TIENEN el don del instrumento (el de tocar, se entiende...) y el ángel suficiente para encontrar armonía y compás siendo cada uno de ellos hijos de un padre y de una madre musicales bien distintos. El jazz de media tarde que ayer se propuso en el teatro Arriaga sonó libre y suelto, como si fuese un ave en pleno vuelo. En el nombre de BJC Arriagan, con Gorka Reino y los suyos en las entrecajas, apareció con ustedes Trío Manzanares, una formación cuyo repertorio ha sido depurado en el directo vivido en numerosos conciertos por salas y clubes de Madrid. Se han forjado juntos y ya suenan como si hiciesen música de una pieza. 

Bien pudiera decirse que su aparición recordó a la de tres afluentes para un gran río. El Trío Manzanarez, corramos a decirlo ya, está formado por tres grandes instrumentistas: el contrabajista Javier Colina, el saxofonista cubano Ariel Brínguez (que ya visitó Bilbao y el Arriaga en abril de 2021) y el baterista bilbaino Borja Barrueta, durante un tiempo el batería que ha acompañado a Jorge Drexler. El hecho de residir los tres muy cerca, en la sierra madrileña, a orillas de río Guadarrama, les permitió acercarse casi de manera natural y, fruto de esos encuentros musicales, se fue concretando su propuesta artística. Ayer la desplegaron con soltura. 

En el programa de mano lo explicaban con más conocimiento. “El grupo decidió enfocarse como trío sin instrumento de armonía explícita y poco a poco fue completando un repertorio sin etiquetas, en el que caben temas de origen jazzístico, clásicos cubanos, música gnawa… y muchos otros. (...) Y su orientación colectiva tiene como norma dar prioridad a la libertad sobre la seguridad, en esa lucha permanente que siempre se suele dar, en la música y en la vida, entre esas dos fuerzas”. La inmensa mayoría de quienes se acercaron ya les conocían.

Habrá que decir, antes de recordarles quiénes fueron, que hubo una legión que se acercó al teatro para asomar las narices y ver el árbol de Navidad que corona la escalinata. Hecho el inciso, diremos que al teatro entraron Maite Priego, Conchi Zambrano, Cris Díaz y Tomás López, amigo de Woody Allen, según confesaba; Alberto Barrueta, Carmen del Río, Pilar del Río, Pedro Barrueta; el jazzman Juan de Diego, Juan Elorriaga, Iñaki Pereda, Mireia Aranzabal, Carlos Martínez, Ramón Zarate, Guillermo Yunquera, Sonia López, Eduardo Martínez; la portuguesa Elsa Duarte, Alfonso López, Jon González, Gabriel Bravo, Jorge Ugarte, Cristina Mendoza, Maider Uriarte, Anne Urizar, Matxalen Garai, Andoni Olarreaga, Garazi Marin, Pablo Etxebarria, Carlos Ruiz, Andoni Olmos, Alicia Sánchez, José Luis Imaz, José Manuel García, un aficionado madrileño que estando de paso estos días por Bilbao quiso acercarse, Ángeles Rodríguez y un buen número de hombres y mujeres que disfrutaron como diablos con ese jazz de río bravo.