Londres. Los almacenes británicos de lujo Selfridges han recuperado en tiempo de rebajas la sala del silencio, un espacio insonorizado donde aislarse de la vorágine de las compras que la compañía ya utilizó hace un siglo. La sala acaba de inaugurarse dentro de la campaña No Noise (Sin ruido), con la que estos almacenes situados en la céntrica Oxford Street londinense pretenden ofrecer "momentos de paz y tranquilidad en un mundo que nos bombardea con información y estímulos", según aseguran. Junto a esa sala para aislarse y reflexionar, la iniciativa incluye mensajes de meditación ideados por un monje budista o la retirada del logo de Selfridges de sus icónicas bolsas amarillas para que los londinenses se centren en lo importante: buscar la calidad. La sala del silencio, situada en la cuarta planta del lujoso complejo, tiene como único mobiliario un banco dispuesto alrededor de sus cuatro paredes que permite descansar, sin límite de tiempo, en un ambiente sobrio y tenuemente iluminado. Para acceder a este remanso de paz de diseño minimalista, los compradores están obligados a despojarse de sus zapatos, así como de móviles y otras distracciones tecnológicas propias del siglo XXI para, una vez allí, dejar volar la mente. Pese a las apariencias futuristas del proyecto, que busca combatir el estrés, la idea tiene más de un siglo de historia y fue iniciativa del fundador de esos almacenes, Harry Gordon Selfridge, en 1909, con el mismo propósito que hoy. El objetivo marcado entonces fue ofrecer a los compradores "un retiro donde descansar de la vorágine de las rebajas y recuperar fuerzas", según recuerda la empresa.
- Multimedia
- Servicios
- Participación
