LLÍ se vieron amigos de la infancia en un reencuentro al que nadie acudió en pantalón corto -hubiese sido todo un detalle, no me digan que no...- con el recuerdo vivo de que fueron parte del clan de los fundadores del club San Vicente. Es el reloj de ayer que marca las horas el que les ha juntado de nuevo. Lo saben todo, o casi, sobre ellos y siguen siendo amigos. Ese es el santo y seña de su amistad, esa cualidad de la que hablaba maravillas Gabriela Mistral cuando dijo aquello tan hermoso de “decir amistad es decir entendimiento cabal, confianza rápida y larga memoria”. Se entienden bien entre ellos, hablan el mismo idioma y aún se acuerdan de quiénes son cada cual y de todo lo que hicieron juntos.

¿De quiénes les hablo...? De un puñado de hombres que se conocen desde las infancia. Su reciente reencuentro, como tantos otros, sirve de ejemplo como actitud ante la vida. Vicente Alonso, Txente, para quienes le rodean con cariño; Juan Carlos Sánchez, horólogo con mayúsculas en Bilbao, amo y señor del reloj que marca las horas en la villa; Natxo Ramos, Joserra Ramos, Carlos Carpio, Benjamín Hernández, Juanmi Hernández, Miguel Estavillo, Gerardo Paniagua, Javier Romillo, José Bugedo, Jorge Ortuzar, Juan Ortuzar, Javi Ortuzar, Isidro Elezgarai, presidente de Unicef en el País Vasco, y José Ignacio Escauriaza, Escoti en la cercanía de la amistad. No diré cómo acabó la cita porque sería descortés y grosero si lo hiciese pero volverán, volverán a quedar seguro. Sin noticia confirmada al respecto, uno sospecha que no estuvieron todos los que fueron. Siempre falta alguien a según que edades. Pero como dijo Alejandro Dumas, sí puedo recordarles que “los amigos que perdemos no reposan en la tierra, están sepultados en nuestro corazón”.

Sacudámonos el polvo de la nostalgia y viajemos a la actualidad más rabiosa. ¿O no? Porque vengo a hablarles de Tenorism, una formación liderada por los saxofonistas Enrique Oliver y Daniel Torres que desarrolla un repertorio de composiciones originales con influencias del jazz tradicional, jazz modal y música más contemporánea. Completan el quinteto algunos de los músicos de jazz más renombrados de la escena más próxima: Iñigo Ruiz de Gordejuela (piano), Ledian Mola (contrabajo) y Guillermo McGill (batería)- Oliver y Torres presentaron el álbum Tenorism lanzado por el sello discográfico Sedajazz. En este disco, además del quinteto también se puede escuchar al gran Rick Margitza, saxofonista de Miles Davis en los años 80, que participa en dos de los temas. Y me preguntaba si me había sacudido la nostalgia porque el recital se celebró en el patio de mi infancia. O por decirlo de modo más concreto: el salón de actos de Jesuitas de Indautxu.

Se trata de un disco realizado a través de crowdfunding, que, si lo miran bien, es otra forma de pregonar la amistad. Al igual que el amor al jazz que profesan quienes se acercaron a vivir de cerca el recital vivido en el colegio de Jesuitas. Con Gorka Reino, Borja Márquez e Itxaso González, la trinidad de La Bilbaina Jazz Club (BJZ) como organizadores de la cita, como acostumbran a hacerlo jueves tras jueves a la tardenoche, al encuentro con la buena música acudieron Carmen Lorenzo, Iñaki Elezkano, José Luis Cuesta, Javier Hernández, Jorge Gracia; el médico y jazzman empedernido José Larrakoetxea, Lorea Pérez de Albeniz, Gonzalo Robles, María Ángeles Echevarría, Matilde de Fuentes, Ignacio Ruiz de Gordejuela, José Luis Bilbao y un buen puñado de hombres y mujeres que rinden pleitesía y adoración a un estilo de música que les acompaña ya de por vida a estas alturas del camino. Estaba diciéndoles que era una amistad inquebrantable pero vista la entrega con la que acudieron a la cita en Jesuitas me inclino a pensar que se trata, más bien, de un amor apasionado.

Un grupo de amigos de la infancia y fundadores del club San Vicente celebran un reencuentro donde todo fueron alegrías

Enrique Torres y Daniel Oliver presentan su último trabajo de jazz, ‘Tenorism’ en el salón de actos de Jesuitas de Indautxu