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Ha sido una tormenta de ideas. El Museo Guggenheim Bilbao ha reunido desde el verano a 35 expertos para definir el concepto del proyecto Guggenheim Urdaibai. Entre ellos, se encontraban artistas vascos como Jesús Mari Lazkano, escritores como Kirmen Uribe, el catedrático de Fisiología y ex rector de la UPV, Juan Ignacio Pérez Iglesias, Stan Allen (decano de la universidad de Princeton), Marion Weiss y Richard Manfredi (ganadores del concurso para la construcción de un museo en Seattle en un entorno industrial), Gullivar Shepard (de la firma de arquitectura Michael van Valkenburg, responsable de grandes proyectos urbanísticos en Estados Unidos), el consultor cultural Julián León, y Alfonso Vergara (presidente de la Fundación Metrópoli), entre otros.
Cada uno aportó sus ideas en sus campos correspondientes. Pero todos parecieron coincidir en el concepto: el proyecto debería llevar la marca Guggenheim, garantía de éxito internacional y debería estar orientado más hacia el proceso artístico que a la exposición de la obra. Además, no tienen ninguna duda de que la construcción de este espacio artístico es posible, atendiendo, desde luego, al concepto original del proyecto: un espacio que no sólo respete, sino que se integre en la naturaleza de la Reserva de la Biosfera. La mayoría de los especialistas ven en el Guggenheim Urdaibai no sólo una oportunidad única para dar a conocer la comarca en el mundo, sino creen que el edificio se puede convertir en un referente en cuanto a arquitectura respetuosa con el entorno paisajístico. En este reportaje, el catedrático y ex rector de la UPV Juan Ignacio Pérez Iglesias y el escritor y Premio Nacional de Literatura Kirmen Uribe cuentan cómo ha sido su experiencia en estos grupos de trabajo. Ambos confiesan que desde el principio que oyeron hablar del proyecto les pareció muy ilusionante. Piden, asimismo, que se deje de utilizar como arma arrojadiza política para valorar la importancia de un proyecto emblemático para este país, que podría convertirse en el paradigma cultural del siglo XXI y cuya construcción generaría 3.500 empleos y su funcionamiento contribuiría a sostener 826 empleos cada año.