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"Quizás ahora sea mejor ciclista que en 2003"

"Quizás ahora sea mejor ciclista que en 2003"efe

Maçon. Por la mañana a Zubeldia (Usurbil, 1977) le rodea la prensa en el hotel donde pasa el primer día de descanso en el Tour e inmediatamente echa de menos las jornadas de reposo absoluto de los últimos años. En un momento, se acerca a Cancellara y le pregunta cómo ha sido capaz de aguantar toda la primera semana con tanto revuelo a su alrededor. De todas maneras, es una sarna con gusto. "Significa que las cosas van bien", dice Haimar, que, aunque olvidado por muchos durante tantos años, no se siente molesto porque ahora que todo pinta tan bonito le vuelvan a perseguir las cámaras. Dice que es ley de vida que cuando estás arriba la gente esté a tu lado y desaparezca cuando te escondes.

Años después, a Zubeldia, ahora que es sexto en la general, a 3:19 de Wiggins, antes de afrontar desde hoy los Alpes, le han vuelto a mencionar el podio y, él, tranquilo, habla con ambición de que quizás haya llegado el momento de arriesgar para conseguir algo mejor de lo que ya tiene en el Tour. Lo que tiene son dos quintos puestos, el último en 2007 y el primero, aquel señalado 2003 en el que asegura tenía piernas para subir al cajón pero le faltaba experiencia. "Recuerdo que entonces estaba nervioso todos los días del Tour mientras que ahora todo me lo tomo con más calma". Diez años más experimentado, dice que ahora sus piernas son más fibrosas, menos fuertes, pero que en general está al mismo nivel que entonces, "o, quizás, mejor".

¿Recuerda la última vez que tuvo que atender a tanta prensa en un día de descanso del Tour?

Por la mañana he caído en la cuenta de que hacía años que los días de descanso eran más tranquilos para mí. No me quejo, es señal de que algo está saliendo bien. Además, se han dado circunstancias como la retirada de Samuel o que Valverde no esté tan bien, así que me he quedado solo ahí delante. Para mí son momentos dulces. Lo pasé mal a principio de año -una lesión muscular le tuvo en barbecho durante un par de meses- y esto lo suple todo.

¿Le agobia un día de descanso así, tan estresante?

Por ahora no, pero le he comentado a Fabian (Cancellara) cómo había sido capaz de aguantar siete días así, asediado por la prensa. Y eso que lo mío es mucho menos estresante.

¿Y le molesta que, olvidado por muchos durante tanto tiempo, se arrimen a usted ahora que la cosa pinta tan bien?

¡Qué va! Es ley de vida. Cuando cambié de equipo hace cuatro años cambié, también, de rol. Vine aquí para trabajar y dejar de ser un líder, que son los que, en definitiva, atraen los focos. Además, estos últimos años tampoco he estado en el candelero del Tour. Cuando estás arriba es normal que la gente esté contigo y cuando estás más escondido, que no te hagan tanto caso.

35 años, 11 Tours… ¿Ya no se esperaba esta oportunidad?

Antes de venir al Tour era consciente de que estaba bien. Sabía que iba a cumplir con mi trabajo porque las sensaciones eran buenas y había hecho lo que tenía que hacer. Luego, se han dado algunas circunstancias que me han colocado donde estoy: la primera tiene que ver con el equipo y, la segunda, conmigo, porque mi rendimiento hasta ahora ha sido mejor de lo que esperaba. Se me presenta una buena oportunidad para volver a ser protagonista en el Tour y solo espero poder aprovecharla.

¿La situación le recuerda en algo a sus primeros Tours?

Sí que me vienen recuerdos de cuando aspiraba a una buena general, sobre todo aquel 2003. Pero ahora es distinto. Soy más veterano y lo llevo todo con más calma.

No es lo mismo ser protagonista en el Tour con 24 años que con 35.

Con 24 años estaba nervioso prácticamente todos los días del Tour. Ahora lo llevo mejor. Antes de la crono sí que volví a sentir cierto nerviosismo, pero eran las dudas, la incertidumbre de cómo respondería en un día clave para mí.

En esta década, ¿en qué ha cambiado Haimar?

Soy la misma persona de entonces. Si le preguntas a la gente que está a mi alrededor te lo dirá. Solo que tengo diez años más y he avanzado en la vida. Ahora tengo familia -mujer y dos hijas, Ane y Jule- y mentalmente soy más adulto. Eso, inevitablemente, se transmite un poco a tu vida profesional. Como ciclista soy más tranquilo y sé cuál es mi sitio.

