LA alta costura surgió en el siglo XVIII con Rose Bertin, la diseñadora de modas francesa de la reina María Antonieta, considerada una de las primeras en introducir la moda y la alta costura en la cultura francesa El liderazgo francés en la moda europea se consolidó a finales de ese mismo siglo cuando la influencia, que venía del arte, la arquitectura, la música, y la moda de la corte francesa en Versalles fue imitada en toda Europa. Así habla la historia aunque en realidad el mundo de la moda consensía que el costurero Charles Frederick Worth (13 de octubre de 1826-10 de marzo de 1895), es ampliamente considerado el padre de la alta costura como se conoce hoy en día.
Viene al caso esta reflexión ahora que en la tarde de ayer se desplegaron las pasarelas del Palacio Euskalduna para que el alumnado de tercer año de la Escuela de Alta Costura Javier Barroeta presentase sus colecciones finales de curso en el desfile bautizado con el sobrenombre de Pasarela de Nuevos Couturiers: El futuro de la Alta Costura. Para la inmensa mayoría de las doce personas elegidas para vestir el desfile, la ocasión recordaba a una instalación en el campo base, camino de la ascensión de Alta Costura, un ochomil del mundo de la moda. Todo sucedió en el Palacio Euskalduna, con el propio Javier Barroeta atento en una tarde donde el chal de la emoción abrigaba.
Abrió el desfile la diseñadora Onintze Aramburu con su colección de novias Amalore, todo un jardín de encajes y flores. Le siguió la colección Wannnabe de Sofía Puertas, una suerte del ancestral juego de vestir muñecas. Inspirada en los anillos que envuelven el cuello de las africanas mujeres jirafa y la corsetería de las mujeres de la época victoriana, Nagore Alonso y sus creaciones lucieron en la pasarela. La belleza surrealista de Mikel Tranche, espolvoreada sobre una suerte de jardín fantástico; el cambio climático que exige looks de rápido quitaipón que atrapa a la creatividad de Elizaveta Filippova; el homenaje al mar Cantábrico que rinde en sus creaciones Maialen Axpe; la sensualidad que persigue Judith Domínguez al invocar la moda masculina de la tauromaquia en un cuerpo de mujer; el antídoto contra los días grises y los edificios brutalistas a través de la naturaleza que busca Kattalin Andrade; la moda salvaje de Maialen Heredero y un buen puñado de creaciones de Virginia Muraz, Maitane Galiano o Candela Kuschic entre otra gente dejaron con la boca abierta a los asistentes a un desfile de altura.
La dieron forma a todo ello en las entrecajas gente del centro de formación profesional San Jorge con el estilismo, el maquillaje y la caracterización; Aitor Zarate inmortalizándolo todo con su cámara; el DJ Larva, Haritz Gorni; la jefa de estudios de la Escuela, Fabiola Santos, cabeza de marcha de una cordada en la participó un profesorado compuesto por Gabriel Azkoitia, Ruth Martin y Esther Rey, a quien el alumnado le pedía, una y otra vez, soluciones de última hora, y, por supuesto, Jorge Mota, un ángel para todo.
Testigos de todo cuanto les cuento fueron el concejal Xabier Ochandiano, Vicente Reyes, Maite Lozano, Isabel Muela, Gloria Múgica, Miren González de Mendialdua, María Tomasa Sánchez, Teresa Bustos, Vanesa Mulas, inmortalizándose con el propio Javier, un modisto de alta costura y muy elevadas enseñanzas; la historiadora María Jesús Cavam, Fidel Díaz Mera, modelos de la talla de Nerea Pagarizabal; estudiantes de primero y de segundo de la Escuela que aderezaron el desfile con una exposición inspirada en los años 20 y 30 del pasado siglo como Nerea Cabrera, Andrea Góngora, Ana Ruiz y Eva Irles entre otra gente; Javier Domínguez, Begoña Idigoras, Maitane Santos, Ainhoa Muguruza, Nuria García, Mikel Basterretxea y una corte de hombres y mujeres que comprobaron la eficacia de las mágicas lecciones de la Escuela.