UE un haz de luz alumbrándolo todo, un rayo que se proyectó sobre las oscuridades de África. Fue una tarde cargada con la electricidad de las emociones, esa en la que se celebró la gala de entrega la VII edición de los Premios Anesvad Heallth que tuvo lugar ayer en la Sala BBK, donde no cabía más buena gente y más buena voluntad por metro cuadrado. Hace falta, vaya que si hace falta, habida cuenta que el continente madre, si es que se le puede llamar así ya que en su seno dimos los primeros pasos el resto de la raza humana, precisa justo eso: una mirada humanitaria, para que no caiga en el olvido.

Todo ello se sabía en un gala guiada por Maitena Salinas, periodista especializada en Derechos Humanos y encargada de darle al ¡clic! de la ceremonia, presencial tras dos años de control remoto por la pandemia. Ella fue la encargada de presentar a la jurista Garbiñe Biurrun, presidenta de Anesvad y propietaria del primer discurso de la tarde, quien demandó más salud para el África subsahariana, una atención sanitaria digna.

Se abría así el turno de los discursos previos a la entrega de los galardones. En él participaron la consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, Beatriz Artolazabal, y el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto. Ambos discursos llevaron consigo el sello humanista. No podía ser de otra manera si se juzga que eran el preámbulo de la entrega de los bien merecidos premios, escenificados en una escultura de bronce donada por el artista Romuald Hazoumè y que representa la semilla del árbol de la Moringa, conocido en África como el árbol de la vida, por tanto como alimenta.

El primero de los galardones, que reconocía una trayectoria de vida, recayó en manos de Fátima Djara de Almeida Sani, una mujer que se entrega en la prevención, sensibilización e incidencia política para la erradicación de la mutilación genital femenina (MGF) en su país. También es fundadora de la Asociación de Mujeres Africanas en Navarra Flor de África.

El premio a una iniciativa de educación para la transformación social fue a parar a Wassu Gambia Kafo que, de la mano de su directora, Adriana Kaplan, y de su equipo trabajan, desde 1989, en la prevención y atención de la MGF en Gambia y en la diáspora en España con población migrante. Ha desarrollado una metodología única basada en la generación de conocimiento.

Remató la recogida de distinciones Miren Hualde, directora de comunicación de Anesvad, quien subió al escenario en nombre José Corbo, atrapado por el covid, y director de Aztivate, organización acreedora al premio a la trayectoria en cooperación internacional por sus acciones en torno al centro sanitario que han establecido en la localidad de Lokitaung en la región de Turkana norte de Kenia, junto a las fronteras de Sudán del Sur y Etiopia.

Todo ello se abrochó con un coloquio dirigido por la propia Maitena y que, bajo el título Crisis olvidadas: perspectivas desde África ante los cambios en la geopolítica global dio voz a Rosebell Kagumire, escritora y editora en African Feminism, y a Pepe Naranjo, periodista freelance afincado en África del Oeste.

Testigo de cuanto les cuento fueron José Segura, director general de Casa África; Iñaki Subijana, presidente del TSJPV; Juan Luis Ibarra, Juan Ibarretxe, Itziar Urtasun, Yolanda Díaz, Nora Abete, Iñigo Zubizarreta, Emilio Lamo de Espinosa, Juan Carlos Ercoreca, Jon Vázquez Eguzkiza, Paul Ortega, Alberto Larrondo, Regina Zalbidea, Berta Mendiguren, Jesús Pizarro, Concepción Roldán, Irene Bernal, Gorka Goikoetxea, Eguzkiñe Muñoz, Pedro Fernández, Beatriz Gómez, José Antonio Rodríguez Ranz, Nacho Mingo, María Caniga, Imanol Apalategui, Alfonso Davalillo, Mónica Abín, María González Sevilla, Leire Fernández Guerrero, Roberto Lertxundi y todo un clan de buena gente. l

El alma africana de los VII Premios Anesvad Heallth aplaude a Fátima Djara de Almeida Sani, Aztivate y Wassu Gambia Kafo

La gala, celebrada en la Sala BBK, se cerró con un coloquio entre Rosebell Kagumire y Pepe Naranjo, moderado por Maitena Salinas