Bilbao

j odie Foster no se ha prodigado en los papeles románticos ni ha querido protagonizar comedias al uso. Los productores han querido resaltar su tesón y determinación en una personalidad aparentemente vulnerable. Aúna si, la actriz de películas míticas como Taxi Driver El silencio de los corderos o la isla de nim ha asumido personajes que rebajaran la tensión dramática de sus principales papeles. En Maverick (1994), una comedia de salón de western acompañó a Mel Gibson y a Alfred Molina y dio probada cuenta de su ansiada versatilidad. Con Ana y el rey (1999), la directora y actriz estadounidense dio un nuevo salto en su carrera.

Basado en una historia real de Anna Leonowens, Jodie Foster se quedó prendada con la historia de esa mujer del siglo XIX que se integró de lleno en la corte de Tailandia. La vida de la institutriz británica cambió radicalmente cuando fue contratada por el Rey de Siam. En el filme, su misión será educar a sus cincuenta y ocho vástagos. Nada más llegar a esas suntuosas tierras, Anna tendrá que buscar su sitio en un territorio gobernado por el obstinado soberano.

Anteriormente, otras producciones como Ana y el rey de Siam y El rey y yo, musical de 1959 con Deborah Kerr y Yul Brynner, quisieron retratar este relato enmarcado en un entorno exótico y fastuoso. Pero la película dirigida por Andy Tennat consiguió superar las versiones previas con una producción impecable que estuvo nominada a los Premios Oscar en las categorías de Mejor Dirección artística y Mejor Diseño de Vestuario.

mujeres decididas Jodie Foster se sintió prendada con la decisión personal de esa decidida británica que se embarcó en una apasionante aventura. La actriz siempre ha sentido una irremediable fascinación por aquellas europeas intrépidas del siglo XIX que rompieron con las reglas establecidas y alimentaron sus deseos de conocer y explorar el mundo. Anna tiene parte de aquella excitante personalidad. La intérprete, licenciada en Yale, siempre ha defendido papeles de mujeres consecuentes y decididas que sobresalen en un ambiente hostil o masculino. Y esta vez, suaviza su protagonismo ante un soberano que deberá ordenar su familia antes de tomar las riendas de su región.

El Rey querrá modernizar su país para mantenerlo a salvo de la amenaza del colonialismo, mientras protege muchas de las tradiciones que le dan a Siam una identidad única. Anna tendrá un papel relevante en la asimilación de los cambios y en el sentido del Estado. Como muchas de la producciones épicas y románticas de Hollywood, los guionistas dieron una nueva dimensión a los hechos históricos y las autoridades tailandesas recelaron de su propuesta. Finalmente, el guión sufrió cinco reescrituras en un esfuerzo por ganar la aprobación del gobierno tailandés. Aún así, fue prohibido debido a sus distorsiones de su historia sobre todo por el retrato del Rey, idolatrado aún en el sudeste asiático.

Anna se encuentra encantada con los hijos reales, especialmente con la princesa Fa-ying (Melissa Campbell). La niña se identifica con el espíritu de los monos que viven en los árboles del jardín real. Pero contraerá el cólera y tendrá un destino trágico. Más adelante, cuando el Rey observa a uno de los monos tomar sus lentes, como solía hacerlo su hija, él se consuela en su creencia de la reencarnación.

Ana y el Rey gustará a los espectadores que se sienten fascinados por un relato épico, fastuosos escenarios, cuidada fotografía y paisajes bellísimos.