LA segunda mitad de la vida es plateada. Tiempo atrás se creía que una personas adulta alcanzaba su mediana edad antes de cumplir los 40 años y que a los 58 ya era vieja. Hoy en día se considera que la edad madura comienza a los 55 años. En un tiempo de transformaciones donde todo está cambiando (el clima, los patrones económicos, sociales y culturales; la forma de comunicarnos o la velocidad de la tecnología...) se detecta un cambio mayúsculo: la salud y, por extensión, la vida de las personas. Con ustedes, La nueva longevidad: una oportunidad para seguir ejerciendo un papel activo en la sociedad.

Valga toda esta reflexión para apoyarse en otra. Los mayores de 55 años son ya la nueva mayoría de la población activa (debido a la baja tasa de natalidad y al aumento de nuestra esperanza de vida...). Nace un nuevo modelo de ser y de estar en sociedad que no tiene precedente histórico. De modo que, como dice Manel Domínguez en su libro Senior. La vida que no cesa, “deberíamos empezar a marcar objetivos, a generar resultados tangibles de acuerdo a las distintas posibilidades existentes y de futuro”.

Todo ello encaja en el Silver Film Festival, una iniciativa que surge tras el “encuentro” entre la EDE Fundazioa cuyo patronato preside Jon Mancisidor y la productora TU&YO que dirige Marian Gerrikabeitia y la reflexión compartida de Nagusiak. Ayer se abrió el telón del Teatro Campos Elíseos donde tuvo lugar la gala inaugural de la segunda edición del festival, con el estreno en Euskadi de la película Orgullo vieja, una historia de superación de un grupo de mujeres que quieren realizar monólogos y la entrega del premio EITB Silver Saria 2024 a la bailarina y coreógrafa más veterana de Euskadi, Begoña Krego.

Tres cuarto de hora antes de que comenzase el encuentro, la cola doblaba la esquina de Alameda Urquijo, a la altura del edificio de Correos. Más de 500 personas se arremolinaban alrededor de la cita. Entre ellos se encontraban Amaia Arregi, alcaldesa de Bilbao en funciones; Marian Gerrikabeitia, directora del Silver; Juan Ibarretxe, concejal de Acción Social del ayuntamiento de Bilbao; Marian Olabarrieta, directora de Políticas sociales del Gobierno vasco; Ibone Bengoetxea, directora gerente de EITB; el director de desarrollo de negocio de DEIA, medio amigo, Ibon Mujika; Joserra Landaluce, presidente Nagusiak; Iker Cardenal, asesor del Departamento de Acción Social de la Diputación Foral; Garbitxu (o si prefieren Oskar Castaño...), presidente Territorial Euskadi de la SGAE y su director, Joseba Palacios; Aitziber Atorrasagasti, directora de Promoción de la Cultura del Gobierno vasco; José Puyo, director de EDE Fundazioa, Jon Sánchez; José Luis Gavilán Fernández, director Territorial Mapfre País Vasco; Jabi Riaño, director de Bilbao Arte; concejales de la talla de Asier Abaunza, Nora Abete, María del Río, Ana Viñals, Xabier Jiménez y Yolanda Pérez entre otros.

No faltaron al encuentro el doctor Ricardo Franco Vicario (hoy recibirá el premio José Carrasco-Máximo de Aguirre en la Sociedad Bilbaina por medio siglo de ejercicio profesional como médico...), Concha Arizaga, La Otxoa, Luis Urkijo; el voluntario Mikel Jauregi Biteri, Isidro Elezgarai, Begoña Murgialday, Juan Carlos Martínez, Marta Aburto, Pablo Vila, Nieves Fernández, Kris Prieto, director de BBK Kuna, Natxo Aranaiz, Esther Álvarez, Kistiñe Cárcamo, Noelia Blázquez, Gontzal Sáenz; las hermanas Lola, Madi y Arantza Alarcón, Miren Jauregi, Adrián Vila, Maite Pelayo, Ignacio Uribarrena, María José Sánchez; Nerea y Libe Landajo; Joseba Lopezortega, Eneritz Zugazaga, Andi Gines, Juankar Bilbao y todo un nutrida concurrencia que demostró cómo la edad madura avanza y avanza sin miedo y con la fe de que la vida que les queda es maravillosa.