LA cercanía de la costa, el mantenimiento de las tradiciones más arraigadas, la firme apuesta por la innovación, y un corazón generoso. Son valores que Eskuinaldea cultiva cada año con el objetivo de superarse, avanzar y crecer como sociedad. Una comarca que disfruta de la brisa marina y un litoral idóneo para sentir el aire libre, con actividades de ocio y deportivas como las que llevan a cabo una serie de vecinos y vecinas, que con su esfuerzo y trabajo merecen ser protagonistas y recibir un cálido reconocimiento. Su aportación se verá recompensada en los XIV Laboral Kutxa DEIA Hemendik Sariak, que se celebrarán el próximo jueves en Kurtzio Kultur Aretoa de Sopela, a las 18.30 horas, con el ánimo de reconocer y aplaudir a personas, asociaciones, entidades y empresas de esta gran comarca.

Uno de los nombres propios de estos premios será el de Esteban Gaubeka. El delantero de Armintza, nacido en 1977, comenzó a forjar su senda en la pala profesional hace casi dos décadas, en el frontón del Club Deportivo de Alameda Rekalde. "Empecé a jugar a pala desde crío, con 10 ó 12 años. Metía muchas horas en el frontón de Armintza con los amigos", relata echando la vista atrás. A nivel profesional, lleva casi dos décadas en los frontones. Su espíritu competitivo le ha permitido conquistar numerosas txapelas y seguir en lo más alto con el paso del tiempo. "Ya llevo seis txapelas individuales y son los títulos que más ilusión me hacen, aunque me gustaría conquistar una séptima, claro está", reconoce Gaubeka.

La gala de los XIV Laboral Kutxa DEIA Hemendik Sariak también reconocerá a Sopelako Triatloi Taldea. En 2007, dos amigos decidieron fundar un club de triatlón en Sopela, con el objetivo de dinamizar esta modalidad deportiva en la comarca. Así fue como se empezó a gestar Sopela Hirubi Triatlon, que lleva en marcha catorce años. No obstante, a su presidente, Ekain Araiz, le entró el gusanillo del triatlón con anterioridad. "Me comenzó a gustar en 1999, a raíz de leer un artículo en una revista. Por aquel entonces jugaba a fútbol y empecé a practicar este deporte. Junto a unos amigos, con el paso del tiempo decidimos crear un club en Uribe Kosta y, definitivamente, en 2007 lo formalizamos con la fundación del club", explica. Desde entonces, las cosas les han ido de maravilla. Actualmente, el equipo lo forman treinta deportistas que compiten tanto a nivel local, como estatal e internacional.

Pero, más allá de su espíritu competitivo y de superación, si algo caracteriza a este club es su carácter solidario. Habitualmente colaboran con causas altruistas y promueven eventos deportivos en la localidad a lo largo del año. Para los deportistas federados organizan anualmente en febrero un duatlón, pero también preparan competiciones de carácter más popular. Uno de ellos es el duatloi txiki, enfocado a los más pequeños, y otro, la San Silvestre de Larrabasterra, una cita con una clara vertiente solidaria. Y es que todo el dinero recaudado lo destinan a organizaciones benéficas. Precisamente, después de tener que cancelar el año pasado la tradicional prueba navideña, este año confían en poder retomarla. "Esperemos que sí y las condiciones sanitarias lo permitan", resume Araiz, un deportista nato que entre sus próximos retos baraja disputar un Ironman. "El año que viene me gustaría disputar uno, pero no sé dónde. En estos momentos es difícil hacer planes a largo plazo", sostiene.