¿El Tour ha cambiado?

Los ciclistas cambiamos, pero el Tour sigue siendo el mismo. O parecido. Cambian algunas cosas, pero, al fin y al cabo, seguimos hablando de lo mismo que hace diez años. De salvar las caídas durante la primera semana, de quién puede estar bien en la montaña cuando se acercan los Alpes... Año a año se repiten las mismas situaciones. Ahora, con la edad, ya sé lo que va a venir mañana, pero recuerdo que con 23 años tenía dudas sobre todo.

Tras la crono le volvieron a preguntar, tantos años después, por el podio. ¿Siente que es una palabra maldita?

De momento, está complicado. Están los dos Sky muy por encima de los demás y luego quedamos el resto metidos en dos minutos. Yo nunca he dado el paso hasta el podio, pero he sido dos veces quinto y sí que creo que ha llegado el momento de arriesgar para conseguir algo mejor.

¿Es ahora más ambicioso que antes?

No es que sea más ambicioso, sino que pienso que como ciclista mi carrera está hecha ya y que si quiero añadir algo más, ahora es el momento de arriesgar.

¿Habla de jugársela para subir al podio?

No en concreto por el podio, sino por algo más de lo que he hecho hasta ahora en el Tour. Para eso, tendré que cambiar cosas.

Suele decir usted que en 2003 tenía piernas para subir al podio del Tour pero que le faltaba experiencia. Ahora tiene experiencia y…

Con 24 años era joven y fuerte y ahora las piernas son más fibrosas, sin tanta fuerza. A cambio, tengo más experiencia y cabeza que entonces. Si pones todo en la balanza, seguramente ahora soy un ciclista parecido al de entonces o, quizás, mejor.

Llegan los Alpes, el calor, los puertos largos y tendidos que siempre se le han dado de maravilla.

Por mis características, es cierto que me vienen mejor. Los conozco bien, como los Pirineos.

¿El equipo le va a respaldar? ¿Han hablado de ello?

Lo haremos mañana -por hoy-, pero los directores me han comentado que me van a apoyar porque me ven bien. Pero también tenemos otras ambiciones. Además de una buena general, queremos ganar etapas. Si hay algún equipo que pueda ser tan fuerte como el Sky en este Tour es el nuestro. No tenemos a alguien como Wiggins o Froome, pero somos un bloque homogéneo con mucha capacidad para mover la carrera.

¿Tienen pensado hacerlo?

Seguro que daremos de qué hablar.

Ahora es usted el 'patrón' del equipo americano al que llegó para ayudar a Armstrong a ganar el octavo Tour.

Es curioso, ¿verdad? Son circunstancias. Yo siempre he tenido claro, desde que cambié de equipo y dejé Euskaltel, que estaba al servicio de gente que en citas importantes como el Tour tenía que estar muy arriba. No me ha pesado hacerlo porque fue algo que decidí yo en su momento. He tenido mi hueco en el resto del calendario y con eso me bastaba. Pero es verdad que siempre esperas que te llegue una oportunidad como esta.

¿Puede ser la última?

Solo sé que tengo que aprovecharla.

El Tour también tiene un nuevo patrón. ¿Wiggins asusta?

Impresionan. Él y el Sky. Para arriba no muestran ninguna debilidad y contra el crono, ni te digo. Se esperaba que tanto él como Froome anduvieran bien, pero lo que hicieron es dar un puñetazo en la mesa que ha dejado el Tour temblando. Además, que sean dos corredores del mismo equipo los que dominan el Tour deja menos posibilidad para encontrarle un punto débil al líder.

Usted ha convivido con Armstrong o Contador, ¿el inglés impone el mismo respeto en el pelotón?

De momento, es el candidato a ganar el Tour, mientras tanto Lance como Alberto han conseguido unos cuantos. Ellos se ganaron el respeto del pelotón y el tiempo dirá si Wiggins llega a ese nivel de admiración.

¿Puede perder Wiggins este Tour? ¿Tiene alguna debilidad?

En la pasada Dauphiné le arrancaron bajando la Grand Colombiere (el puerto que se sube hoy) y le hicieron daño. En los descensos no es tan hábil como Nibali o el propio Evans. Quizás le puedan meter mano de esa forma.