OS invocó a mirar con las gafas de la atención fija, con los ojos del alma. No en vano, Juan Carlos Vázquez Velasco, director del duodécimo Festival Internacional de Cine Invisible clausurado ayer en Azkuna Zentroa, pulsó el botón de los recuerdos y, ¡zas!, nos dijo que acaban de cumplirse 25 años de la Declaración de Pekín, "donde surgió el programa más visionario para el empoderamiento de las mujeres y las niñas en todo el mundo, aunque en este tiempo no se ha logrado la igualdad plena en ningún país y cerca del 80% de los planes no se han ejecutado todavía", Alerta a los Titanics que en el mundo son que por ahí viene un iceberg.

Sonó como si fuese un paso más del mandato que persiguen la organización y el cuadro participante: hágase la luz sobre todo lo invisible. Una mirada en panorámica nos habla de los temas escogidos: las desigualdades de género, la exclusión, la explotación de los recursos naturales sobre las comunidades indígenas, la infancia y la pobreza, la diversidad de género y los devastadores efectos de las políticas migratorias son algunos de los temas que han destacado en esta duodécima edición.

Para resolver cuanto antes el desenlace del festival, diremos que el palmarés de Film Sozialak de Bilbao premió el talento del cine social vasco, destacando el trabajo de Itxaso Díaz en La historia de todas nosotras; Estibaliz Urresola, en Nor-Nori-Nork; Jone Guenetxea y Carlos Iglesias, con Jantzari: Tradizioa eta parekidetasuna, así como Aitor Arregi y José Mari Goenaga, con Mateoren ama. Para redondear el podio, hay que añadir que además de los once premios y siete menciones, el festival otorgó reconocimientos al instituto de Mungia, con el alcalde del municipio, Ager Izagirre a la cabeza, y a Azkuna Zentroa (Ricardo Pérez y Nekane Alonso cono voces cantantes...), ambos por sus diez años de compromiso con el festival, así como al exdirector del instituto de Tartanga, en Erandio, José Ramón Ibabe Pérez, por su apoyo continuo al festival. Cabe destacar la alta participación obtenida en el premio del Público Invisible Express por parte del alumnado de la UPV/EHU (Arrate Agirrezabal y Estíbaliz Martínez en la palestra...), en el que se ha triplicado la participación de otros años y se han recibido 81 cortometrajes. Toda una orla de méritos, como ven.

Más allá de la ceremonia de entrega de los premios, la gala de clausura estuvo amenizada por la música del grupo Afrika Bibang eta Nomadak. Al evento asistieron la consejera de Empleo y Políticas Sociales del Gobierno vasco, Beatriz Artolazabal; la viceconsejera de Igualdad, Empleo y Políticas Sociales, Lide Amilibia; la diputada de Empleo, Inclusión Social e Igualdad de la Diputación Foral de Bizkaia, Teresa Laespada; la directora de Política Familiar y Diversidad del Gobierno vasco, Irune Muguruza; Alberto Ruiz de Azua, en nombre de Cooperación, Convivencia y Fiestas del Ayuntamiento de Bilbao; Mamadou Dia, Rosana Oribe, Auxi Carcaño, Patxi Carrera, Aitor Arberas, Miguel Pérez, Irantzu Varela, Helena Bayona, premio del público; el grupo compuesto por Xabier Gómez, Amaia Ajuria, Andrea Lafuente, Rubén Arbides, Laiene Rodríguez y Marina Urrutia, ganadores del premio Jurado Invisible Express por No sé en la ópera; Arrate Zuria, Yolanda Rodríguez, Elena Navallas Elizalde, Aida Sánchez, Eder Blanco, Endika Díaz, Gaizka Galdames, Jon Díaz, Aitor Agirre, Mikel Odriozola, Izaskun Ortuzar, Iratxe Agirre, Iñaki Uria, Ander Zarate y un buen número de gente que vivieron de cerca y de manera apasionada una gala en la que se respiró el poder del cine invisible, capaz de convencer al pueblo de que las historias que en él se cuentan merecen la pena por encima de otras muchas. Narran cosas que importan y tienen verdad por sus venas.

El cine vasco sobresale en el palmarés del duodécimo Festival Internacional de Cine Invisible 'Film Sozialak' que se celebra en Bilbao

En el cuadro de honores destacan las directoras Itxaso Díaz y Estíbaliz Urresola, con 'La historia de todas nosotras' y 'Nor-Nori-Nork'