Justamente, con el triatlón y con los Ironman está relacionado el gorliztarra Ander Irigoyen, que, en este sentido, ya es un hombre de hierro. Músculo, tesón, mentalidad, esfuerzo, concentración, fuerza, superación€ Muchas palabras acompañan a este joven de 25 años, que no olvidará este 2021. Ha sido el año en el que ha atrapado un sueño: participar en su primer Ironman. "El objetivo principal de este año ya lo he cumplido: corrí mi primer Ironman el 25 de septiembre, en Mallorca. No era de la franquicia Ironman, pero la distancia era la misma. Salió todo bastante bien. Fue un día durísimo, porque había una humedad de locos, de casi el 100% y 33 grados. Al parecer, toda la semana anterior había estado lloviendo y justo el primer día que hizo bueno era la carrera y toda la tierra que estaba mojada y húmeda salió hacia arriba y se convirtió en un infierno. Un sálvese quien pueda", cuenta Ander. ¡Madre mía! Pero el gorliztarra no se vino abajo y no solo completó la prueba, sino que consiguió un gran resultado. "Yo iba muy centrado en cumplir mi objetivo de cruzar la línea de meta, hacer mi carrera. La gente caía como moscas por el clima y aunque, yo creo que todos pensaríamos en más de un momento en retirarnos, logré cruzar el tercero de la general y luego el segundo en profesionales, solo a diez minutos del primero, que en nueve horas de carrera tampoco es mucha diferencia. Así que contentísimo", reconoce este campeón, que, a buen seguro, dará muchas alegrías a su municipio y a su comarca. "Sueño con dedicarme a la distancia de Ironman", proclama. Por eso, ya el próximo año, sus piernas seguirán corriendo hacia desafíos que a los humanos se nos antojan imposibles. "Mi idea es competir en dos Ironman, uno en mayo, que es el campeonato de España, que se celebrará en Girona, en Platja d'Aro, y luego repetir el de Mallorca en septiembre. Me marco el objetivo de completar los dos a un buen nivel", explica. Y todo ello con un club, el ANB Triathlon Team, que tiene bien definida su meta. "Lo creó un amigo íntimo mío y la idea siempre ha sido que conformara una pequeña familia y estuviera enfocado a las pruebas de larga distancia. En el equipo aspiramos a que todos los que formen parte de él dispongan de un sueldo digno y puedan dedicarse al cien por cien al triatlón y que el gasto sea el mínimo, en cuanto a las bicis, material nuevo€ Un reto complicado porque es un deporte costoso. Algunos sí están cobrando más o menos bien y dedicándose a ello, pero de momento para todos no se puede. Seguimos trabajando pico y pala para lograrlo, porque yo soy deportista pero también me involucro con el equipo", expone el gorliztarra.

Y del hierro al oro y al bronce. Otro de los premios del próximo jueves irá para las chicas de oro en el campeonato de sokatira, Itziar Ansoleaga y Ainhoa Ortega, y el chico de bronce, Aitor Ugarte, de Urduliz. Compartiendo afición deportiva por el running con unas amigas surgió la afición por la sokatira para Ainhoa Ortega. "Íbamos a correr en cuadrilla y los novios de algunas de ellas practicaban sokatira en el club Iparralde de Urduliz", señala. Así germinó la semilla de este deporte que tantas alegrías les ha reportado. Tras un paréntesis, en 2015 retornó a la competición y desde entonces no ha dejado de cosechar éxitos. Sin ir más lejos, recientemente tanto Ainhoa como su compañera del club Gaztedi Itziar Ansoleaga se colgaron el oro por equipos y por selecciones. Además de su compañero Aitor Ugarte, que conquistó el bronce por equipos. "Vivir el Mundial de Getxo ha sido una gran experiencia y una gran oportunidad para que la familia pueda vernos de cerca", resume. Y es que, tanto Ainhoa como Itziar ya sabían lo que era tocar la gloria tras conquistar el oro en el Mundial de China en 2018. Antes habían compartido muchas tiradas en el club Aitzazpe de Urduliz y en campeonatos. En el caso de Aitor, fue tirador también de Iparralde, luego de Aitzazpe y ahora Gaztedi. Por su parte, Ainhoa asegura que disputar el Mundial en Getxo ha significado volver atrás en el tiempo. "Estuve en el Mundial de Getxo de 1996, en el que quedamos terceras", recuerda. Sin embargo, ahora la experiencia ha sido clave y les ha permitido subirse a lo más alto del podio. "Muchas de las compañeras que formamos ahora Gaztedi nos hemos reenganchado a la sokatira después de unos años de paréntesis", afirma. Después de colgarse el oro, ahora quieren seguir brillando. "Queremos más oros", destaca enfocada ya en la temporada de goma. "Tenemos los campeonatos de Bizkaia y Euskadi, y ahí se verá quién va a estar en el Mundial de Holanda", concluye.

