Amurrio - Doce vecinas de Amurrio han abierto las puertas de su casa y de su corazón para narrar la historia de su vida, doce testimonios que han sido recogidos por la escritora y periodista Inma Roiz en el libro Nosotras también contamos a iniciativa y propuesta del Ayuntamiento de la villa, en concreto, de su Área de Igualdad. Son “doce relatos novelados con perspectiva de género que recuperan, de viva voz y acompañados de fotografías, la memoria histórica de quienes nos precedieron para que no quede en el olvido”, describe la autora.

Begoña Álava Mendieta, las hermanas Albizua Berganza, Charo Albizua Unanue, Loli Almanchel Ramos, Azucena Gómez Bikarregi, Eufemia Gómez Díaz, Rosa Mari Ibáñez de Elejalde Lavín, Begoña Isusi Baqué, Marian Mendibil Fernández, María Núñez Pulido, María Jesús Yarza Bárcena y Felisa Zurimendi Berganza, son las protagonistas de la publicación. “Son mujeres trabajadoras, fuertes y libres dentro de sus circunstancias y con una gran capacidad de adaptarse a un mundo tan cambiante. Sin saberlo ni pretenderlo lucharon desde la sombra a favor de la igualdad y sus voces son las de la experiencia y el aprendizaje”, resume Roiz.

Es el caso de Rosa Mari Ibáñez de Elejalde, pionera en la comarca al volante de vehículos de transporte público. En 1968, nada más casarse, se sacó el carné de primera para poder conducir un taxi y en 1972 para llevar autobuses. “Aún recuerdo la mirada de los hombres camioneros cuando me presenté al examen. Les impactó mi presencia”, recuerda. Su mayor orgullo es que “lo saqué a la primera”.

La historia de Begoña Álava Mendieta es la de una profesora de barrio de finales de los 60. Impartió clases en el colegio de San José y recuerda con especial cariño “mis tres primeros cursos”. Su vocación docente le llegó “gracias a una profesora que tuve de pequeña, la señorita Mari”.

Las hermanas Albizua Berganza, por su parte, representan a esa generación de niñas que tuvieron que ponerse al frente de las tareas del hogar cuando sus padres decidieron abrir un bar (el Mendiko) en la planta baja del caserío familiar. Mujer de gran fortaleza es Charo Albizua Unanue, ligada a la tierra y al duro trabajo en el baserri. “Ayudé a mis padres desde bien pequeña. Me casé, tuve hijos y seguí arreando con todo para sacar adelante a la familia”. Su marido era su cómplice: “trabajaba en una empresa mientras yo estaba en casa con los hijos y el ganado pero que siempre ha estado a mi lado”.

Loli Almanchel es presentada como el alma del barrio San José. Tuvo que abandonar los estudios con 12 años “porque en aquella sociedad patriarcal a los chicos los enfilaban hacia la FP y a las chicas hacia el matrimonio o a servir en casas”. Con ella lo intentaron “pero siempre he sido muy contestataria” y se buscó la vida como dependienta, camarera, operaria, conductora de autobús... En 1973 marcó un hito al convertirse en la primera mujer concejala de la corporación con la plataforma ciudadana Amurrio Aukera.

Otros ejemplos de mujeres que rompieron barreras son los de Azuzena Gómez Bikarregi quien llegó desde Santurtzi a finales de los 70 a Amurrio para ejercer de enfermera y matrona. O Eufemia Gómez Díaz, una apasionada por el atletismo que se presentaba a todas las carreras “en una época donde no esperaban presencia femenina”. También se recoge el testimonio de Begoña Isusi Baqué, quien en plena posguerra decidió estudiar Químicas y dedicarse a la docencia. O Marian Mendibil Fernández, que empezó a ayudar en el bar familiar con 12 años, “al terminar las clases en el cole”. María Nuñez Pulido dejó atrás su Andalucía natal y sembró para su familia abriendo una tienda de golosinas en San José. O la farmacéutica María Jesús Yarza, o Felisa Zurimendi Berganza quien, con un padre enfermo y dos hermanos en la guerra, a los 13 años empezó a trabajar en la empresa Mariano Corral calcando planos para ayudar a la economía familiar.