UNO de los más conocidos temas de Eunice Kathleen Waymon, alias Nina Simone, dice : “Sol en el cielo, sabes cómo me siento”. Se trata de Feeling good. Usted ha tarareado esa canción más de una vez. Seguro.

Ayer la interpretaron en el claustro , adornado con velas encendidas, del convento de La Encarnación, Lara Vizuete y Groove Collection en el concierto tributo a la alta sacerdotisa del soul organizado por  Candlelight. “Me siento bien”, repite el famoso estribillo.

Lo podían haber cantado a voz en grito, en un sala apartada, las coordinadoras en el norte de estos eventos desde hace seis años Marta Arana y Cristina Pérez. Porque, una media hora antes del inicio de la actuación, tras un ferragosto seco y ardiente y un julio sin nubes, empezó a llover sobre el descubierto claustro de La Encarnación. Las gruesas gotas sonaban a ensayo de batería sobre los asientos extendidos armoniosamente. Hasta se apagó alguna de las velas. “Llevo toda la semana mirando el pronóstico del tiempo en el móvil”, susurraba Marta, “sol, sol... ahora esto. Y mañana tenemos otro evento al aire libre en Comillas”, añadía. Ahí encajaba más otro hit de Simone que también sonó en Atxuri. Ese tramo de Ain’t got no/ I got life que dice “Tengo mis dolores de cabeza, como tú”. La organización se enfrentaba a una actuación con todo vendido y la necesidad de reorganizar algunas localidades que quedaban demasiado expuestas a la eventual tormenta.

Pero Nina, la alta sacerdotisa del soul, como fue anunciada en milagro del evento: a las 21.05 cayó la última gota. Y voló la voz de Lara Vizuete. Vibró el contrabajo de Pep Coca, retumbó la batería de Pau Gurpegui y Rai Castells acarició las teclas del piano. Todo el mundo se sentía bien.

Quizá se pregunte usted, por qué el de detener la lluvia era el segundo milagro de Nina Simone la noche de ayer. Muy sencillo. Quien debiera haberse sentado al piano y convocado a la genial artista de Carolina del Norte era la originalmente anunciada barcelonesa Atenea Carter. Un problema de salud de última hora se lo impidió. Recurrieron a otra compositora y cantante también nacida en 1992, la mirandesa Lara Vizuete, con formación en el New York Jazz Master of Music y el conservatorio Prins Klaus de Groningen, Holanda.

Ocuparon sus asientos Giselle Martins y Guillah, Eider Adrián, Janire de Luis y Fito Gallo con Rubas, Amaya Aguirrezabal, Josebe Pérez de Loza, Nar Pérez, Íñigo Ulaeta e Ibon Luperena, Verónica Zamora y Josu Fuentes y Silvia Albela, David Ontoria, Sheila Pérez, Juan Goiricelaya con May-Lin Lay, chilena de origen chino.

Así como la relaciones públicas venezolana, recientemente asentada en Bilbao, Diana Silva, junto a su pareja, el bonaerense Leonardo Graña; así como los portugalujos María José García y José Luis Rengel a quienes les gustaría acudir más a menudo a conciertos de este estilo.

José Luis Cuesta, socio de la Bilbaina Jazz Club, con Mari Carmen Pellón, Amaya y Joseba Cuesta, Alberto Antonio Arriaga y Pilar Maza estaban sentados junto a Andoni del Pozo y Marisol López.

Asistieron Asier y Miren Méndez con Carolina Rey y Ander Jiménez. Lo mismo que José Ortiz y Estíbaliz Aguirre o Jon Carranza, Maite Arregi o el bermeano Iñaki Echegoyen, que se identificaron como “músicos, pero no hoy”.