Misma pasión pero en familia comparten Aingeru Nogales, su marido Iñaki Fernández y sus hijas Odei e Izar. En su casa, la sokatira está presente las 24 horas del día. Ambos llevan ligados a este deporte desde hace muchos años y sus hijas, Odei e Izar, de 22 y 19 años, respectivamente, también han heredado la pasión de sus progenitores. Una afición repleta de sacrificios y dedicación a lo largo de una amplia trayectoria deportiva que les han llevado a vivir algo único: disputar en familia el Mundial de sokatira celebrado recientemente en Getxo, en el que lograron colgarse el oro compitiendo por selecciones con Euskadi y a nivel de clubes, con Gaztedi.

"Ganar en casa ha sido la mejor experiencia de mi vida", destaca Aingeru Nogales, que también obtuvo el oro en el mundial de China en 2018, pero que no cambia por el doblete logrado recientemente con Basque Country y Gaztedi. Y es que pudo disfrutar de la experiencia junto a los suyos. "Ha sido un Mundial muy especial en el que he podido tirar con mis hijas", confiesa. Tanto Aingeru como su marido Iñaki comenzaron a dar sus primeros pasos en este deporte en el club berangoztarra Torrekolanda. "Con 19 años, en unas fiestas de Santa Ana, a raíz de un campeonato de Euskadi, me enganché a este deporte y también conocí a mi marido", rememora. Poco después, empezó a competir y, tras un parón de 17 años en el que se dedicó a practicar otros deportes, en 2016 se enroló en las filas del Gaztedi. Holanda, Inglaterra, Suecia, China, Sudáfrica e Irlanda son algunos de los países en los que Aingeru ha competido logrando destacados éxitos. Por su parte, su marido Iñaki, además de en las filas del Torrekolanda, también compitió con el Iparralde de Urduliz y ahora con el Gaztedi. Precisamente, sus hijas se aficionaron a este deporte en una fiesta de aniversario del club. "Fueron al cincuenta aniversario y les gustó mucho", detalla Aingeru, sumamente orgullosa de que toda la familia pueda compartir la misma afición. "Nos sentimos afortunados de que en casa nos guste a todo el mundo porque, en mi caso, llevo tres años sin vacaciones por la sokatira", admite.

La genética deportiva de esta comarca también encuentra a un enorme representante en Asier García. Leioa puede presumir de un embajador de lujo. Un verdadero campeón. Es un ejemplo y una referencia. El capitán de la selección española de baloncesto adaptado acumula minutos y minutos en la cancha por excelencia: la de los Juegos Paralímpicos. Posee un diploma olímpico por su quinto puesto en los Juegos de Londres 2012 y una medalla de plata conseguida en los Juegos de Río de Janeiro 2016. En la última cita de Tokio, el pasado verano, el equipo estatal peleó con ahínco por el bronce hasta el final, pero se lo colgó Gran Bretaña.

Con su equipo, el Bidaideak Bilbao BSR, la campaña que ha finalizado este año fue redonda. Por segundo curso consecutivo, Asier se erigió en el MVP de la División de Honor -en la de 2020 también figuraba como el más valorado hasta que se suspendió el campeonato por el coronavirus-, aupando al Bidaideak al primer título liguero en su historia. Y mucho más: "Hemos hecho una temporada irrepetible al ganar una liga, ser finalistas de la Copa y quedar entre los cuatro primeros en la Champions", admite, incombustible, pieza fundamental, trabajador y con ganas de seguir así a sus 40 años.

Asier comenzó a practicar baloncesto adaptado tras sufrir un accidente de tren a los 13 años. Tras centrarse en sus estudios y licenciarse en Informática en la Universidad de Deusto, se trasladó a la ciudad condal para jugar en el F.C. Barcelona, donde militó dos temporadas. Las siguientes dos campañas las disputó en Toledo y Getafe, periodo tras el que decidió regresar a Bilbao. Desde hace diez años, integra la plantilla del Bilbao Bidaideak. Es decir, suma más de veinte años en las canchas y sigue disfrutando como el que más. "Cada día me pongo retos, siempre quiero mejorar, soy autoexigente y competitivo", destaca.

