La menopausia es la etapa de la vida de la mujer en la que deja de tener la menstruación y marca el fin de su capacidad reproductiva. Se diagnostica después de 12 meses sin regla, sangrado vaginal o manchado. Esto suele ocurrir entre los 40 y los 50 años, aunque la edad promedio en los países desarrollados se sitúa en los 51 años.

Los ovarios de la mujer dejan de liberar óvulos y su organismo produce menos estrógenos; esa disminución de los niveles de estrógenos en sangre es la que propicia la aparición de los principales síntomas de la menopausia.

Una mujer muestra síntomas de cansancio y apatía.

Síntomas de la menopausia

Uno de los síntomas más conocidos de la menopausia son los sofocos o calores súbitos. Comienzan en el pecho y suben hacia el cuello y la cara; causan sudor y suelen desaparecer en unos minutos. Si se producen por la noche, se conocen como sofocos nocturnos y resulta muy útil acostarse con un abanico cerca.

En esa etapa, la mujer también puede experimentar un cambio de carácter a causa de la ansiedad, la irritabilidad o el cansancio que produce no dormir bien por la noche a causa de los sofocos. 

La sequedad vaginal es otro síntoma y, al producir dolor en las relaciones sexuales, puede llevar aparejada una disminución del apetito sexual

Por su parte, la piel también se resentirá con la menopausia. Perderá densidad y elasticidad sobre todo en la cara y en el cuello, y comenzará a descolgarse con los signos de la edad.

Aumento de peso

La menopausia también suele venir acompañada de un aumento de peso en la mujer. Los cambios hormonales que experimenta su cuerpo pueden hacerle ganar hasta tres kilos, que van a parar principalmente a la zona abdominal. Sin embargo, no se trata de un problema meramente estético, sino de salud.

El principal motivo de este aumento de peso hay que atribuirlo a la disminución de los estrógenos, lo que puede causar una mayor resistencia a la insulina y por consiguiente un aumento de los niveles de glucosa en sangre

La resistencia a la insulina se produce cuando las células de los músculos, grasa e hígado no responden bien a la insulina y no pueden absorber la glucosa de la sangre fácilmente. Como resultado, el páncreas produce más insulina para ayudar a que la glucosa entre en las células.

Una mujer madura presenta algunos síntomas de la edad.

Tres alimentos

El endocrino Francisco Rosero explica qué se puede hacer para no ganar esos 3 kilos o para reducirlos si ya se han ganado. Apunta que lo principal es controlar la insulina, una hormona adipogénica formadora de grasa por excelencia. 

Un exceso de insulina en el organismo va a producir un exceso de acumulación de grasa y regularlo va a ser imprescindible tanto para mantener un peso saludable como para reducir el riesgo de sufrir enfermedades como la diabetes tipo 2 o el síndrome metabólico.  

Por ello, y para controlar la insulina, Rosero insta a dejar de consumir tres alimentos muy presentes en nuestra alimentación y a los que acusa de ser los principales responsables de esa ganacia de peso: el azúcar, el pan y la leche.

El endocrino recomienda dejar de tomar azúcar en cualquiera de sus variedades (blanca, morena, panela o miel) por ser el principal disparador de la producción de insulina en el organismo. Asegura que esto permitirá un mejor manejo del metabolismo y una menor acumulación de grasa.

En cuanto al pan, Rosero pide no consumirlo por ser un carbohidrato simple, que puede causar picos de insulina y de acumulación de grasa en el abdomen. 

Respecto a la leche, el endocrino señala que es azúcar líquida que contiene lactosa y galactosa, dos azúcares que impactan en la insulina y pueden dificultar la pérdida de peso. Recomienda tomar el calcio, tan necesario en esta etapa, de otras fuentes que tengan menos impacto sobre la insulina y sobre el páncreas

Frente a esta afirmación, otras voces como la del Instituto de la Menopausia, destacan la importancia de consumir leche durante la menopausia, aunque consideran mejor tomarla desnatada para evitar un exceso de grasa.

Si el objetivo es perder peso y que esa pérdida sea sostenida en el tiempo, la mejor recomendación es hacerlo de una forma saludable, con una dieta variada y equilibrada, acompañada de la práctica de ejercicio y de un estilo de vida sano