Aunque suene a eslogan publicitario no es una frase hecha: Donar sangre es donar vida. Bien lo saben los integrantes de la asociación Odol Argia de Derio, entidad fundada hace 26 años por siete vecinos de la localidad que durante este tiempo no han cesado en su empeño de fomentar las donaciones en el municipio en pro del bien común. Y precisamente, lo han hecho predicando con el ejemplo. Por eso durante este cuarto de siglo de trayectoria acumulan entre todos alrededor de 350 donaciones. Una cifra muy reseñable que denota que por sus venas lo que corre, aunque también empieza por S, no es sangre, sino solidaridad.Desde sus inicios, la asociación, que es una filial de Donantes de Sangre de Bizkaia y trabaja en contacto directo con ellos, echó a andar con el objetivo de fomentar las donaciones de sangre e incrementar el número de donantes en la localidad y en Txorierri.

Casi tres décadas después, sus desvelos se centran en encontrar un posible relevo generacional. “Lo que queremos es fidelizar a la juventud como donantes, porque suelen ser esporádicos, y lo que pretendemos es que se mantengan en el tiempo. Contamos con un buen sistema de captación en las universidades, pero cuando acaban los estudios se les pierde la pista”, explica la presidenta de la asociación, Itziar Goiri.

Un razonamiento lleno de lógica si se tiene en cuenta que a partir de los 65 años las posibilidades de donar se reducen. “Tenemos donantes que son muy fieles pero que cuando llegan a los 65 únicamente pueden hacerlo una o dos veces al año”, argumenta Goiri. También el peso corporal influye. “Para poder donar una persona tiene que pesar más de 50 kilos, no vale la gente que está en plena operación bikini”, bromea Goiri. “Algunos nos dicen que si eso donan la mitad, pero no vale. Tienen que ser los 450 centímetros cúbicos que vienen en cada unidad de sangre”, asegura la dirigente.

A este respecto, a todas aquellas personas que se animan a colaborar con su sangre, los integrantes de Odol Argia les tienen a cuerpo de rey. Porque además de recibir a los voluntarios cuando llegan a realizar sus donaciones, se encargan de prepararles el correspondiente tentempié que se toma tras la extracción. “Algunos van cenados a casa y todo. Hacemos tortillas, ponemos jamón, queso, etc.”, describe Goiri. Todo ello lo hacen desde su amplia sede ubicada frente al ambulatorio, puesta a su disposición por el Ayuntamiento, que subvenciona la asociación para que pueda realizar su altruista labor.

Del mismo modo, también se ocupan de colocar por el pueblo los carteles que anuncian la llegada de la unidad móvil donde se realizan las donaciones de sangre. En este sentido, durante la pandemia Itziar no se ha despegado del teléfono en busca de donantes. Un periodo en el que han notado muy de cerca la solidaridad de la gente, que se ha volcado con la causa. “Hemos duplicado el número de donaciones durante estos meses de pandemia. Si antes teníamos entre 10 y 15 mensuales, ahora no hemos bajado de los treinta”, reconoce.

Una respuesta social a la altura en las peores circunstancias, pero como bien dice Itziar Goiri, siempre necesaria. “Nunca se sabe cuando te puede pasar algo a ti, un accidente, una operación o lo que sea, para la que necesites sangre. Por eso es fundamental contar con reservas y con donantes fieles”, esgrime.

Precisamente, cuando algunos de ellos han tenido que dejar de donar por salud o algún tratamiento médico que se lo impide, se han llevado todo un disgusto e, incluso, han llorado.

Por si fuera poco, su compromiso social no tiene límites, y a la labor que desempeñan a través de Odol Argia se le suma la gestión del banco de alimentos de Derio. Una tarea con la que colaboran en la distribución de alimentos para que a ninguna familia le falte comida.

“Lo que queremos es fidelizar a la juventud como donantes, para que se mantengan en el tiempo”

“Durante la pandemia no hemos bajado de los treinta donantes mensuales”

Presidenta de Odol Argia