El servicio de intervención socioeducativa y psicosocial de Erandio atendió el pasado año a 133 vecinos, de los que 61 fueron menores y 72, adultos. Cinco educadores sociales y dos psicólogos forman el equipo que ayuda a familias, jóvenes y niños ante adversidades en el hogar o en el entorno escolar. “Estamos hablando, por ejemplo, de una familia que tiene un menor con actitudes agresivas que le acarrean problemas de socialización. En este servicio se realiza un diagnóstico y se trata de solucionar el problema”, apuntó ayer la alcaldesa erandioztarra, Aitziber Oliban. “También se dan muchos casos relacionados con el absentismo escolar”, añadió la concejala de Acción Social, Maite Pérez.

Este programa busca, en definitiva y como resumió la primera edil, “reparar secuelas ante situaciones de desprotección”. Y en este contexto y, sobre todo, desde el punto de vista de la salud mental, el coronavirus y sus consecuencias han provocado que exploten más casos y que se agraven otros. “Hemos notado que las intervenciones durante la pandemia han sido mayores”, admitió la edil del área social. En este sentido, 33 expedientes abiertos antes de octubre del pasado año que en circunstanciasdeprepandemia podrían estar ya cerrados, requirieron de más apoyos.

Con trabajo y estudios

El balance de actuaciones de este servicio a lo largo de 2020 también sirvió para “desmontar estereotipos sobre las personas que lo utilizan”, tal y como destacaron Oliban y Pérez. Y es que en un principio, se puede pensar que los usuarios son personas con pocos estudios o sin trabajo, pero los datos reflejan que no es así. De hecho, nueve de los vecinos que fueron atendidos tenían estudios superiores o universitarios; quince, una formación profesional; 16, un graduado escolar o equivalente; 18 han cursado la EGB o un CIP o similar y únicamente tres no cuentan con estudios. En cuanto al empleo, 32 estaban activos, 12 en paro, tres eran pensionistas y 14 perceptores de ayudas sociales.