Más que deporte En la ceremonia de Sopela también habrá hueco para la cultura. En este sentido, la asociación Gertuko de Barrika será una de las distinguidas. Se fundó en 2009. Originalmente, se creó por parte de un grupo de vecinos de la localidad como reacción al Plan General de Ordenación Urbana de la época. Constituyeron la asociación y después de que ese plan no se aprobase, viraron el rumbo hacia lo cultural. "Yo entré a formar parte en 2011 y aposté por llevar a cabo acciones culturales", confirma el actual presidente José Manuel Cacho. Desde entonces, gracias sobre todo al voluntariado, anualmente impulsan actividades para dinamizar la vida cultural del municipio. "Organizamos un cine fórum mensual durante el invierno y también un libro fórum", indica. También cuentan con un equipo que lleva más de siete años trabajando en un proyecto sobre la toponimia local y otro grupo para practicar inglés. Además, mensualmente ofrecen charlas divulgativas sobre diversos ámbitos, así como audiciones musicales, actividades infantiles por Navidad, excursiones y colaboran en el concurso de tostadas de Carnaval. En total, la asociación está formada actualmente por 75 socios. "Nuestro principal reto de cara al futuro consiste en promover propuestas para un perfil de socios más joven", sostiene Cacho, en relación a ese relevo generacional tan necesario en cualquier tejido asociativo.

La entrega de estos galardones propiciará momentos para brindar y, en especial, cuando se le entregue el premio al restaurante Arrarte. Es un lugar muy vinculado a Plentzia. Es parte de su día a día, de su actividad, de su energía y de su fisonomía. No en vano, lleva desde 1960 acompañando a la localidad, a sus vecinos, a los cambios, a los nuevos tiempos€ Arrarte fue, es y será un punto de encuentro, ese comedor para salivar, ese establecimiento que siempre se involucra en las celebraciones, que imprime vida a la villa€ "Lo cogieron mis aitxitxes, luego mis aitas y yo ya he cumplido aquí 35 años", repasa Edu Arrarte. Es una familia muy querida en Plentzia, un municipio que demuestra su unión siempre que hace falta.

Arrarte es sinónimo de menús del día y de fin de semana, de pedidos a domicilio, pero, sobre todo, su nombre está ligado a un plato: paella de bogavante. "Tiene mucho tirón", asegura Edu. Ya se pudo observar la pintaza que tiene hace poco en el programa A bocados, de ETB-2. Arrarte, el eterno Camay, sigue posando años en su barra y en su característica terraza mirando a la ría. Incluso, haciendo frente a la pandemia, que fue cruel, pero que a nivel del negocio, no pudo derribar al equipo de Edu. "Dentro de lo que cabe, lo salvamos bien. No me puedo quejar. Yo decidí no parar en ningún momento", recuerda.

Otro foco solidario de la tarde correrá a cargo del taller de costura de Romo. Este grupo de unas once mujeres lo borda, en todos los sentidos. No solo confeccionan prendas estupendas, sino que sirven para ayudar a quienes más lo necesitan. Y es que las mujeres que acuden a este curso para mayores en la Romo Kultur Etxea realizan exposiciones en las que venden la ropa que cosen y la recaudación la destinan para contribuir con alguna entidad social. "Empezamos con la Cruz Roja, luego con la Cuadri del Hospi y ahora hemos donado dos veces ya a Aspanovas, la Asociación de Madres y Padres de Niñas, Niños y Adolescentes con Cáncer de Bizkaia", indica Arantza Arteagagoitia. El buen corazón de estas mujeres está reflejado en cada puntada, en cada dobladillo, en cada botón. Además, todo el material que utilizan sale de su bolsillo. Pero es que, especialmente, las causas en las que están implicados los niños hacen que la naturaleza generosa de estas getxotarras crezca más.

Toda la ropa es fruto de horas cosiendo entre amigas, "con nuestra otra familia", como destacan las integrantes de este taller. "Cuando mi marido murió, yo no quería quedarme en casa sola", comenta Arantza. Este es su refugio. Por eso, se apuntó a esta iniciativa, que precisamente, busca eso: que las mujeres socialicen, que tengan relación entre ellas, que hablen, que se conozcan, que hagan planes... Es un taller, que además, forma parte del programa Getxo Lagunkoia, que persigue que el municipio sea amigable con sus mayores.