Comienza este paseo con la revelación de un secreto. No en vano, allá por el siglo XIX, el espacio comprendido entre el muelle de Urazurrutia y el puente de la Merced se abarrotaba de gabarras, para transportar el mineral de hierro, que les llegaba por los túneles de salida del material. En el número 2 del Muelle Marzana, tenía su salida uno de estos túneles. Tal salida se abriga tras una puerta. Esta galería, de 90 metros en su parte más corta y 140 en la más larga, conserva las vías por las que circulaban las vagonetas. Valga ese guiño para emprender el camino hacia Miribilla, el barrio que hoy se ubica en el viejo monte Miravilla, que era como se llamaba antaño, según aseguraba el viejo archivero de Bilbao, Manuel Basas.

Recordemos que hasta mediados del siglo XIX cualquier vizcaino podía explotar la mina. Poco a poco se fue eliminando esta posibilidad, lo que favoreció la concentración de la propiedad minera. Desde finales del siglo XIX se incrementó la explotación de las minas existentes en el Coto Minero de Miribilla, lo que provocó el crecimiento y la transformación de las zonas colindantes. Lo que había sido un arrabal de Bilbao se convirtió en un suburbio obrero y se desarrollaron nuevas agrupaciones de casas que adquirieron la consideración de barrios (San Esteban, Cantarranas...). La mayor actividad minera tuvo lugar en torno a 1900. La explotación de mayor extensión fue la mina San Luis. Su avance obligó a demoler casas que se habían levantado al ritmo de las necesidades y que estaban construidas sobre las vetas de mineral.

Cuenta la historia que Miguel de Unamuno se solazaba desde las alturas de Miribilla con la especial y singular vista de su botxito, que desde aquella zona rica en mineral de hierro, explotada por las ya desaparecidas y sepultadas minas de San Luís, Malaespera (quienes la han visitado de forma reciente hablan de una gran catedral excavada debajo de Miribilla, de acceso relativamente fácil para cualquier persona...) y Abandonada, podía obtener. Un paisaje que, al parecer, le encandilaba.

Les hablo del barrio de Miribilla, ubicado sobre el ya citado antiguo yacimiento de hierro. En 1998, sacudido ya el polvo de la revolución industrial y su terrible reconversión, comenzaron las primeras obras de urbanización, iniciando la construcción de viviendas en el 2000, cuya recta de llegada comenzó a partir de 2003. Aún hoy quedan algunas parcelas por urbanizar y algunos bloques de viviendas en construcción. Es un paso lento pero seguro.

Viajemos a ese pasado de pico, pala y barrena. El mineral era trasladado desde las minas a la ribera entre el puente de la Merced y el muelle de Urazurrutia, desde donde era remolcado por la ría hacia Olabeaga. Una de esas minas era la de San Luis, recordada con la calle que rodea el parque de Miribilla y que debe su nombre a su primer titular, un comerciante inglés llamado Luis Lewison. Fue clausurada en 1995 tras ocho años en los que permaneció inactiva, custodiada por Emilio Valdizán –minero encargado de cerrar por última vez la puerta de entrada a la galería– y una cuadrilla de operarios que veló por la seguridad de la caverna desde 1987.

Tras la aprobación en 1995 por parte del Ayuntamiento de Bilbao del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), donde ya se establecían los nuevos emplazamientos de carácter residencial en nuevo suelo, se desarrolló en 1998 el proyecto que planteaba una nueva expansión de la ciudad en esta área de 440.000 m2 de superficie, urbanizándose en 1999 y empezando la construcción de viviendas en 2000. Entorno a la Avenida Jardines de Gernika se vertebra el tejido urbano compuesto por más de 3.000 viviendas (dos tercios de protección oficial, VPO) y 50.000 m2 de espacios libres, 30.000 de ellos ocupados por un parque central en ladera.

La vida de Bilbao escaló hacia aquellas cumbres de la villa sin reparo. Allí se enclava una estación de cercanías (esta estación situada a 50 metros de profundidad, es la más profunda de toda la red de ADIF...) y se han construido una serie de equipamientos que dan servicio a la población de Miribilla y al resto de la ciudad: el edificio de Bomberos y Policía Municipal (trasladado desde Garellano, donde tantos años estuvo...); el frontón Bizkaia, que se inauguró el 19 de marzo de 2011 como la gran fortaleza de la pelota vasca; la iglesia de Santa María Josefa, un edificio destinado al culto religioso que se integra en un entorno urbano residencial de gran escala y con campanario digno de observarse por su rareza. El proyecto corrió a cargo del estudio IMB Arquitectos, finalizando su construcción en 2008. Se ubica en la Calle Jardines de Gernika 3. La iconografía exterior se reduce a la representación, en la fachada Este, de una cruz tumbada resultante de los volúmenes construidos. Cuenta el Bilbao arquitectónico que una gran vidriera tridimensional, sustentada en una estructura reticular metálica, culmina en el campanario y es capaz de captar la luz natural del sol, proyectarla sobre el templo y dirigirla hacia la planta de semisótano; el Bilbao Arena, cuna y casa de Bilbao Basket y el colegio Miribilla.

Hoy Miribilla es uno de los barrios jóvenes de Bilbao, habitado por una población con una media de edad más baja que el centro de la ciudad. Es un barrio moderno, ya les dije. Incluso cuando una se refiere a las viejas minas. El documental Olairon ha sido grabado en la mina Malaespera de Miribilla, entre otras localizaciones. Hace nada.