FUE un emperador del Imperio romano desde el año 161 hasta el año de su muerte, en 180; fue el último de los llamados Cinco Buenos Emperadores, Marco Aurelio, un hombre de entreguerras capaz de ver que “la dulzura, cuando es sincera, es una fuerza invencible”. No es fácil dar con el antídoto luminoso de los días negros, jugoso y dulce frente a las amarguras nuestras de cada día. El premio cuya entrega hoy vengo a narrarles lleva por título El más dulce del año, un guiño a la vida alegre de la comparsa Moskotarrak, en cuyo nombre tomó la palabra José Mari Amantes, para recordar que “está dirigido a aquellas personas o entidades que se hayan distinguido por endulzarnos el año con sus buenas acciones y logros reconocidos que redundan en beneficio de la sociedad en general. Hoy en día, en que los medios de comunicación nos inundan con noticias pesimistas”, añadió, “queremos premiar –o por decirlo de otra manera, dar las gracias– a quien se distinga por provocarnos un sentimiento de optimismo, sea por el motivo que sea”. Dicho todo esto en el Hotel Ilunion (Rodríguez Arias, 66) que dirige Álvaro Díez-Munío, escenario elegido para la entrega, anunció a la persona ganadora, Alfonso Santiago, alma, corazón y vida de Last Tour y promotor de eventos como el BBK Live, Azkena Rock o BIME, entre otros, más allá, según dice el programa de mano del jurado, de “una trayectoria profesional plagada de grandes éxitos en materia musical, cultural y de ocio, que le sitúan como un referente a nivel internacional. La música al son del Asuuucaar de Celia Cruz que tanta alegría nos dio, pongamos por caso.
El premio, promovido por Moskotarrak, con su presidenta Gloria Prieto a la cabeza, contó con la colaboración de Ilunion Hotels y pastelerías Don Manuel, ayer representado por su hija, María Angulo. El galardón fue una tarta cubierta con la fotografía de un concierto comestible, uno de esos que impulsó Alfonso; una corte de carolinas y una bonita baldosa de Bilbao en vidrio azul.
A la cita con esa golosa tarde acudieron, entre otros, el concejal del Área de Desarrollo Económico, Comercio y Empleo del Ayuntamiento de Bilbao, Xabier Ochandiano; Kepa Junkera, José Antonio Nielfa, La Otxoa; el propio José Mari y Luis Ángel Castresana, una leyenda athleticzale como Manolo Delgado; Javier Marín, Román Prieto, Marisa Gallardo Gastón, Juan Alonso, el ceramista y orfebre artesano de Loitz, Alex González, acompañado por Ángela Azkona; Amancio Ortega, Jabi Romanos o Asun Muñoz entre otra mucha gente predispuesta a vivir con la alegría propia de la dulzura. No fueron las únicas asistencias registradas. Al encuentro se sumaron Arturo Trueba , Elena Pereda, Borja Valbuena, y otro puñadito de gente que celebró los diez años de vida de unos premios que han nacido como réplica, como les dije, a las amarguras. Pocos, pocos premios como este se conceden.