Los amantes del cable esquí o wakepark están de enhorabuena ya que el wakepark de Gatika, primer centro de estas características en Euskadi, ha reabierto sus puertas con la nueva fase de desescalada. Ubicado en Gatika, en el lago artificial de la antigua cervecera Lakuetxe, muy próximo al castillo de Butrón, los 10.000 metros de extensión del lago y los 19.857 metros en total del área natural que componen las instalaciones permiten “garantizar la distancia social” y cumplir con “los requisitos sanitarios”, asegura su promotor, Josi Lekanda, ilusionado con volver a abrir un negocio que inauguró en septiembre del año pasado y en el que invirtió todos sus ahorros.

Ha sido difícil. No llevaba ni un año abierto. Estuvimos operativos hasta noviembre y luego cerramos en invierno. Ahora en primavera que la gente iba a poder disfrutar de las instalaciones, llega la pandemia y en marzo tuvimos que cerrar”, lamenta sobre los reveses sufridos por la crisis sanitaria en un proyecto en el que se ha dejado el “alma” fruto de su pasión por los deportes acuáticos. “Cuando me embarqué en este proyecto lo hice para disfrutar de la vida, no para forrarme”, aclara.

De este modo, al igual que miles de emprendedores, trata ahora de remontar el vuelo y se muestra ilusionado con la temporada estival. “Hemos aprovechado para acondicionar las instalaciones y ofrecemos todas las garantías sanitarias. Disponemos de un amplio espacio, más de 10.000 metros cuadrados, y la distancia social se cumple a la perfección”, detalla. Para ello, controlará el aforo “muy por debajo” de la capacidad del complejo con el objetivo de que los usuarios puedan disfrutarlo con “tranquilidad”. “En el cable esquí los turnos van de uno en uno, no hay contacto, y se desinfectan los chalecos salvavidas cada vez que se utilizan y también el palonier al que se agarran para ser guiados por las dos torres distanciadas en 110 metros de longitud”, detalla.

En este sentido, además de esta actividad acuática se pueden practicar otras y dispone de canoas y tablas de paddle surf por “diez euros la hora, así como espacios para practicar skate o yoga. Igualmente, el centro cuenta con una amplia zona de esparcimiento con servicio de terraza. “Las mesas y sillas están ampliamente separadas entre sí para que se respete la distancia y hemos dispuesto un sistema de mensajería para que los clientes puedan solicitar y pagar las consumiciones a través del teléfono móvil y “no tengan que tocar nada”, señala.

De nuevo en marcha, Lekanda confía en alargar “hasta noviembre” el funcionamiento de unas instalaciones que abren todos los días de diez de la mañana a once de la noche, salvo los lunes cuyo servicio es de tarde, de seis a once. “Todo bajo reserva”, matiza, para poder controlar el aforo.