hAGAMOS un poco de arquelogía de las palabras y sus tendencias, viajemos hacia los orígenes. En los años cuarenta, los músicos de jazz usaban la palabra hip para describir a cualquier conocedor de la emergente subcultura afroamericana, lo cual incluía conocer algunos de los mecanismos secretos del propio jazz y su mundo subterráneo y canalla. Los miembros de esta subcultura fueron llamados hepcats, un término que luego se transformó en la palabra que hoy se usa, hipster, un paraguas bajo el que se cobija algo más que una cultura. Hay quien se atreve a considerarlo una forma de afrontar la vida. En realidad, ese estilo de vivir se refleja a las mil maravillas en la descripción lanzada por Sofía Coppola en la película Lost in Traslation de 2003, cuando uno de los personajes sentencia de la siguiente manera: “No hay que regresar aquí nunca, porque nunca sería tan divertido”. Un continuo estreno, ya ven. Como si la vida fuese el rodaje de una película. Quizás este recorrido underground vaya más allá de esta tendencia de vida. O tal vez se reduzca a una manera diferente de moverse por Bilbao, una forma original de ser y sentirse en la calle, en la vida misma.

En el barrio de Zorrotzaurre se esconde uno de esos lugares secretos del Bilbao más pintoresco. Con la ecología por bandera, allí se sitúa una zona chill-out improvisada. El espacio tiene un aura mágica. Está hecho con materiales reciclados y aunque está lejos de ser un spa, da la posibilidad de disfrutar de un baño en la ría en una playa artificial. Ya ven, la imaginación que florece. Además, dispone de troncos para sentarse e incluso una antigua bobina de cables que ahora hace las funciones de mesa y una secuencia de neumáticos transformados, por medio del reciclaje, en una suerte de maceteros de caucho. Visto en conjunto, ofrece todo un remanso de paz y tranquilidad en medio de la gran ciudad. siempre tan ajetreada en este siglo XXI, tan veloz que cuando llegue a su fin acabará por medir 99 años en lugar de los cien clásicos. Son las modas.

Entremos en más profundidades. Los arquitectos y decoradores son seres anónimos. Pero la zona sí está bien definida: tiene dos espacios bien marcados. Por un lado una zona para tomar el sol que han llamado Hondartza Artificial (en Bilbao hay tanta grandeza que si no tiene playa se crea una ad hoc...) y que cuenta hasta con unas escaleritas para bañarse en la ría, por si alguien con valentía se decide a dar el paso. Unos metros más allá está la zona chill out, propiamente dicha antes descrita. La antigua fábrica de galletas Artiach que puede contemplarse desde los troncos que hacen de asisentos acoge diversos eventos. Quien desee recrearse con las obras nacidas de la mano del hombre y no solo con las maravillas de la naturaleza en estado salvaje puede visitar a uno de los singulares vecinos de ese espacio: un taller de marmolería donde se diría que las estatuas talladas y allí expuestas cobran vida.

Sigamos con el recorrido de la gente de vanguardia que desea salirse del carril nuestro de cada día, de la gente que sueña con un día a día distinto. Se cuenta que hace muchos años, la joven Carlota Iglesias, Carol, cruzaba todos los días la ría pasmando con su belleza a los trabajadores de los talleres de la zona. De ella tomó el nombre la única grúa de los Astilleros Euskalduna que aún siguen en pie (aún se puede ver a los pies del Museo Marítimo de Bilbao) y de ella tomó el nombre, Karola, este local que lleva cuatro décadas abierto. Se trata de un pequeño edificio art-decó en cuyos bajos se ubica una joya singular de la arquitectura local. Con una terraza climatizada de más de 30 metros cuadrados, es el destino ideal para un día soleado sea en invierno que en verano. Y como además se encuentra a un paso del nuevo estadio de San Mamés, se convierte en un punto de encuentro en las horas de ambiente previas a los partidos.

Apodado a sí mismo el antibareto, hay otro espacio lque se ha encargado de mezclar la tradición vasca, con las nuevas tendencias, creando un rincón único en la rivera bilbaina. Baobab ( calle Príncipe 1 - esquina Ripa) se define como un lugar de encuentro e intercambio cultural y social donde se aboga por el pensamiento crítico y la transformación social. Un espacio abierto al encuentro entre gentes y mentes diversas. Los productos que ofrececen provienen, en la medida de lo posible, de productores locales, empresas pequeñas, agricultura ecológica y comercio justo. Además la música tenue y sedosa permite la charla, la lectura, o el simple y gozoso ensimismamiento.

A este atmósfera hay que añadir otra más cercana, Kantine (pronunciado kan-tín), Además de funcionar como bar, los gestores del local quieren centrarse en dar de comer y cenar a todo el que por allí asome la patita, especializándose en la comidas senegalesa. que también os conté en otra entrada. A primera vista el protagonista principal de Kantine es un colorido mural de una mujer africana junto a jirafas y cebras, realizado por Ana Virto. Un gran trabajo que no pasará inadvertido. Esta incursión en el mundo moderno hace de la zona de Ripa uno de los lugares más llamativos y sugerentes de una ciudad que alterna el clasicismo con la modernidad. Una suma de gustos que da respuesta a los paladares más exigentes de los usuarios habituales y los visitantes que llegan a la ciudad en busca de rincones que la distigan y le den un aire nuevo.

El rastro Open Your Ganbara que se celebra en la antigua fábrica de galletas de Artiach en Zorrozaurre es otro de los secretos mejor guardados. Se celebra el último domingo de cada mes, donde se pueden ver decenas de jóvenes alternativos mezclados con seniors que reviven la magia de su juventud. Es una suerte de mercado de las pulgas bohemio como contrapunto al Bilbao más clásico. Por otro lado, la gente alternativa, si es que se puede llamar así, aconseja visitar el MuMe, en Garabia Zwap Bilbao, también en la península de Zorrozaurre. Se trata de un ¡gong! que retumba para llamar a los amantes de la música donde, con la excusa de vender, comprar, cambiar o probar instrumentos (o cualquier idea que tenga que ver con la música), se reunen luthiers, músicos, cantantes, productoras musicales, gente que quiere dar una segunda vida a sus discos, artistas, coleccionistas y apasionados del arte.