EN algún sitio lo leí y se quedó almacenado en el desván de mi memoria. “Correr es una ciencia, pero correr con pasión es un arte”, esa es la frase que ayer salió de nuevo a la luz en Itsasmuseum a media tarde, cuando Korrika 23 se presentó al territorio de Bizkaia, entre cantos, actuaciones de una clown, el rasgueo de un contrabajo, vídeos y discursos y un piscolabis bien surtido, todo ello cubierto con un baño de euskera fresco. Para las inmortalizaciones gráficas había un photocall multicolor donde cubrían la primera guardia la portavoz de AEK, Aitziber Balantzategi; la coordinadora de Korrika 23, Ane Elordi Alburquerque y Aize Otaño, integrante del Consejo Rector de AEK.
Durante la fiesta de celebración se recordó que este año se correrá bajo el lema Herri harro. La 23ª edición de Korrika comenzará el 14 de marzo en Irun y, durante once días y sus diez noches, recorrerá más de 2.500 kilómetros en apoyo al euskera hasta llegar a Baiona el 24 de marzo. Será entonces cuando se de a conocer el mensaje secreto guardado en el testigo que va pasando de mano en mano, kilómetro a kilómetro, a lo largo del recorrido de la marcha. Se recordó, a su vez, que el homenajeado de este año expresa a la perfección tal esfuerzo popular: el colectivo Azterketak Euskaraz formado por jóvenes que, haciendo frente a las restrictivas leyes lingüísticas del estado francés, ha reclamado y reclama el derecho a realizar los exámenes Baxoa y Brebeta en euskera.
Mientras el director de Itsasmuseum, Jon Ruigómez, ejercía de anfitrión la gente fue llegando. Lo hicieron, por ejemplo, la diputada foral Ainara Basurko; la concejala Eider Inunciaga; emisarios de la fundación Athletic como Johana Ruiz Olabeaga e Igor Aranzana; el escritor y actual farolín de 2024, Lutxo Egia, Erramun Osa, emisario de Euskaltzaindia; quien fuera directora de Zinebi, Vanesa Fernández Guerra y nueva directora de Cultura y Euskera de EITB; Natxo Agirre, Xabi Gartzia, Irune Zuloaga, Matxalen Etxebarria; Nerea Mujika y Beñat Gaztelurrutia, presidenta y coordinador de la Azoka de Durango; Gorka Ortega, Blanca Pardo y un buen número de gente que se aproximó a vivir los preámbulos de este dinámica fiesta del euskera.
Hubo quien recordó el mensaje de broche de Paperezko bizitzak que leyó hace unos días Otaño y que acababa de esta manera: “Sin papeles, no somos, no estamos. Pero ese no es un principio válido para quienes componemos la amplia comunidad del euskera”. Aquel día hubo aplausos y ayer los recordaban quienes los habían escuchado.
A la hora de los saludos y los reencuentros hubo mucha felicidad. La misma que expresaron Josune Mendizabal, Edurne Brouard, hija de Santiago; Idoia Latxaga, Alazne Martin, Ane Gartzia y un puñado de gente más. “Oiga usted, ¿vio el cortometraje Lehen saiakera (El primer intento) de Natalia Berridi de hace unos días?”, preguntó una voz a mi espalda. No lo había visto. Hablan maravillas.
En el vestíbulo del museo, entre naos vascas, se movían Jesús Lekerikabeaskoa, portavoz del grupo Euzko Abertzaleak en Juntas Generales de Bizkaia; Ana Esther Furundarena, el txistulari Garikoitz Mendizabal, Ainhoa Santisteban y Mikel Arruabarrena; Mikel Bengoa, Ana Viñals, Ima Garrastatxu, María del Río, Patxi Xabier Fernández y así toda una legión de hombres y mujeres que se expresan y viven en euskera, se diría que casi a diario.
Se recordó que, además de comprar ropa en tiendas físicas o en euskaltegis o bien por vía on line, también puedes hacerte Korrika Laguntzailea y disfrutar de las ventajas. O comprar la bandera de esta edición de Korrika (5 euros), para decorar y poner elegantes las ventanas y balcones de toda Euskal Herria. Ya se notan los nervios, ya espera la gente para correr de una manera apasionada.