lanzado al mercado en 2007, el TX4 retoca ligeramente la fisonomía de su precursor el TXII, modelo que aún abarrota las calles inglesas debido a su gran longevidad. El vástago no rompe vínculos con su ascendencia pero se distingue de toda ella adquiriendo un cierto compromiso estético con los tiempos que corren. Luce una parrilla de estilo contemporáneo, paragolpes de diferente estructura y, sobre todo, una nueva concepción de la cabina, que incorpora mayores requisitos de confort y seguridad.
mecánica diésel A juzgar por los registros facilitados por la marca, el TX4 desplaza sus casi dos toneladas con más tesón que agilidad. Lo hace impulsado por un motor gasóleo multiválvulas de 2.5 litros. Es una unidad de cuatro cilindros provista de inyección directa a alta presión tipo common rail, turbocompresor e intercooler. Proporciona 100 CV a 4.000 revoluciones y 240 Nm de par a 1.800 vueltas. Este propulsor es una creación de VM Motori, productor de mecánicas diésel de origen italiano antes propiedad de Daimler y actualmente integrado en General Motors, grupo que los emplea en diversos modelos de sus marcas.
La motorización asignada al TX4 es similar a la que equipaba el Voyager de Chrysler. No obstante, el fabricante ha optado por reducir la potencia con el fin de fomentar la durabilidad. La oferta vinculada a cajas de cambio manual y automática, en ambos casos de cinco relaciones, que transmiten la energía a las ruedas traseras. LTI no hace referencia a las prestaciones que es capaz de ofrecer el vehículo y se limita a dejar constancia de los datos de consumo y emisiones. Acredita 8 litros de promedio oficial con transmisión manual (6,8 en carretera y 10,1 en recorridos urbanos) y 211 g/km de CO2. Como dato curioso, facilita el nivel sonoro del coche en movimiento (73,8 dB).
El TX4 equipa frenos de disco en las ruedas delanteras y de tambor en las traseras, asistidos por sistema antibloqueo. Monta alternador de gran tamaño para hacer frente a las necesidades sin correr riesgo de que se descargue la batería. Ofrece, asimismo, todas las comodidades necesarias para el desempeño de cometidos de transporte de personas (aire acondicionado, equipo de sonido, luces de cortesía, elevalunas eléctricos, bloqueos automáticos de puertas, etc.).