EL uno al otro confín, como hubiese dicho José de Espronceda en su celebérrima Canción del pirata, la buena gente que ayer paseaba por el Casco Viejo hacía cálculos. ¿Volverán a confinarnos? ¿Cuándo y cómo? ¿Tengo que despedirme de los reencuentros navideños? Esas y otras preguntas de similar catadura eran las que lanzaban al aire en las conversaciones bajo la sentida sospecha de que la semana que viene ya no podrán quedar para tomarse un café, para beberse un vino. Es la espada de Damocles que tanto asusta al personal en la calle, donde no se detecta ese otro temor que debiera escucharse: ¿Corro riesgo de contagiarme si no me reservo?

Hecha la consideración, les diré que la tarde tuvo su ajetreo. En el Teatro Arriaga aparecieron en escena Blai Juanet Sanagustín, Oriol Pla y Marc Sastre, tres artistas, cómicos y atletas especializados en un splastick show o, dicho en cristiano, una comedia física. Eran la cara visible de la compañía de Espai Dual, quien presentó en Bilbao su espectáculo Be God is, un delirante y adictivo espectáculo que combina el virtuosismo musical, el gesto y la imaginación para embarcar al espectador en un ambiente donde las preguntas y el sentido común pasan a un segundo término. No caben.

En el programa de mano virtual hablan de tres personajes mudos que se ven envueltos en una vorágine de surrealistas situaciones inesperadas con las que tendrán que lidiar para terminar lo que han empezado. Pinceladas de circo, danza y fantasía brindada por tres genuinos intérpretes que no dejan a nadie indiferente. Digamos que eran músicas malabares de las que disfrutaron Esperanza Pardo, el teatrólogo Javier Reino, Ana Juiria, Maitane Valdecantos e Iratxe Rodríguez entre otros asistentes, menguantes por la lluvia y las amenazas.

Tampoco fueron legión quienes se acercaron al Palacio Yhon, donde cada martes hay historia, como diría aquel. Les hablo de los y las asistentes habituales de las Tertulias Poéticas de los Martes en Bilbao, promovidas por la Asociación Artística Vizcaina que preside José Ramón López, Misere Josepheen el país de las musas y los endecasílabos. No fueron muchos, dicho, pero sí guerrilleros. Les hubiera gustado poder repetir el homenaje cívico a Ángela Figuera que el pasado año le tributaron, por vez primera, en el portal del número 13 de la antigua calle Espartero, ahora Juan de Ajuriaguerra -en la esquina con Heros- de Bilbao, donde nació el 30 de octubre de 1902, hace 118 años. La dieron, eso sí, una voz de protesta a la poeta, posando para las fotografías con un cartel que se preguntaba ¿Para cuándo una escultura dedicada a Ángela Figuera en Bilbao?

El encuentro fue conducido por la contertulia Raquel Bartolomé, y en él se rememoró el trabajo de sensibilización que se desarrolla desde las Tertulias Poéticas de los Martes en Bilbao para conseguir que a Ángela Figuera se le rinda el reconocimiento público ciudadano que se merece. Han logrado que el Ayuntamiento incluyera el Día de Ángela Figueraen la relación de días institucionalmente dedicados a conmemorar la fecha de nacimiento de los grandes escritores bilbainos (Miguel de Unamuno, Blas de Otero y Gabriel Aresti ya lo celebraban...), que le pusiera su nombre a una calle del municipio, y que, en 2018, colocara una placa conmemorativa en el portal de la casa donde nació. Ahora quieren la estatua.

A la cita, donde se glosó su figura y se recitaron algunos de sus versos, no faltaron Marino Montero, Loly Rubio, María José Domínguez, Isa Mar Martínez, María del Carmen Díaz Eguíaz, María Ángeles G. Ondiviela, Felisa Urraca, Pablo Camarero, Carme Albert, Conchi Orordia, Ángel Momoitio, Nistal Mayorga, Feli del Fresno y Gabriel Olamendi. Eran pocos pero aguerridos y sensibilizados. Quieren a Ángela con admiración.

Las Tertulias Poéticas de los Martes en Bilbao, en pie por la Asociación Artística Vizcaina, homenajean a la poeta Ángela Figuera

La compañía Espai Dual presenta 'Be God is', un frenético 'splastick show' o comedia física en el escenario del Teatro Arriaga