IN hincar el diente ni una sola vez, sin mover la mandíbula ni un centímetro, la tarde de ayer se empapó con una suerte de maná: una lluvia de alimentos para el paladar y para el alma en dos escenarios bien distintos. Los vinos de municipio y de viñedos singulares de Bodega Mitarte y el elegante jazz de Jorge Pardo, fusionado con el apasionado flamenco de la guitarra de Melón Jiménez y la percusión de José Manuel Ruiz Motos, alias Bandolero, percusionista de altura, llenaron el buche de un buen puñado de bilbainos y bilbainas que tuvieron donde elegir.

Como quiera que hubo un orden cronológico y era preciso guardar cierta cortesía -no por nada, se celebraba el Día Internacional de los Museos en medio mundo...-, comenzaremos describiendo lo sucedido en el Itsasmuseum, donde su director, Jon Ruigómez, siguió desde la distancia pero con atención la cata de vinos de municipio y vinos de viñedos singulares organizada por el Bilbao Wine Club, con su director, Txema García, al frente. Los más ignorantes en la materia aprendimos en la mesa de cata que hay una diferenciación entre vinos elaborados con uvas procedentes de viñedos de un solo municipio (vins de commune, o de crus-commune en el sistema francés...) que aportan la especificidad del terroir de esos municipios y vinos de viñedos singulares. Son vinos elaborados con las uvas procedentes de un solo viñedo excepcional con una personalidad única (vinos de pago, crus, etc.). La bodega Mitarte, con el enólogo Ignacio Gil al frente, fue la encargada de darle luz al descorche. Se cataron trece vinos de la casa, de la Denominación de Origen Controlada La Rioja: tres de viñedos singulares y diez de municipios, ubicados, por el GPS del paladar, en La Bastida y San Vicente de la Sonsierra.

La cata con maridaje fue, al decir de los presentes en La Nave, el establecimiento del Itsasmuseum donde ejerció de anfitrión Charly Romero, toda una delicia. Entre los siete tintos probados, frutales y frescos, honrando siempre a la uva (garnacha, tempranillo y mazuelo en su inmensa mayoría...) y a la tierra que pisan, hubo jóvenes de maceración carbónica, crianzas y reservas. Los seis blancos se dividieron entre los más jóvenes y otros macerados en maderas de diferentes volúmenes.

A la cita se sumaron, además de los ya citados, Iratxe Rementeria, Tomás González, Fernando Herrojo, Juan Carlos Martínez, Jeru Gómez, Rafa Barrena, Cristina Prieto y Ramón Barrena, entre otro puñadito de elegidos. Lo disfrutaron de lo lindo.

Otro tanto les sucedió a quienes se acercaron al Teatro Arriaga para vivir de primera mano la fusión de la elegancia del jazz con el sentimiento del flamenco sobre el escenario, dentro del ciclo BJC Arriaga, impulsado por la Bilbaína Jazz Club y el propio teatro. Gorka Reino, entre camerinos y desde las entrecajas, vigilaba para que todo fluyese con buen son.

Así fue. Lo disfrutaron, llenándose el alma con aquel compás, gente como Eider Gil, Lorena Pérez de Albéniz, Matilde de Fuentes, el arquitecto Ignacio Ruiz de Gordejuela, Paco Castro, Unai Madariaga, Monike Egia, Idoia Urizar o Manuel Gallardo, entre otra mucha gente que apreció el espectáculo, tan diferente y extraordinario. Jorge, el hijo de Rafael y Vitorina, es un virtuoso. No por nada recibió, el 15 de enero de 2013 en el Théâtre du Châtelet de París, el premio a mejor músico europeo de jazz, por parte de la prestigiosa Academia Francesa de Jazz. Tenía su aquel. Le aplaudieron muy mucho José Larracoechea, Javier Quintana, Mikel Elosegi, Unai Beltrán, Mirian Etxebarria, Alazne Odriozola, José Hernández, un andaluz afincado en Barakaldo que se comía a bocados las ganas de escuchar la fusión; Mari Carmen Ruiz, Maite Olaizola, Iñaki Garay, José Antonio Bilbao, María Jesús García y así todo un entradón de gente entregada.

El ciclo BJC Arriaga, impulsado por Bilbaína Jazz Club y el teatro, fusionó el elegante jazz de Jorge Pardo con el sentimiento flamenco

Itsasmuseum acogió una cata de vinos de municipio y vinos de viñedos singulares de Bodegas Mitarte, de la mano de Bilbao Wine Club