- Aita Guria, el barco botado en 2005 y abierto como centro de interpretación de la pesca de la ballena un año después, tiene fecha de caducidad. Réplica de un ballenero vasco del siglo XVII, su construcción fue una de las principales inversiones realizadas en Bermeo durante las dos últimas décadas, por encima de 4 millones de coste de dinero público. Pero su singladura ha estado repleta de problemas, tanto técnicos como administrativos, además de estar envuelto en intensas disputas políticas. Con enormes pérdidas económicas desde que tocara agua, el Ayuntamiento costero ha decidido poner fin a su corta historia desmantelando su estructura. Restaurarlo costaría un millón de euros, un gasto inasumible hoy en día.

Un primer informe de 2009 ya alertaba de la mala situación del Aita Guria. Sin embargo, ha sido uno mucho más reciente el que ha terminado por decantar la decisión en favor de su desmantelamiento. “En los informes que el anterior gobierno municipal -gobernado por EH Bildu bajo la makila de Idurre Bideguren- encargó a una empresa de ingeniería naval y que ha recibido el Ayuntamiento en los últimos meses” se estipula que “la situación de toda la estructura construida en 2003 es muy mala”, según dieron ayer a conocer desde la administración local, ahora encabezada por Aritz Abaroa (PNV). Así, el dictamen afirma que “lo más lógico es considerar que no se puede aprovechar nada de lo construido ese año”. No en vano, cita que “el material que se utilizó para la estructura de madera no fue de calidad”, aún y cuando las características de la construcción del ballenero -que tiene una eslora de 35 metros y una manga de 7,5 metros, dotado además en sus inicios de un palo mayor de 35 metros de altura- señalanç que está elaborado con iroko, abeto douglas y eucaliptus. Probablemente, “se trate de una variedad de pino de baja calidad y/o con poco tiempo de secado desde la sierra”, refiere el citado texto. “A todo esto hay que añadir que el tratamiento que se utilizó para dar forma curva a la madera fue agresivo, deteriorando aún más su poca calidad”, concluye.

El alto coste de recuperar la réplica del ballenero, insoportable actualmente para el estado de las arcas municipales, no ayuda a su recuperación. Menos, si cabe, en una época como la actual, con el gobierno municipal con el foco inversor puesto en la reactivación social y económica de la crisis del coronavirus. “Las obras de restauración costarían casi un millón de euros”, según reconocieron fuentes municipales. “A todo ello habría que añadir, además, el coste de mantener el ballenero en el carro, su correcto mantenimiento una vez realizadas las obras de restauración y el seguro anual”. Demasiado para la maltrecha economía del Consistorio bermeotarra. “El dinero de todas las inversiones presupuestarias de un año no sería ni siquiera suficiente” para reflotarlo, según afirman.

El valor patrimonial, según el citado informe, no será ningún lastre para evitar la desaparición del Aita Guria. “Teniendo en cuenta que se trata de una recreación”, apunta, “no ajustada suficientemente a criterios históricos y científicos, la pérdida física del Aita Guria no supone la pérdida de patrimonio cultural o histórico del pueblo de Bermeo”, concluyen.

Por último, su situación actual tampoco es la mejor para la atracción de visitantes, su principal cometido desde que se convirtiera en centro de interpretación. Los turistas tienen en Bermeo otro banderín de enganche mucho más potente, como es el caso del entorno de San Juan de Gaztelugatxe. “De hecho, había perdido el mástil y las velas como consecuencia de las fuertes y continuadas ráfagas de viento”, que lo dejó casi desarbolado en enero de 2010. “Posteriormente su situación ha empeorado y ha pasado el último año subido al carro sin recibir visitas”, detallan.

El Consistorio dio un último dato para dar la puntilla al buque, que fue construido con financiación municipal, de la Diputación Foral de Bizkaia y del Gobierno vasco para, entre otros objetivos, recuperar la actividad tradicional de los astilleros de ribera en el Cantábrico. Y es que el ballenero ha sido un lastre para las cuentas municipales durante los trece años que ha estado en marcha. Según explican, “ha tenido desde 2006 hasta 2019 un gasto de 2.277.555 euros y, sin embargo, ha generado unos ingresos de 177.550 euros. Es decir, su capacidad de financiación ha sido solo del 7,8%”.

En paralelo a su situación, agudizada sobre todo después de que un primer informe fechado en 2009 aludiera ya a la mala situación del Aita Guria -un proyecto puesto en marcha en tiempos del exalcalde Juan Karlos Goienetxea (EA)-, el tema ha generado serios encontronazos entre PNV y EH Bildu estos últimos años. Las discrepancias se han basado en el mantenimiento al que ha sido sometido el ballenero y en su propia construcción en los astilleros de la villa marinera. Sea como fuere, finalmente todos los intentos por mantener en flote al Aita Guria han hecho aguas.