El Bellas Artes acoge una conferencia sobre Dickens y Zamacois
La conexión entre Dickens y Zamacois reside en que el escritor inglés compró el cuadro ‘El guarda campestre’ en 1868 en Nueva York
Hay historias que se entrelazan por muy inverosímiles que parezcan. Hoy vengo a hablarles de una de ellas. La conexión entre Charles Dickens y Eduardo Zamacois reside en que el escritor inglés compró una pintura de Zamacois, El guarda campestre, en 1868 en Nueva York. Esta obra, ambientada en la campiña francesa del siglo XVIII, muestra a un guarda sorprendiendo a un joven, y Dickens pudo haber sido atraído por la representación de la infancia y la pobreza en la obra. El cuadro fue recientemente adquirido por el Museo de Bellas Artes de Bilbao. Dickens realizaba entonces una de sus largas giras de lecturas públicas de su obra en los Estados Unidos. Fue entonces cuando se percató de la obra de Zamacois, reconociendo en ella la esencia de su universo literario.
Al hilo de esta realidad, el propio museo, en el entorno del Día Internacional del Libro, aprovechó la presencia de esa misma obra en la pinacoteca para organizar una conferencia de Fernando Galván Reula, catedrático de Filología inglesa de la Universidad de Alcalá de Henares. Fernando ha desempeñado puestos relevantes de gestión académica en el ámbito nacional e internacional. Su trabajo ha estado dedicado principalmente a la traducción literaria clásica del inglés al español (obras de Philip Sidney, John Milton, Daniel Defoe, Samuel Richardson, Henry Fielding, William Wordsworth, Oscar Wilde, James Joyce, Joseph Conrad, George Orwell y Graham Grenne) y entre sus trabajos destaca la publicación Conocer a Dickens, en el que realiza una retrospectiva de la biografía del artista además de su trayectoria literaria. La charla, apoyada en ilustraciones visuales de dibujos ligados a novelas de Dickens de la época que se publicaban por entregas, habló sobre la infancia, la pobreza y la educación. Usó como ejemplos las principales novelas del autor dedicadas a la infancia, como Oliver Twist (1837-1838), Nicholas Nickleby (1838-1839), Almacén de antigüedades (1840-1841), David Copperfield (1849-1850), Tiempos difíciles (1854) y La pequeña Dorrit (1855-1857), así como otros dos títulos muy significativos (Sketches de Boz [1836] y Los papeles póstumos del club Pickwick [1836-1837]). Todos ellos están estrechamente vinculados a las ilustraciones que se publicaron con los textos, producto de reputados artistas de su tiempo con los que colaboró, como Robert Seymour, George Cruiskshank y Hablot Knight Browne (más conocido por su pseudónimo Phiz).
Miremos ahora al cuadro principal. La escena que recoge El guarda campestre presenta a un niño vaciando sus bolsillos, amedrentado frente a la actitud vigilante del guarda. ¿Ha robado algunas manzanas? ¿Las ha dejado caer de sus bolsillos al verse sorprendido? ¿Se ha percatado el guarda de lo que oculta el niño en su sombrero? Los personajes infantiles de las obras de Dickens –al igual que los protagonistas de Zamacois– fueron descritos como criaturas desamparadas abocadas a la necesidad de supervivencia frente a la disciplina y presiones de la familia, las instituciones o del propio sistema educativo.
Testigos de todo cuanto les cuento fueron Miriam Alzuri, conservadora de Arte Moderno y Contemporáneo del Museo de Bellas Artes; los técnicos del museo, Jon Ander Tomás y Marta Mercadal; Loiola Martínez, Mertxe Arrillaga, María Ángeles Ortube, Juan Carlos Zabalo, Charo Basáñez, Mari Luz Quiñonero, Mari Carmen Olivares; los hermanos Aitor y Gorka Ibarrola, José Latorre, Miren Ruiz, Begoña Goikolea, Eva Martín, Begoña Solana, Marisa Artiñano, Marfía Jesús Pérez Legorburu, Fernando del Campo, José Suero, Andoni Díaz Jauregi, Charo Bengoetxea Larena, Ana Merino Zubizareta, Mari Carmen Olivares, María Isabel Parrondo, Jesús María Larrauri y un buen número de gente que disfrutó de la entretenida charla.