JAVIER Anastasio, acusado de ser coautor del asesinato de los marqueses de Urquijo en 1980 y que huyó antes del juicio -en el que la Fiscalía pedía sesenta años de prisión para él- ha asegurado ahora desde Argentina que fue uno de los magistrados del tribunal quien le aconsejó que se diera a la fuga. "Un juez honesto y decente que formaba parte del tribunal que iba a juzgarme me dijo que me fuera, que iban a condenarme", dice Anastasio en una entrevista concedida a la revista Vanity Fair después de que la Justicia haya declarado prescrita la causa que se seguía contra él. En la entrevista, Anastasio dice que no asesinó a los marqueses de Urquijo y que el día del doble crimen, el 1 de agosto de 1980, ni siquiera llegó a entrar en la casa donde se cometió éste y se declara "absolutamente convencido" de que tampoco Rafael Escobedo -yerno de las víctimas, condenado a 53 años de prisión y que se suicidó en la cárcel en 1985- fue el autor de las muertes. En aquel momento se dijo que Escobedo culpaba a sus suegros de sus problemas matrimoniales con Myriam de la Sierra, hija de los marqueses, y confesó el crimen a la Policía.
Aunque Anastasio nunca llegó a ser juzgado y por tanto no ha sido declarado culpable, la sentencia del Tribunal Supremo que en 1991 condenó a otro de los implicados, Mauricio López-Roberts, como encubridor del caso Urquijo señalaba que éste conocía que Escobedo y Anastasio fueron en coche al chalé de los marqueses la noche del crimen. La resolución, dictada en la causa en la que debía haber sido enjuiciado Anastasio, añadía que éste y Escobedo accedieron a la vivienda rompiendo un cristal de la puerta de la piscina y practicando un agujero en otra de madera y que Rafael dio muerte con una pistola a sus suegros mientras dormían. El tribunal añadió que López-Roberts conocía también que Anastasio tiró los utensilios empleados en la carretera de San Martín de Valdeiglesias y el arma en el pantano de San Juan. En sus declaraciones a Vanity Fair, Anastasio -que huyó de España en diciembre de 1987- sí admite haberse deshecho del arma y dice: "Coger la pistola y hacerla desaparecer fue el error de mi vida (...) Aunque pensándolo con los años, quizás aún sabiéndolo, hubiera hecho lo mismo". Los marqueses de Urquijo fueron asesinados en su chalé de Somosaguas en la madrugada del 1 de agosto de 1980. El marqués apareció muerto de un tiro en la nuca y su esposa de dos disparos, uno en la boca y otro en la yugular.