donostia - Givenchy era el presidente fundador del Museo Balenciaga de Getaria, que visitó en numerosas ocasiones en honor al que consideró siempre su “maestro” y fuente inspiradora. La pasión de Givenchy por Balenciaga llevó al modisto francés a implicarse desde los inicios en el proyecto de levantar un museo en Getaria que mostrara el trabajo del que decía, “ha sido y será siempre el modisto más grande” de la historia. “Todos nos hemos inspirado en este gran creador, que dominaba como nadie el tejido, las formas, el corte, la calidad y la elegancia”, dijo en una de sus frecuentes visitas a San Sebastián. Givenchy fue el presidente fundador de la Fundación Balenciaga, germen del museo que albergaría después el legado de su maestro y cuya ejecución siempre defendió, incluso en los momentos más difíciles en los que se redimensionó un proyecto que tardó diez años en hacerse realidad. Desde entonces, fueron numerosas las veces que Givenchy se trasladó a Gipuzkoa, la última documentada el 26 de mayo, a la inauguración de una exposición de los diseños que legó al museo otra de sus amigas, la multimillonaria estadounidense Rachel L. Mellon. La relación de Bunny Mellon con la casa Balenciaga de París se inició en 1956 y concluyó en 1968, cuando el maestro cerró su negocio y la acompañó a los talleres de Givenchy para que éste tomara el relevo. El cargo de Givenchy como presidente fundador nunca se limitó a ser honorífico, se implicó hasta sus últimos días en mantener vivo el legado de un maestro “generoso” que le brindó su apoyo desde que se encontraron en Nueva York. La vinculación de Givenchy con la tierra de su maestro le llevó a diseñar desinteresadamente un uniforme para las coralistas del Orfeón Donostiarra, conformado por una túnica en negro con un gran lazo rosa, que convive con el que creó Balenciaga en 1964 para estas vocalistas. - Efe