MURCIA. Los investigadores han utilizado en las plumas de 207 pingüinos distribuidos por toda la península Antártica una técnica analítica extremadamente sensible y fiable, con la que han encontrado concentraciones de aluminio, cromo, manganeso, hierro, níquel, cobre, zinc, arsénico, selenio, cadmio y plomo.

Los resultados indican que la Antártida no está exenta de contaminación y que, en zonas del sur, donde se concentra la mayor parte de actividades humanas, tanto por la actividad científica como por el incremento del turismo, los niveles de contaminación son similares a los de otras regiones del planeta a priori más contaminadas.

La actividad humana a nivel local, pero también a través del transporte de contaminantes a nivel global, parecen ser los responsables.

La investigación, en la que han participado la Estación Experimental de Zonas Áridas y el Museo Nacional de Ciencias Naturales del CSIC, se ha publicado en la revista Environmental Pollution, especializada en procesos ambientales y efectos de los contaminantes.Además, la profesora Silvia Jerez ha sido reconocida con la mención honorífica de la Wildlife Society por sus estudios sobre los pingüinos antárticos.