Hay personas a las que los vuelos se les hacen muy largos, o simplemente que no pueden controlar sus impulsos amorosos hacia sus parejas. Pero eso puede tener consecuencias e incluso llevar a una detención policial. Que se lo pregunten a Reuben Jeremy Finn, un hombre que ha sido condenado por “besar excesivamente” a su novia durante un vuelo de Air New Zealand, haciendo caso omiso a la tripulación, que le pidió repetidamente que se contuviera para no crear un escándalo.
Besos apasionados y más
Según informa el diario Daily Mail, poco tiempo después de que tuviera lugar el despegue Finn y su pareja comenzaron a besarse con enorme intensidad, alcanzando límites que resultaban incómodos para los 48 pasajeros y los tripulantes de cabina. De hecho hay testigos entre los viajeros que aseguran que en algún momento le vieron a él con las manos dentro del sujetador de su pareja e incluso dentro de sus pantalones.
Los auxiliares de vuelo decidieron intervenir tras recibir varias quejas del resto de pasajeros, pidiéndoles que se comportaran con corrección o de lo contrario se trasladaría lo sucedido al piloto. Pero Finn y su novia siguieron a lo suyo, ignorando las advertencias recibidas y sin importarles que los estuvieran viendo desde otros asientos del avión.
Las quejas no cesaron y los tripulantes volvieron a acercarse a ellos para insistir en su petición, pero en ese momento fingieron estar dormidos y al alejarse los auxiliares continuaron con su desenfreno, lo que desembocó en su detención al aterrizar el vuelo.
Dura sentencia
La cosa terminó en juicio y el hombre no salió muy bien parado. El fiscal declaró ante el tribunal que el incidente había puesto al resto de los pasajeros y a los tripulantes en una situación extremadamente incómoda. Finn fue sentenciado a seis meses de detención comunitaria con toque de queda de lunes a viernes desde las 20.00 hasta las 5.00 horas, a lo que se suman 12 meses de supervisión intensiva.
Las normas sobre las muestras públicas de afecto en los aviones son diferentes según el país de destino u origen del vuelo. En cualquier caso, besarse en un avión no es una acción ilegal de por sí, salvo que se convierta en un acto de exhibicionismo, indecencia pública o cause incomodidad a otras personas, lo que podría dar lugar a cargos penales o a ser escoltado fuera del avión. La clave, como siempre, está en la discreción y en la moderación.