“Soy España con bata de cola”
BILBAO - Isabel Pantoja visita el Bilbao Exhibition Centre de Barakaldo. Quiere conocer el espacio donde se celebrará la fiesta de los premios MTV Europa (EMA) el próximo 4 de noviembre. “Me ha dicho mi representante que les interesa que haga un dueto con Niki Minaj durante el evento. Será estilo tonadilla-rap”, explica. Se cruza las manos por delante de la cara con los dedos a lo latin king y camina con el bamboleo de un portorriqueño del Bronx. “Marinero de luces-uces, con alma de fuego y espalda morena, oh yea, se quedó tu velero-ero perdido en los mares, varado en la arena, nena”, tararea al ritmo de los temas de Calle 13. “Algo así quieren, pero me cuesta verme con un top, enseñando el ombligo, y unos leggings de leopardo. Le pediré los leggings a mi comadre María Jiménez, que tiene una docena con estampados de toda la fauna africana”, explica. “Eso si, a ver la talla”, se lamenta.
¿Qué tal le va?
-Pues chico, estirando la goma a ver si alcanzo la jubilación. Pero aún me queda. Con 55 años, fíjate lo que me resta por cotizar. Una barbaridad. Menos mal que me ayuda la pensión de viudedad por lo del difunto Paco, que en gloria esté. ¿Y se hace usted una idea de los pucheros que tengo que llenar todos los días?
A ver, Isabel, le queda menos por cotizar, que tiene usted 62 años. Y los pucheros? que sepamos, vive sola.
-¡Anda! Es verdad, menuda memoria la mía, que cumplí 62 en agosto, precisamente el día de Nuestra Señora de los Ángeles, san Betario de Carnuto y santa Centolla mártir. Pero tengo la cabeza como el baúl de las castañuelas: desde aquello del caso Malaya no me acuerdo de nada-nada. Me convencí tanto de que no recordaba ni un poquillo que, al final, se ha vuelto verdad. Qué cosas tiene la vida ¿eh? Se me enamora el alma, se me enamoraaa, cada vez que te veo, doblar la esquinaaa... ¿A que parece que tengo 55, mi arma?
Luego le comento ¿Qué me dice de los pucheros que tiene que llenar?
-Vivo sola, de momento. Ya no trabaja aquí Dulce, que fue una amarga experiencia, y aún no he contratado a nadie. Estoy en contacto con la ONCE para la selección de empleadas del hogar: necesito personas trabajadoras pero que vean muy poco, para que luego no lo casquen en el Sálvame. Y si pillo una subvención, mejor. La cosa es que, aunque esté sola, cocino como para una bandera de la Legión. A medida que se acerca la hora del almuerzo se acercan Kiko y sus tres criaturas, Chabelita, que no me habla pero si que come; mis hermanos, Bernardo y Agustín, y hay veces que hasta Chiquetete. Ojo, que no se les ocurre ni traerse un tetrabrik de Don Simón. A mesa puesta. Claro, todos los días papas con costilla, o arroz con habichuelas, tampoco les apetece a los muy finolis. Vamos, que no es fácil ser la Pantoja, cari.
¿Y Julián Muñoz no se presenta a llenar la andorga?
-Deje en paz a Julián, por favor. Creo que sufre el síndrome de Diógenes: se acostumbró a llenar bolsas de plástico con billetes de 100 euros y ahora no para de llevarse bolsas llenas de papeles y periódicos que recoge por la calle y los guarda bajo el catre. Está fatal el pobre. Ya no usa cinturón: ahora se pasa la corbata por las trabillas del pantalón y se la pone al cuello.
Bueno, tampoco se fijará mucho la gente. Solo se ata el pantalón un par de dedos más arriba que antes.
-Cuando le veo, me río. Y pienso, dientes-dientes que es lo que le jode. Estuve muy confundida con ese hombre. Me lió con su cultura enciclopédica. Yo era una viudita inocente y desamparada, corazón.
Ya, ya. ¿Qué echa de menos en su actual soledad?
-Ducharme con gente. En la cárcel me acostumbré a ducharme con otras reclusas y es un momento muy bonito. Aprovechábamos para conversar de nuestras cosas, conocernos mejor, trabar amistades.... Me habitué a esos momentos. Me da mucho coraje tener que ducharme todos los días en soledad.
Es usted un personaje muy popular ¿Cómo se describiría a sí misma?
-Yo soy España con bata de cola. Lo resumo todo. Soy nieta de un cantaor, Pipoño de Jerez; hija de un letrista de fandangos y una bailaora; viuda de un torero; madre de un pinchadiscos; y expareja de un alcalde corrupto. Solo me falta un futbolista en el currículo familiar para que sea redondo, pero, en eso, le tengo mucha confianza a Chabelita.
Se sube los cuellos del abrigo de visón justo hasta las patillas, se cala las enormes gafas de sol y gira 180 grados con todo el garbo, como cuando abandona el escenario. Se detiene para preguntar. “¿Dónde se come bien por aquí?”. “Este es el territorio con más estrellas Michelin por kilómetro del mundo”, respondo. “Nada de platitos finolis. Alubias rojas con sacramentos, mi arma”. Y apunta una docena de lugares entre Lezama, Gernika y La Arboleda. Que se preparen los de la MTV.