UE una maravilla. Así lo vieron, al menos, quienes se acercaron ayer hasta la sede de Bilbao Centro, allá en Particular de Indautxu, para sumergirse en el ayer. No en vano, en el local se presentó una exposición del último trabajo de la modista Marga Santiago, quienbajo el título Reciclando telas de mi niñez, presentó un proyecto singular: la elaboración de trajes de época cosidos de mano propia donde se representa desde la época renacentista y barroca hasta finales del siglo XIX. Redondea la idea otra curiosidad: los vestidos estaban creados con colchas y piezas de tela antiguas que Marga ha ido rescatando de aquí y de allá.

Es lo que se llama una manitas. Con sus habilidades de confección y patronaje y el gusto por el viejo estilo, Marga no solo ha diseñado vestidos de aire antiguo, no. Ha ampliado su mirada añadiendo a cada traje algunos patrones que la historia ya olvidó. Me explico. En un vestido había un guardainfante (una prenda con la que podían ocultar su estado las mujeres embarazadas...) y un par de metros más allá una gorguera, una pieza indumentaria a modo de pañuelo fino ya en desuso que cubría el cuello o el escote. Había también un tontillo -ese nombre se le dio a un armazón interior para ahuecar las faldas y puede decirse que se tomó como el sucesor del guardainfante...-, mangas almidonadas, miriñaques, mangas acuchilladas, el legendario polisón (era una almohadilla que se ataba a la cintura y se colocaba sobre la zona lumbar, debajo de una falda larga para ahuecarla por detrás y, en ocasiones, servir de apoyo al vuelo trasero de la falda formando un amontonamiento y pequeña cola; fue una moda de vestido femenino muy popular a finales del siglo XIX...), o la manga jamón, una suerte de mangas abullonadas y una de las señas más importantes del vestuario del romanticismo, favoritas entre las aristócratas inglesas en el siglo XIX. Su origen está en la potente influencia de la estética e inspiración neogótica entre 1820 y 1830, tiempo en el cual aparecen por primera vez. Vistos todos los trajes en conjunto, se diría que los asistentes estaban ante una guardarropas de la Historia.

La tarde se completó con la aparición en escena del diseñador Eder Aurre, que acaba de diseñar los uniformes de Basque Country en Fitur y la ropa que lucieron Ane Ibarzabal y Ana Urrutia en las últimas campanadas retransmitidas por ETB. Eder anunció que a finales de febrero presentará, en Pangea, el espacio trotamundos de la Plaza Indautxu, 18 looks de la colección que presentó el pasado mayo en centroeuropa. Austria, para más señas: en la pasarela de Graz. No por nada, Eder es el diseñador vasco que más proyección internacional posee hoy en día con sus tejidos ricos (sedas naturales, organzas...), las texturas variadas, el plumaje y diversos complementos. La colección, sembrada de motivos florales, se llama Elikonia, nombre que rescata de una familia de plantas tropicales: la heliconia.

De todo ello se habló en la sede de Bilbao Centro, del ayer, el hoy y el mañana de la moda. Testigos de todo cuanto les cuento fueron el gerente de Bilbao Centro, Jorge Aio; su directora creativa, Olga Zulueta, María Loizaga, Ana Molina, Loli Galilea, Paula Garagarza, el fotógrafo Txema Maura; el presidente de Unicef en el País Vasco, Isidro Elezgarai; Begoña Santiago, hermana de la modista, Ary Rowshan, Eugenia Alonso, Isabel Díaz, José Manuel López de la Manzaneda, Beatriz Marcos; la presidenta de Deusto Bizirik, Julia Diéguez; Isabel Asolo, Toni Bilbao, Esther Calvo, Paula González, Elena Busturia y un buen puñadito más de hombres y mujeres que acudieron a regodearse en la ensoñación de una exposición que transportaba, a quien se detenía a contemplarla, a un mundo más recargado que el actual, un mundo con sus formas y costumbres propias.

Bilbao Centro acoge una exposición de vestidos de época de Marga Santiago titulada 'Reciclando telas de mi niñez'

La cita sirvió, además, para presentar el próximo desfile del último trabajo de Eder Aurre que se celebrará en febrero