ARTIÓ a su hora el tren de los 71 minutos, si es que se puede llamar así a Esther Ferrer: hilos del tiempo, una obra firmada por Josu Rekalde en colaboración con Begoña Vicario, y su toque audiovisual; Raúl Ibáñez, que le echó una mirada matemática al documental; Marta Macho, que puso el guiño femenino al trabajo, y Patxi Azpillaga y que ayer vio la luz en el Museo de Bellas Artes que dirige Miguel Zugaza bajo el abrigo de las becas Multiverso a la creación en videoarte que concede la pinacoteca junto a la Fundación BBVA y en el marco de la 62ª edición de Zinebi, el festival internacional de cine documental y cortometraje de Bilbao que dirige Vanesa Fernández. Según se contó en la presentación, la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) también estuvo involucrada en la acción.

Ni siquiera el propio Josu se atrevió a llamarlo documental en sus palabras de presentación. "No es un documental sobre Esther sino un trabajo con Esther", dijo. "Es un fluido en el tiempo estético junto a Esther", puntualizó. Para que los asistentes lo comprendiesen, se describieron sus orígenes. Desde 1967, Esther Ferrer ha realizado performances, que entiende "como un arte crudo, anclado en lo real y que no permite muchas elucubraciones estilísticas". La obra documenta una acción realizada por Ferrer junto a sus compañeros del grupo Zaj, Juan Hidalgo y Walter Marchetti, en el contexto del happening colectivo titulado El tren de John Cage. A la búsqueda del silencio perdido. Dicho evento fue organizado por el compositor John Cage y se desarrolló durante tres días -26, 27 y 28 de junio de 1978- en Bolonia, Italia. Dentro de un tren, cada día con un destino distinto, los pasajeros participaban en una serie de acciones y performances sonoras, relacionadas con el concepto de musicircus de Cage. Esther Ferrer intervino en uno de los vagones ocupando el espacio con hilos. Ese es el punto de partida.

Hoy la donostiarra Esther vive en París. Han pasado cuarenta años desde entonces y el trabajo, un híbrido entre el documental y la performance rescata del ayer esta historia. De este modo, el tren -para esta ocasión uno de los trenes antiguos del Museo del Tren de Azpeitia que dirige Juanjo Olaizola...-es el hilo. La historia incluye la performance de Esther en 1978, entrevistas con ella en distintas localizaciones de Bilbao y París, remakes de diversas de sus performanolaboces, en colaboración con Inés Bermejo y Ángela Corbacho, e imágenes del propio archivo personal de la artista. Toda una macedonia de creaciones.

A la cita acudieron, además de los ya citados, la rectora de la UPV/EHU, Nekane Balluerka; el concejal de Cultura, Gonzalo Olabarria; la diputada Amaia Arregi, Josune Ariztondo, José Julián Bakedano, Blanca Uria,Juan Zapater, director de Bilbao Arte; Txuspo Pueyo, Rubén Corral y Mabi Revuelta, cuyo último trabajo puede presenciarse en Azkuna Zentroa, en cuyo nombre ayer también acudió su director, Fernando Pérez; Petra Joos y Lucía Aguirre, curator del Museo Guggenheim, donde ya ha comenzado la marcha atrás para la exposición de Kandinsky; Alicia Fernández, María Espinosa, Carlos Gil, Larraitz Zuazo, Begoña Marañón, Koldo Azpillaga, Alberto Ipiña, Begoña Bidaurrazaga, Carlos García, Inés Intxausti, Jon Dopico y un recogido número de asistentes que se acercaron a presenciar una historia que fluye de arriba abajo, de izquierda a derecha, de norte a sur.

Rekalde es artista, catedrático en la Facultad de Bellas Artes de la UPV/EHU, experto en la obra de Ferrer y también su amigo. En esta pieza se ha centrado en el rol pionero de la donostiarra en los campos del arte de acción y la performance en España y, sobre todo, en sus trabajos más ligados a la geometría y la ciencia. En la obra se respira un aire de complicidad y la idea de que ese trabajo de Esther merecía una segunda mirada. Esta.

El Museo de Bellas Artes acoge la presentación de la obra firmada por Josu Rekalde, 'Esther Ferrer: hilos del tiempo'

Gente vinculada al arte y la videocreación presenció un pase de la pieza enclavada en Zinebi e impulsada por la Fundación BBVA