granada. Guapa. Elegante. Cariñosa. La descripción que hacen de Michelle Obama quienes han coincidido con ella desde su llegada el miércoles a la Costa del Sol deja claro que los españoles se han rendido a la primera dama de Estados Unidos. Sus cortas vacaciones se han convertido en el evento mediático del año y todos están pendientes de los pasos de la mujer de Barack Obama.

"¡Guapa! ¡Guapa!", le gritan por las calles del sur de España. Y aplauden a su paso. Ella, con o sin sus modernas y enormes gafas de sol, no deja de sonreír a todos los que intentan acercarse para verla. Empresa ésta no siempre fácil por el gran número de imponentes agentes de seguridad norteamericanos que la rodean.

Michelle cae bien a los españoles, y éstos se deshacen en halagos a la primera dama. "Es simpática, estupenda, sencilla. Vamos, extraordinaria", celebraba ayer una de las camareras de la heladería en la que ella y su hija pequeña, Sasha, pararon nada más llegar a Granada para tomar un helado y combatir el sofoco de los 40 grados que marcaba el termómetro.

El calor, sin embargo, no fue obstáculo para que muchos granadinos se congregasen junto a la Catedral de Granada. La prensa hacía también guardia durante horas y bajo el sol veraniego a la espera de conseguir imágenes de Michelle Obama en España. Entre los paparazzi, la foto más esperada es sin duda la de la mujer del presidente de Estados Unidos en biquini o en bañador.

Pero les resultará difícil lograrla. El Villa Padierna, el hotel de cinco estrellas en el que se aloja junto a su hija, un grupo de amigos y parte de la comitiva que la acompaña, ha cerrado su club de playa para que ella y sus amigos puedan disfrutar del sol y del agua con toda tranquilidad y seguridad.

La primera dama de Estados Unidos, Michelle Obama, se mostró muy interesada por la historia de los Reyes Católicos, principalmente de la Reina Isabel, y por la proyección española en el continente americano y en su país, durante la visita a la Catedral y a la Capilla Real de Granada. Al término de la misma, se le regaló el libro de arte e historia de la Capilla, con el testamento de los Reyes Católicos, y a la niña un disco de música grabado en la propia Capilla durante el siglo XV y XVI.

Tras abandonar la Catedral, Michelle Obama y su hija se dirigieron al barrio del Sacromonte para asistir a un espectáculo flamenco en la cueva La Rocío, donde actuó el bailaor Juan Andrés Maya y su familia. El propio Maya señaló que Michelle Obama quería conocer cómo era una familia típica gitana.

El punto y final a la visita a la ciudad andaluza lo puso el recorrido por el buque insignia de Granada, la Alhambra.