EXISTE gente que está tan llena de sentido común que no le queda el más pequeño rincón para el sentido propio”. He ahí una de las mil y una sentencias que lanzó Miguel de Unamuno, el escritor bilbaino, hijo de la calle Ronda (ayer, en la conmemoración del 155º aniversario de su nacimiento con una ofrenda floral no faltaron voces de denuncia sobre el estado del portal de la casa natal del escritor...), que tanta huella dejó. Como digo unos centímetros más arriba, todo ocurría un día después de su onomástica -nació un 29 de septiembre de 1864...-, en fecha escogida para el recuerdo. “Quiero vivir y morir en el ejército de los humildes, uniendo mis oraciones a las suyas, con la santa libertad del obediente”, dijo. Siglo y medio largo después, Unamuno, cuya memoria es hoy en día recuperada y perdura en carne viva tras el inminente estreno de la película de Alejandro Amenábar, titulada Mientras dure la guerra, no es olvidado.

Digamos que a la hora del Angelus el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, junto al concejal de Cultura, Gonzalo Olabarria, y una representación de la corporación municipal -en la nómina se sitúan Nekane Alonso, Alfonso Gil, Ana Viñals, Kepa Odriozola, Asier Abaunza, Itziar Urtasun, Koldo Narbaiza, Yolanda Díaz, Jon Bilbao y Gabriel Rodrigo, entre otros...- se acercaron al busto que preside la plaza que lleva el nombre del escultor con unas flores bajo el brazo. Allí se encontraban dos nietas del escritor, Teresa y Salomé de Unamuno; el presidente de la Asociación de Amigos de Unamuno, Juan Moreno Lombardero; Zulema Ferraz y un buen número de admiradores del bilbaino más universal que se recuerda en el who is who de la ciudad. El homenaje se sumó a la conferencia que, a media tarde y bajo el título De Fuerteventura a París: poesía e historia, se desarrolló en la Biblioteca de Bidebarrieta, a cargo del profesor de Literatura Española de la UPV/EHU Juan José Lanz.

En su intervención, el alcalde de Bilbao destacó que Unamuno esos bilbainos “más conocidos de todos los tiempos”, tras recordar su personalidad “compleja y poliédrica en los tiempos extremos de la Guerra Civil”. Lo escucharon de cerca, ademas de los ya citados, el letrudo Asier Muniategi, el librero Bernar Zarraga, Marino Montero, Eider Txarroalde, Unai Aizpuru, Jujo Ortiz, Begoña Urtzaga, Koldo Ortiz Alfau y José Luis Casado, miembro de la Asociación de Amigos de Unamuno, entre otros.

voces dispares A la cita acudieron otras voces dispares como las de Francisca Nieto, Keni Orue, el dramaturgo David Barbero, Iker Urkidi, Esperanza Pardo, Fernando Zamora, Mari Carmen Pérez, Misere Josephe, María José Plaza, Blanca Quinatero, Iñaki López de Agileta y un buen número de hombres y mujeres que se acercaron a vivir con intensidad un recuerdo sentido, ese que nos dice que no recordamos días sino momentos y nombres.