Una vez más el poder evocador, casi mágico, que tiene el conjunto ferro molinero medieval de El Pobal se puso de relieve ayer durante el desarrollo de la primera de las dos jornadas del programa MusEkintza que van a tener a la música tradicional de la txalaparta y la danza vertical contemporánea como protagonistas en este vetusto entorno muskiztarra donde naturaleza y civilización compusieron un escenario idóneo para hacer volar la imaginación. No en vano, las fornidas paredes de la ferrería de El Pobal, que engarzan como anillo al dedo con las maderas que las revisten y engalanan, se estremecieron ayer con el espectáculo que llevaron a cabo los miembros del grupo de música tradicional vasca Oreka TX -Arkaitz Martínez de San Vicente, Mikel Ugarte y el percusionista Eneko Egia- y por la bailarina de danza contemporánea vertical Janire Etxabe, fundadora de la compañía Harrobi Dantza Bertikala que fusiona danza vertical y creación contemporánea con la cultura e identidad vasca.

"Parte del espíritu de MusEkintza es adaptar la música a los espacios donde se va a actuar y para ello giramos varias visitas previas a la ferrería junto con el ferrón Luisma Turuelo para ver los componentes de la instalación y vimos que era un poco como nuestra casa ya que la madera y la piedra son parte fundamental del edificio, junto con el hierro que aquí se trabaja en las visitas guiadas, y elementos que forman parte de la base de nuestro proyecto. A ello se unía sorprendentemente un bosque de bambú, un material que llevamos trabajando en la txalaparta desde hace varios años a raíz de un viaje que hicimos por Nueva Caledonia", señalaba Arkaitz Martínez de San Vicente poco antes de comenzar la función que supo sacar partido a los diversos escenarios del conjunto cultural.

"Para nosotros estos materiales que conforman El Pobal son muy actuales pero también muy primitivos. Así las piedras que empezaron a afilarse hace 25.000 años ahora están afinadas pero el material es el mismo. La piedra es un valor en sí misma como lo es la madera o el bambú que se utilizaría desde la antigüedad o el hierro. Son materiales que se mantienen en el tiempo en su manera original por así decirlo y lo que hemos intentado con este proyecto es adaptar nuestra música a un espacio tan cercano a nuestra propia realidad musical", sostenía Martínez de San Vicente.

Fue cerca de una hora de lujo escénico en el que la delicadeza se apoderó de la inmensa pared principal de la fragua donde el medio centenar de espectadores pudieron seguir los gráciles movimientos que la bailarina Janire Etxabe ejecutaba colgada de una cuerda anclada en el techo más de 9 metros del suelo y que aprovechaba la pared de la fragua como escenario. "Solemos bailar aprovechando las paredes, aunque últimamente utilizamos el péndulo más en la zona central de los escenarios, pero la verdad es que hacerlo en esta pared de la fragua de El Pobal ha sido particularmente gratificante sobre todo pensando en el bagaje histórico que atesoran estas construcciones pensadas para el trabajo del hierro", destacaba Janire quien se desenvolvía con gracia al ritmo de la txalaparta ferrona por una pared iluminada en la que fluían desde bandadas de pájaros, cielos de un azul exquisito, y las enormes llamas que parecían surgir de la propia fragua del herrero.

"Adaptarme al espacio y que sea el espacio el que crea la pieza en sí es una de las cosas que mas me gusta de este proyecto. No es que traes una pieza preparada y la haces en el espacio. Aquí es el espacio el que tiene peso para crear la pieza", valoraba Janire quien ejemplificaba la dificultad en la propia altura del escenario. "Para mí, nueve metros es poquito ya que estoy acostumbrada a trabajar con paredes mucho más altas. Por eso, una de las cosas que más me ha costado de este espacio ha sido adaptarme a esa poca altura ya que los movimientos son mucho más limitados que cuando tienes mucho más péndulo", explicaba la artista quien reconocía que esta experiencia "pone de relieve que aún queda mucho por hacer en la danza vertical. A nivel personal creo que tengo que experimentar mucho todavía como sucede con este proyecto en la fragua".

Tintineo Una fragua que era atendida con primor por el ferrón titular de la instalación foral, Luisma Turuelo, quien asumió sin mayores complicaciones su papel de invitado honorífico en esta performance donde cultura musical y danza moderna se valían primero de los sones del repique y el tintineo del martillo sobre el hierro en el yunque y posteriormente del poderoso martillo pilón que las aguas del Barbadun ponen en movimiento a voluntad de los ferrones que atienden el fuego del hogar. "No es la primera vez que la fragua se utiliza como un recurso sonoro para otros proyectos, hemos llegado a tocar una txalaparta metálica con barras de hierro incandescentes, pero en este tal vez haya sido mayor su protagonismo porque de alguna manera la txalaparta se ha fusionado, ha colaborado con el ritmo propio del trabajo del herrero", comentaba un Turuelo muy metido en su cometido de instrumentista.

La jornada MusEkintza, que volverá a reeditarse el próximo 11 de junio, utilizó también el estrecho pasillo de la carbonera para ejecutar un pieza sobre un único tablón que los txalapartaris, Arkaitz y Mikel, sostuvieron en el aire con una cuerda atada a sus cinturas en un alarde técnico muy reconocido por los asistentes a la jornada. No obstante, una de las sorpresas de la jornada se produjo en el cercano bambusal de la ferrería, aledaño al río Barbadun. Allí, Oreka TX había preparado un pequeño taller donde los asistentes -sobre todo las niñas y niños presentes- pudieron divertirse ejecutando la escala musical con cañas de bambú de diferentes medidas para obtener diferentes notas con las cuales ir creando una pequeña melodía.

Para ello, los visitantes se distribuyeron en grupos que iban siguiendo alternativamente el ritmo que los txalapartaris marcaban y que a la postre les permitió hacer un ejercicio de improvisación que acabó con una sonora despedida al unísono de los "bambuseros". Una jornada singular en El Pobal a cargo de Oreka TX y Harrobi Dantza Bertikala que el próximo día 15 de marzo inaugurarán en el Kursaal donostiarra la obra Dendu. Mientras, Luisma seguirá marcando el ritmo de la ferrería.