Hubo un instante, cuando Remco Evenepoel sintió cierto agobio por el asalto de Van Aert y el desvanecimiento de Cattaneo y Knox en el cierre de la Vuelta al Algarve, en el que Mikel Landa se giró hacia el belga, su líder. El escalador de Murgia comentó algo con Evenepoel. Esas palabras, tranquilizadoras, serenaron al inquieto belga, que había perdido a dos de sus peones en su intento de recortar tiempo a Van Aert. Solo Landa resistía a su lado. Fue suficiente. El trabajo del alavés aligeró la carga y la presión sobre Evenepoel, que defendía el liderato. Aceleró la marcha Landa y la desventaja se redujo sensiblemente. Después, aposentó a su líder en Malhao para que se jugase la victoria de etapa con Daniel Martínez. Evenepoel no pudo con el colombiano, pero Landa le había asegurado la conquista de la Vuelta al Algarve. Conscientes de la aportación del alavés como gregario de lujo, desde el Soudal no tardaron en enviar un mensaje de agradecimiento a Landa a través de las redes sociales. Aplaudieron el tajo que realizó. También impulsó a Evenepoel en Fóia, cuando su relevo deshojó la margarita entre los candidatos a la victoria.

El soporte de Landa fue más allá del que ofrece un gran relevo. Tuvo una mayor dimensión porque se introdujo en el ánimo y la psique del belga. La experiencia del murgiarra sirvió de refugio para Evenepoel, que pretende el Tour. Landa será su guía. En las carreteras portuguesas mezclaron de maravilla. El belga sabe que Landa puede ser su salvoconducto para soñar en Francia durante el mes de julio. Por eso, no tardó el vencedor de la Vuelta al Algarve en dar las gracias en público al alavés por su gran aportación tras soportar una situación que no era cómoda para sus intereses. Asume que la enorme experiencia de Landa es un bien muy preciado a proteger.